25 abril 2006

PERU 2006: ENTRE LA RABIA Y LA AMNESIA

Estas han sido unas elecciones generales atípicas, donde hubo de todo menos ecuanimidad ni propuestas serias. La guerra sucia y el alto contenido de violencia verbal y física poblaron cada tramo de la campaña.

Luego de los resultados, y aún cuando el computo oficial de la ONPE increíblemente después de casi dos semanas no ha culminado (lo cual demuestra que una vez más el Estado, representado en la organización que preside Magdalena Chú es ineficiente y burocrático en extremo), es posible señalar que el candidato nacionalista Ollanta Humala disputará la segunda vuelta con el ex presidente Alan García, quien superó por escaso margen a la ex congresista Lourdes Flores, una de las grandes perdedoras de este proceso.

El voto hacia Humala, que roza el 31%, era más o menos un reflejo de lo que se podía dar, sólo que esta vez, dadas las circunstancias, es un porcentaje insuficiente para las aspiraciones del proyecto que enarbolaba. Digamos que era un voto emotivo, rabioso, anti sistema. Sin embargo, tampoco es fuerte y sólido. Sus opciones de vencer a García, que tiene poco más de 24%, en segunda vuelta son reducidas. Digamos que es más probable que el líder aprista se convierta nuevamente en Jefe de Estado que Humala sea sucesor de Alejandro Toledo.

El grave problema reside en que esta vez, los resultados nos harán optar a los peruanos entre dos opciones negativas e inadecuadas. Por un lado, el de Humala, que es un modelo estatista, populista, muy centrado en ideas de raza y simbología, además de ser un proyecto visiblemente autoritario que le haría mucho daño a la democracia peruana. Por otro lado, la opción de García, que es sólo gaseosa, muy verbal más que concreta, un premio a la amnesia para el político más demagógico que ha visto este país y el presidente del gobierno más inepto de la historia republicana.

De este escenario, que premia además el desgobierno, la corrupción y el cinismo (que, además, representa el fracaso de generaciones que padecieron el régimen 1985-1990), son culpables, por igual, los partidos políticos y la sociedad civil. Y allí también tiene culpa la candidata de Unidad Nacional, Lourdes Flores, quien hizo una pésima campaña que la ha colocado en un papel de nueva reincidente en la misma experiencia por la que pasó el año 2001, cuando se quedó por escaso margen ante el mismo García para la disputa por la segunda vuelta de las elecciones que finalmente ganó Toledo.

Una verdadera derrota también la de los candidatos pitufos como los de Valentín Paniagua, quien a pesar de que la ONPE señala que a nivel nacional a duras penas consigue menos del 6%, en nuestra región trepa a más del 20% y le permite conseguir un congresista al Frente de Centro. Así mismo sorprende el porcentaje logrado por el pastor evangélico Humberto Lay Sun, del grupo Restauración Nacional, quien se empina hasta un 4.5% a nivel nacional y 11% en Loreto, lo cual habla de buenas a primeras que la votación direccionada por las iglesias de denominación cristiana no tradicionales, además de la personalidad de un hombre mesurado y pacífico como Lay Sun.

El voto por Martha Chávez (más de 7% a nivel nacional) es una incógnita, pero en todo caso ha demostrado que el fujimorismo es una fuerza política bastante considerable, con una importante votación en el Congreso y un peso que le permitirá seguramente negociar algunas prebendas para el regreso sin problemas de su líder Alberto Fujimori.

Una catástrofe también para partidos chicos, y para candidaturas como las de Susana Villarán, Natale Amprimo, Alberto Borea, Javier Diez Canseco o Luis Guerrero, pulverizados por las cifras, así como los que han dejado fuera del Congreso al FIM de Fernando Olivera.

Resultado todos estos que nos ponen en una interrogante que deberá ser absuelta por el propio pueblo, cuya decisión de primera vuelta, a la luz de los resultados que se han podido ver, es bastante cuestionable. Una vez más hemos demostrado que aún estamos lejos de la sensatez y la racionalidad a la hora de votar.

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