18 abril 2006

HUMALA Y EL DISCRETO ENCANTO DE LA BURGUESIA

Las aficiones burguesas de la familia Humala son muy conocidas: buenas casas en exclusivos distritos limeños, amigos ricachones que les levantan el ego y les miman con mucho entusiasmo, bellas mujeres que siempre han pertenecido a las clases llamadas acomodadas del país, paseos campestres en el exclusivo Club el Bosque, defensa de grandes compañías trasnacionales (como en algún momento lo hizo el flamígero y dizque comunista patriarca, Isaac Humala), colegios de clase media alta, educación en el extranjero, sueldazo de ocho mil dólares mensuales, privilegios todos absolutamente respetables y plausibles cuando la riqueza se mantiene, preserva y genera, además, por medio lícitos y adecuados.

Pero si uno se la pasa despotricando de la riqueza de los demás, demonizando sistemáticamente las posiciones de bienestar económico y además crea un clima de tensión social y lucha de clases que es no sólo peligroso ni repudiable y además es una contradicción flagrante de tus propias costumbres y tu propio modo de vida en cuanto al tema monetario, tu discurso es cínico e irresponsable, además de mentiroso. Si a eso le agregas que eres un candidato presidencial, tienes el agravante de la desvergüenza.

Por eso, no debe sorprendernos la última cachetada que a la pobreza ha dado el buen Ollanta Humala, publicada por algunos medios de comunicación. Este largo fin de Semana Santa, mientras la gran mayoría de peruanos de clase media la pasábamos en casa, con alguna relativa austeridad, el candidato de UPP lo pasó con su familia en un lujoso bungalow en el Hotel El Pueblo, ubicado al sur de Lima, por el cual habría pagado cerca de 240 dólares por día. Humala la pasó con su “nacionalista” esposa Nadine (la chica “Puma”, por los polos de la marca que usa y cuyo valor ninguno baja de los 70 soles), sus dos encantadoras hijas, una empleada y un guardaespaldas. Ahí disfrutó de la bellísima vista y del espectacular lugar, pagando, según los cálculos, más de 2,500 soles por los tres días, a los cuales habría que agregar el consumo de ciertos platillos especiales, cuyo costo supera los 40 soles por persona y el pago por derecho al área recreacional, el salón de juegos y gastos diversos. Mil dólares como promedio por un fin de semana relajado que se pudo dar el autodenominado “candidato de los pobres”. Ni los pitucos más rancios pueden darse a veces dichos lujos, “Comandante”.

Hay una enorme diferencia entre un líder de la clase llamada oprimida y un hombre que quiere parecer poroso al sufrimiento de los pobres del Perú (al punto que quiere pasar como una Madre Teresa de Calcuta en sus incendiarios discursos), pero hace todo lo contrario a lo que pregona y actúa como un envidiable bon vivant. Ni siquiera Lourdes Flores (a quien los tontos útiles la llamaban “candidata de los ricos” o Alan García tienen esta capacidad adquisitiva de Humala. Si al presidente Alejandro Toledo le criticaban por sus aficiones a Punta Sal y al whisky etiqueta azul, aún cuando no era socialista ¿Criticarán igualmente la falsa coraza proletaria del candidato “nacionalista”?

Siempre supimos que “mister” Humala no era precisamente el "hombre de los pobres". Tampoco siquiera el "candidato de los ricos". Humala es un candidato "rico" y cuya campaña es sostenida por un puñado de "ricos" mercantilistas y turbios como Siomi Lerner y Alvaro Gutiérrez, el arequipeño financista de la campaña que llevaba y traía enfermeras a Italia en pésimas condiciones laborales y bajo maltrato. El lado burgués y sedoso no se le puede dejar de ver al lobo, aunque se vista con roja e incendiaria caperuza de tocuyo. ¡El que puede puede, caray!

2 comentarios:

ocraM dijo...

ejem... puedes ver el discreto encanto en http://ocram-peru.blogspot.com/2006/04/humala-con-el-pueblo.html

Anónimo dijo...

Otro telestupidizado.