26 abril 2006

TRAS LAS HUELLAS DE MELITA

La historia que contaré brevemente en esta oportunidad se remonta al pasado reciente, pero tiene decenas de años en crecimiento y sólida consolidación. Creo que valía la pena que hacerla pública y coadyuvar al noble propósito que la origina.

El día 17 de marzo, me llegó al correo electrónico una carta desde España. La escribía una mujer peruana – limeña, para más señas – llamada María del Pilar Apaolaza, Miren, radicada en la madre patria por lo menos algunos varios años atrás. Su carta era directa y me remitía el caso familiar que la había motivado a comunicarse conmigo.

Miren me contó sobre su madre. La historia personal de dicha mujer era en cierto modo interesante y me motivó a seguirla. Había nacido en Iquitos, bajo el nombre de Dora Esther Soberón Zevallos, el 23 de Junio de 1947. Era hija de César Augusto Soberón Velez De Villa, huanuqueño, uno de los cinco hijos de Doña María Esther Velez De Villa Muguriza,

César Soberón fue destacado a Iquitos como Subteniente de Infanteria del Ejercito del Perú esto aproximadamente en el año 1940. Allí conoce a una dama muy joven y hermosa llamada simplemente MELITA, Melita Ruiz, también conocida como Mela. Fue un flechazo instantáneo. Fruto de esa unión circunstancial, fugaz, pero igualmente apasionada, nació Dora. También dos niños más.

Dora nunca supo el nombre de sus hermanos, sólo llegó a enterarse que ambos murieron de parasitosis intestinal y que Melita llegó a atravesar por un muy delicada proceso de quebrantamiento de su salud y sin contar con los medios adecuados para cuidar a sus hijos.

El padre de Dora decidio trasladarlas a su hermanita menor y ella a la ciudad de Lima y dejarnos al cuidado de la abuela paterna Dña. MARIA ESTHER VELEZ DE VILLA, en una casa en la calle Francisco de Zela, en Lince. Quienes recuerdan este momento cuentan que Dora y su hermana llegaron a la casa de la abuela, y yo al ser la mayor , llevaba a mi hermanita cogida de la mano.

Por razones de salud, la hermana menor murió y la única que sobrevivió fui Dora. Lo único que hasta el momento se sabe es que ella debió haber sido inscrita como Soberón Ruíz, pero posteriormente le cambiaron el apellido materno por Zevallos, en alusión a la esposa y viuda que sobrevivió a la muerte de César Soberón. La partida de nacimiento Dora fue registrada con la Nº 33, inscrita un 12 de Enero de 1953 en Lima en el distrito de Lince.

La gente que conoció a Melita la recuerda como una mujer muy guapa, muy joven (tuvo a sus hijos con 16 años), muy alegre, la cual además había sido homenajeada con el cetro de Miss Iquitos.

En el testimonio que Dora nos llegó a enviar, hay un párrafo que transcribo literalmente:

“Se que mi madre MELITA RUIZ me dejó cartas, y una cubrecama a crochet que ella había hecho y que es lo único que llegué a tener de ella. Además, hubo un familiar de mi mama, un tío, hermano de ella, que estuvo por años buscándome en la misma dirección en Lima pero que desafortunadamente nunca dio con mi paradero, ya que siempre se me ocultó la verdad.”

Dora ha intentando por todos los medios de encontrar mas datos que permitan ubicar a algún familiar vinculado con su madre Melita, pero los esfuerzos han sido hasta el momento infructuosos. Se ha guardado un hermetismo frente a esta historia que aún no consigue entender. Ella continúa su relato y nos explica de modo simple pero conmovedor cuánto importa esto para ella:

“El paso del tiempo no perdona. Muchas de las personas que hubieran en su momento podido ayudarme no lo hicieron, hoy es muy tarde ya que han fallecido. Sólo quedan algunos familiares, con vagos recuerdos de lo que representa una historia para ellos y una vida para mí.

La madre de Dora, de quien no se conocen mas datos, falleció a los 23 años, de un mal pulmonar. Esta historia calculamos que debe haber transcurrido antes de 1952.

Dora, por intermedio de Miren, ha buscado información de entidades y medios de comunicación que pudieran facilitarle la búsqueda y parte de este proyecto fue buscar en el Diario de mayor circulación de la Provincia. Miren leyó algunas columnas mías y decidió escribirme. De momento su propósito es hacer publico estos datos a ver si de alguna manera consigue contactar con algún familiar a través de estas líneas.

Este es su testimonio. Espero que a través de alguna lectura más o menos cuidadosa de este artículo, si alguien tiene alguna pista o dato que ayude a que se pueda ubicar a la familia de Melita Ruiz desperdigada a través de Iquitos, lo hagan saber a este Diario, o sino se comuniquen directamente con ella al mail
itxazo@yahoo.com.

Espero que tenga suerte en su búsqueda.

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