Porque resulta muy difícil dormirme de noche.
Porque mi cabeza es un incendio de
ideas y lucidez luego de ver una peli, escuchar un disco, visitar librerías o
centros comerciales, comerme helados de dos sabores, mirar demás cuando menos
lo espero (y cuando menos lo esperan).
Porque siempre estoy al borde del
insomnio.
Porque es un vicio solitario que
sin que te des cuenta, más pronto de lo que imaginas, deviene en mal crónico y
enfermedad incurable (más que todos los quebrantos del cuerpo y del alma que
pudiera padecer).
Porque nunca podré ser lo
suficientemente guapo; porque nunca tendré demasiada plata; porque nunca estaré
lo adecuadamente encajado en el sistema o en el itinerario de las buenas
gentes.
Porque no he tenido todas las
aventuras que hubiera querido protagonizar en la realidad.
Porque me faltan muchos ceros a mi
cuenta bancaria y pienso, estúpidamente, que me los podré agenciar mediante la
literatura, en un país que no lee casi nada.
Porque es una opción personal que
demanda altas dosis de ausencia, que se deben manejar sutilmente si no se
quiere caer en la autodestrucción (tarea inútil la más de las veces).
Porque el ruido me descomputa.
Porque mis leales me olvidan
rápido.
Porque no levanto pesas ni hago
hora antes de irme a bailar a la disco de moda.
Porque no tengo el genio de
Salinger, porque aún no he escrito un libro como “La Guerra del fin del mundo”,
porque no he salido en la portada del New York Times, porque no he vendido como
Paulo Coelho y J.K. Rowling, porque no tengo el nice look de Breat Easton Ellis
ni la onda cool de Fuguet ni la eufórica malditez de Ginsberg. Porque me faltan
varios contactos y roces social para que me contrate Alfaguara y para que
Amazon.com venda ediciones bilingües de bolsillo de mis obras en internet. Porque
El País de España no reproduce mis artículos en todo el mundo (copyright
incluido). Porque aún no me han invitado al festival de Guadalajara como la “nueva
esperanza blanca de las letras amazónicas”.
Porque solo en la literatura puede
haber vida más allá de una fulgurante y sobreexpuesta carrera de cualquier cosa
“políticamente correcta”.
Porque es el antídoto necesario
para vivir (todavía) en una sociedad donde arrendarse es la opción menos mala
entre venderse y renunciar.
Porque estoy desempleado, porque
tengo dos tarjetas de crédito demasiado cansadas ya del trajín.
Porque he descubierto que es el
mejor sustituto del sexo, el psicoanálisis y la rumba interminable.
Porque la vida no es como la
sueñas. Porque te atiborras de nostalgia, actitud, dignidad y tristeza.
Porque te invita a la impecable
soledad, a ser el ansiado vampiro que vegeta de noche y aparece en la oscuridad
para sacarle a los acontecimientos toda la sangre que pueda.
Porque después de escribir solo
existe el vacío y el silencio.
Porque nunca es tarde para
encontrarte (antes de que no haya más opción).
Porque algunas carreras tienen
aspecto de no terminar nunca.
Porque no se trata tanto de armarse
un mundo, sino saber cómo insertarse en él.
Porque me encantaría que se
aprisione la melancolía.
Porque no soy bueno. Porque no
puedo ser malo.
Porque tengo coraje e indignación.
Porque me has dicho “no”. Porque
supongo que me hubiera gustado que me dijeras “sí”.
Porque soy antihéroe de mí mismo y
– a veces – héroe involuntario de un puñado.
Porque a veces soy objeto de todos
los denuestos pero no me siento preparado para los elogios.
Porque, a menudo, escribir, en vez
de sumar, resta, cansa, extenúa, deja al borde de la anemia crónica, al borde
del coma por ausencia de glóbulos rojos en la sangre. Pero de esa muerte
virtual, de esa constante agonía, de vez en cuando, salen cosas notables o al
menos resaltables.
Porque IQT se publica en noviembre,
y de ahí vendrá Putos y de ahí Chullachaqui en la ciudad y de ahí más y más,
sucesivamente, hasta que no quede más remedio que continuar con los ojos
cerrados, sin mirar atrás.
Porque el tiempo nunca se detiene.
Porque el reloj no perdona a nadie,
mucho menos a alguien como yo.
6 comentarios:
Me confiezo tu más leal admiradora, al menos en éstas tierras norteñas. No eres una promesa, tu YA eres uno de los mejores escritores del Perú, y éstos solo se pueden contar con una mano. Posees el talento de fundir tu alma con lo que va escribiendo tu puño, leerte es toda una experiencia; eres único. Que se venga noviembre!
Lourdes Vásquez.
felicidades que el libro ya este para noviembre. bien por ti. sabes?, es agradable saber que siempre estas buscando ser mejor, que lo que haces es algo diferente y vale la pena, puede que a veces te desanimen ciertas cosas, pero sabes bien que tienes gente a tu lado que te quiere y te apoya mucho y sobre todo confia en tu talento y en tu trabajo. insisto en que estas haciendo algo importante y tienes para más. como dicen: que venga noviembre! y vengan los éxitos!
Hola Paco:
A propósito de ¿Por qué escribo?
Estoy recontra emocionado por el artículo que ha salido hoy en el periódico de Jaime. Mierda, que casi me salta algunas lágrimas.
La confesión que podrìa firmarlo cualquier persona que ha asumido la literatura con responsabilidad, dignidad y mucha dosis de rigor.
El artículo es una sonora bofetada a la mediocridad que abunda en Iquitos, ciudad caótica, ruidosa y a veces miserable ( por algunos miserables que la habitan). Pero está bien que así sea. Este es un filón para la literatura. Y tan necesario como el sol de cada día.
Saludos,
Acabo de leer tu blog y vaya que el articulo del porque escribes me llego al bobo, ademas estoy happy por lo del librito ta linda la caratula.espero recibir uno gratis ,ji,ji
Felicidades por tu bebe ke nace en noviembre (espero que asi sea)Ah y en cuanto a tu segunda oportunidad de seguro que es porque solo tu la pones dificil de eso toy segura.
Nos vemos
Congratulations my friend, hope everything will be the same as always did...
Greetings
Adam
El Pako me aburre como escribe,
El Pako no me gusta como escribe
aunque al paco le guste como yo lo hago.
Pero este es el primer articulo que puedo leer completo y decir, me gustó.
Y por cierto, no lo leí acá, sólo que tenía que encontrarlo para comentarlo.
Publicar un comentario