Es la primera vez en la historia electoral de Loreto – contabilizada a partir de los comicios de retorno a la democracia en 1980 – que un candidato ganador en primera vuelta para elegir Presidente de la República obtiene tan bajos porcentajes totales.
El porcentaje obtenido por Ollanta Humala en las elecciones del 9 de abril sólo alcanza, según los datos de la ONPE, el 29%, nueve puntos más que su cercano competidor, Valentín Paniagua. Este es un triunfo pírrico (a nivel nacional, Humala no llega al 31% y - según la primera encuesta nacional de DATUM publicada ayer - perdería ante Alan García la segunda vuelta por 8 puntos de diferencia), pero además un récord nada edificante para un candidato presidencial que se considera el abanderado de los pobres y las causas amazónicas.
Si revisamos la historia (aplicando el método de los votos válidamente emitidos), veremos que todos los ganadores en primera vuelta presidencial han tenido porcentajes cercanos o superiores a la mayoría absoluta.
En 1980, el arquitecto Fernando Belaúnde, recién regresado del exilio que le infligió el nefasto “velascato”, representando a Acción Popular, logró obtener el 66.1% de los votos.
En 1985, el desbocado y juvenil Alan García, vistiendo las sedas del APRA logró un porcentaje cercano al 54% de los votos válidamente emitidos en nivel nacional. En Loreto, llegó a obtener el 48.1%.
En 1990, Mario Vargas Llosa, a pesar de haber perdido la elección final en segunda vuelta, representando al Fredemo (AP, PPC y Movimiento Libertad) conquistó un magnífico 53%, lejos de Alberto Fujimori. Este fue el departamento en el que Vargas Llosa logró mayor votación por circunscripción a nivel nacional.
En 1995, Fujimori, ya convertido en dictador y tentando la reelección, consiguió un fuerte 54%, aún cuando Loreto nunca lo haya visto con ojitos chinitos y cortesanías diversas.
El año 2000, ante el empecinamiento permitido para usurpar el poder de modo ilegal e ilegítimo, Fujimori fue detenido por la sorprendente candidatura de Alejandro Toledo, quien, representando a la resistencia democrática, bajo las reglas fraudulentas de dicho proceso, aún así logro el 49.7% de la votación. En el año 2001, restaurada la democracia y convocados los nuevos comicios, presentándose otra vez el propio Toledo, logró un descomunal 62% en primera vuelta (y 72% en segunda).
Todos estos resultados logrados por los ganadores de comicios en Loreto de algún modo eso pone un parche para que quienes se sienten ensoberbecidos por este triunfo menor, empequeñecido, de Humala. Además una advertencia para que vean primero cuáles fueron las consideraciones por las que una región en la que, como los casos mostrados anteriormente - usando una metáfora futbolística - los ganadores lo hacen por goleada, en esta ocasión sólo lo hayan hecho por un gol de diferencia, de penal y con el equipo metido en el arco, pidiendo angustiosamente y casi a gritos la culminación del partido antes del tiempo suplementario.
El porcentaje obtenido por Ollanta Humala en las elecciones del 9 de abril sólo alcanza, según los datos de la ONPE, el 29%, nueve puntos más que su cercano competidor, Valentín Paniagua. Este es un triunfo pírrico (a nivel nacional, Humala no llega al 31% y - según la primera encuesta nacional de DATUM publicada ayer - perdería ante Alan García la segunda vuelta por 8 puntos de diferencia), pero además un récord nada edificante para un candidato presidencial que se considera el abanderado de los pobres y las causas amazónicas.
Si revisamos la historia (aplicando el método de los votos válidamente emitidos), veremos que todos los ganadores en primera vuelta presidencial han tenido porcentajes cercanos o superiores a la mayoría absoluta.
En 1980, el arquitecto Fernando Belaúnde, recién regresado del exilio que le infligió el nefasto “velascato”, representando a Acción Popular, logró obtener el 66.1% de los votos.
En 1985, el desbocado y juvenil Alan García, vistiendo las sedas del APRA logró un porcentaje cercano al 54% de los votos válidamente emitidos en nivel nacional. En Loreto, llegó a obtener el 48.1%.
En 1990, Mario Vargas Llosa, a pesar de haber perdido la elección final en segunda vuelta, representando al Fredemo (AP, PPC y Movimiento Libertad) conquistó un magnífico 53%, lejos de Alberto Fujimori. Este fue el departamento en el que Vargas Llosa logró mayor votación por circunscripción a nivel nacional.
En 1995, Fujimori, ya convertido en dictador y tentando la reelección, consiguió un fuerte 54%, aún cuando Loreto nunca lo haya visto con ojitos chinitos y cortesanías diversas.
El año 2000, ante el empecinamiento permitido para usurpar el poder de modo ilegal e ilegítimo, Fujimori fue detenido por la sorprendente candidatura de Alejandro Toledo, quien, representando a la resistencia democrática, bajo las reglas fraudulentas de dicho proceso, aún así logro el 49.7% de la votación. En el año 2001, restaurada la democracia y convocados los nuevos comicios, presentándose otra vez el propio Toledo, logró un descomunal 62% en primera vuelta (y 72% en segunda).
Todos estos resultados logrados por los ganadores de comicios en Loreto de algún modo eso pone un parche para que quienes se sienten ensoberbecidos por este triunfo menor, empequeñecido, de Humala. Además una advertencia para que vean primero cuáles fueron las consideraciones por las que una región en la que, como los casos mostrados anteriormente - usando una metáfora futbolística - los ganadores lo hacen por goleada, en esta ocasión sólo lo hayan hecho por un gol de diferencia, de penal y con el equipo metido en el arco, pidiendo angustiosamente y casi a gritos la culminación del partido antes del tiempo suplementario.
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