Luego del anuncio del presidente Alan García en su mensaje de Fiestas Patrias en el cual indicara que el antiguo fuerte militar Alfredo Vargas Guerra se iba a convertir en un mega complejo habitacional de tres mil viviendas (construidas por el ministerio respectivo, a cargo del siempre desconfiable Hernán Garrido Lecca), las cosas se han ido moviendo en la conciencia de cierto sector de la opinión pública que considera que este no es el espacio adecuado para tugurizar sino, precisamente, para crear probablemente el más importante espacio de diversión, actividad cultural y turística, además de espacio verde que la ciudad requiere, con urgencia, sobre todo en una etapa en el cual los grandes espacios urbanos de oxigenación son una necesidad.
Deberíamos señalar que hay una fuerte corriente que cree que el antiguo Vargas Guerra debe convertirse en un Parque Central, al estilo de los que se pueden encontrar en las más importantes ciudades del mundo. Iquitos, que paradójicamente se encuentra rodeado de exuberante vegetación, no puede disfrutar de una gran extensión de este tipo. Lo más cercano que se puede tener conocimiento es el Parque Zonal, que de verde solo tiene la mala hierba que de vez en cuando, gracias a cierta constante negligencia. La excesiva contaminación ambiental que ya empezamos a padecer en el casco urbano, amen del cada vez más intenso calentamiento real que sufrimos dan la razón para llevar a cabo dicho proyecto
El fuerte Vargas Guerra está ubicado en lo que se denomina el centro de gravedad del área urbana. Es una zona de alta circulación poblacional. Los técnicos, arquitectos e ingenieros señalan que dada la ubicación, magnitud y características es el que mejor condición tiene para convertirse en Parque Central de la ciudad. Darle un lugar de paradójica instalación a casas que pueden estar ubicadas en sitios más adecuados y con mayor espacio, sin salirse del radio de influencia de las principales vías de comunicación, no es precisamente una buena idea y trasluce un apresuramiento o aprovechamiento político evidente. Porque aunque es cierta y real la necesidad de espacios dignos para vivienda, no es menos cierta que nuestra ciudad tiene espacios muchos más prácticos en este aspecto para crearse las mismas sin afectar el orden urbano y el equilibrio ecológico.
Según la propuesta que ha realizado el arquitecto Alberto Ríos, con la supervisión de los Colegios de Arquitectos e Ingenieros de Loreto, el presunto Parque Central de Iquitos reuniría en un solo complejo (de aproximadamente 80 hectáreas) el equipamiento cultural básico que requiere una ciudad. Según el proyecto, dicho complejo estaría compuesto por teatro, anfiteatro, biblioteca, museo, salas de conciertos y todo tipo de instalaciones relacionadas, de fácil articulación y funcionalidad palpable. Los terrenos del actual fuerte Vargas Guerra reúnen las condiciones ideales para generar además un entorno paisajístico acorde con las características ecológicas de la región, por la evidente presencia de parquecitos, jardines, lagunas naturales o artificiales, espacios de conservación natural de especies de flora y fauna. Así pasa actualmente con el Central Park, en Nueva York, o para no irnos tan lejos, con el Gran Parque de Lima, que sigue siendo uno de los lugares más visitados por los ciudadanos. De este modo, además, se contribuye con el turismo, el deporte y la difusión cultural. Demás está decir que este proyecto podría ser sometido a concurso internacional, lícito e imparcial, alejado de las conocidas vocaciones arbitrarias o crematísticas de algunos políticos o funcionarios o constructores no tan santos.
Se sabe que el Colegio de Arquitectos, junto con el de Ingenieros y un representante del Ministerio de Vivienda se han reunido para ver este tema. Al parecer, las mayores contradicciones técnicas y lógicas provienen del proyecto de urbanización, antes que el de parque central, que no se condice en modo alguno con las normas, la necesidad y el deseo de progreso que tanto anhelamos, un progreso que sea nuestro, que sea moderno y tienda siempre a la mejora de las condiciones de la calidad de vida no solo materia sino espiritual de los ciudadanos. No habría que desaprovechar esta oportunidad de ser un poco mejores y más dignos sin necesidad de alejarnos de nuestra región.
Deberíamos señalar que hay una fuerte corriente que cree que el antiguo Vargas Guerra debe convertirse en un Parque Central, al estilo de los que se pueden encontrar en las más importantes ciudades del mundo. Iquitos, que paradójicamente se encuentra rodeado de exuberante vegetación, no puede disfrutar de una gran extensión de este tipo. Lo más cercano que se puede tener conocimiento es el Parque Zonal, que de verde solo tiene la mala hierba que de vez en cuando, gracias a cierta constante negligencia. La excesiva contaminación ambiental que ya empezamos a padecer en el casco urbano, amen del cada vez más intenso calentamiento real que sufrimos dan la razón para llevar a cabo dicho proyecto
El fuerte Vargas Guerra está ubicado en lo que se denomina el centro de gravedad del área urbana. Es una zona de alta circulación poblacional. Los técnicos, arquitectos e ingenieros señalan que dada la ubicación, magnitud y características es el que mejor condición tiene para convertirse en Parque Central de la ciudad. Darle un lugar de paradójica instalación a casas que pueden estar ubicadas en sitios más adecuados y con mayor espacio, sin salirse del radio de influencia de las principales vías de comunicación, no es precisamente una buena idea y trasluce un apresuramiento o aprovechamiento político evidente. Porque aunque es cierta y real la necesidad de espacios dignos para vivienda, no es menos cierta que nuestra ciudad tiene espacios muchos más prácticos en este aspecto para crearse las mismas sin afectar el orden urbano y el equilibrio ecológico.
Según la propuesta que ha realizado el arquitecto Alberto Ríos, con la supervisión de los Colegios de Arquitectos e Ingenieros de Loreto, el presunto Parque Central de Iquitos reuniría en un solo complejo (de aproximadamente 80 hectáreas) el equipamiento cultural básico que requiere una ciudad. Según el proyecto, dicho complejo estaría compuesto por teatro, anfiteatro, biblioteca, museo, salas de conciertos y todo tipo de instalaciones relacionadas, de fácil articulación y funcionalidad palpable. Los terrenos del actual fuerte Vargas Guerra reúnen las condiciones ideales para generar además un entorno paisajístico acorde con las características ecológicas de la región, por la evidente presencia de parquecitos, jardines, lagunas naturales o artificiales, espacios de conservación natural de especies de flora y fauna. Así pasa actualmente con el Central Park, en Nueva York, o para no irnos tan lejos, con el Gran Parque de Lima, que sigue siendo uno de los lugares más visitados por los ciudadanos. De este modo, además, se contribuye con el turismo, el deporte y la difusión cultural. Demás está decir que este proyecto podría ser sometido a concurso internacional, lícito e imparcial, alejado de las conocidas vocaciones arbitrarias o crematísticas de algunos políticos o funcionarios o constructores no tan santos.
Se sabe que el Colegio de Arquitectos, junto con el de Ingenieros y un representante del Ministerio de Vivienda se han reunido para ver este tema. Al parecer, las mayores contradicciones técnicas y lógicas provienen del proyecto de urbanización, antes que el de parque central, que no se condice en modo alguno con las normas, la necesidad y el deseo de progreso que tanto anhelamos, un progreso que sea nuestro, que sea moderno y tienda siempre a la mejora de las condiciones de la calidad de vida no solo materia sino espiritual de los ciudadanos. No habría que desaprovechar esta oportunidad de ser un poco mejores y más dignos sin necesidad de alejarnos de nuestra región.
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