Los que por razones de trabajo, curiosidad o placer nos pasamos gran parte de la vida en aviones, continentes, países y ciudades del planeta, no podemos dejar de comparar costumbres, cultura, desarrollo y resultados, con las culturas y sociedades con quienes tenemos apego y cariño. En mi caso, es con la ciudad donde nací: Iquitos.
Todas las sociedades tienen sus virtudes y taras, dependiendo, se entiende,del ángulo donde se mire o juzgue. Decía yo que en mi ciudad existen taras que están impidiendo el desarrollo(sería mejor decir "salir de la miseria") de Iquitos:
- Políticos improvisados, que no leen nada, sin conceptos, por ende, sin ninguna visión de futuro.
- Burócratas de oficio que no entienden de lo que es trabajar con planes a largo plazo.
- Un gran sector de la prensa local ignorante y chantajista y, lo peor, manejan a su antojo (irresponsablemente) la información.
- Un empresariado infraterno y egoísta.
Es penoso de ver que ya nadie se conmueve viendo (todos los días y a cada minuto) niños limosneros, abandonados y malnutridos, obras y trabajos improvisados que en poco tiempo costará el triple corregir, desidia, pereza y falta de tino (el tema del relleno sanitario, por ejemplo), los sindicatos que siguen creyendo que parar y no trabajar puede solucionar algo, conductores del transporte público a los que calificaría como los peores del mundo, autoridades que no educan a la población en un tema tan importante como el Civismo y buen vecinaje (tampoco lo harán porque no entienden), una juventud desmotivada que cae rápidamente en ese costal social donde la "diversión" es prioridad (aunque no tengan que comer) y donde nadie aspira a nada (quizás comprarse una moto...).
Demasiados ingredientes para que una sociedad explote o se consuma en una implosión de mediocridad y se diluya en la inercia y pobreza general.
Yo no quiero eso para mi ciudad. Y como yo todavía hay gente que si desea que Iquitos salga de ese marasmo. Sin embargo se sigue atacando las buenas voluntades (muchas veces desde el poder), se sigue marginando a los pensadores, insultando a investigadores e intelectuales cuando dan una opinión o critican algo (la mayoría ya no se mete, tienen miedo, pereza y han caído en el egoísmo familiar).
Se sigue haciendo apología del desatino y la falta de rigor. A la distancia, uno siente suciedad cuando abre una pagina de algún diario local. Se pregunta si así seguiremos... la insensibilidad social ha calado en casi todos. Una rutina sin valores, estridente y miserable.
Quizás me tomo muy en serio mi ciudad, quizás debería hacer como todos, casi todos: reírme en algunos casos y ser indiferente en otros. Divertirme (bailando y chupando en el Noa y en Tipishca) y rajar de las hembras. Y para aliviar mi conciencia (si algo de ella me llegara a quedar...) de vez en cuando me sentaré en el Ari's o en un bar a criticar a las autoridades. Sanseacabó!
Francamente no podría...
Todas las sociedades tienen sus virtudes y taras, dependiendo, se entiende,del ángulo donde se mire o juzgue. Decía yo que en mi ciudad existen taras que están impidiendo el desarrollo(sería mejor decir "salir de la miseria") de Iquitos:
- Políticos improvisados, que no leen nada, sin conceptos, por ende, sin ninguna visión de futuro.
- Burócratas de oficio que no entienden de lo que es trabajar con planes a largo plazo.
- Un gran sector de la prensa local ignorante y chantajista y, lo peor, manejan a su antojo (irresponsablemente) la información.
- Un empresariado infraterno y egoísta.
Es penoso de ver que ya nadie se conmueve viendo (todos los días y a cada minuto) niños limosneros, abandonados y malnutridos, obras y trabajos improvisados que en poco tiempo costará el triple corregir, desidia, pereza y falta de tino (el tema del relleno sanitario, por ejemplo), los sindicatos que siguen creyendo que parar y no trabajar puede solucionar algo, conductores del transporte público a los que calificaría como los peores del mundo, autoridades que no educan a la población en un tema tan importante como el Civismo y buen vecinaje (tampoco lo harán porque no entienden), una juventud desmotivada que cae rápidamente en ese costal social donde la "diversión" es prioridad (aunque no tengan que comer) y donde nadie aspira a nada (quizás comprarse una moto...).
Demasiados ingredientes para que una sociedad explote o se consuma en una implosión de mediocridad y se diluya en la inercia y pobreza general.
Yo no quiero eso para mi ciudad. Y como yo todavía hay gente que si desea que Iquitos salga de ese marasmo. Sin embargo se sigue atacando las buenas voluntades (muchas veces desde el poder), se sigue marginando a los pensadores, insultando a investigadores e intelectuales cuando dan una opinión o critican algo (la mayoría ya no se mete, tienen miedo, pereza y han caído en el egoísmo familiar).
Se sigue haciendo apología del desatino y la falta de rigor. A la distancia, uno siente suciedad cuando abre una pagina de algún diario local. Se pregunta si así seguiremos... la insensibilidad social ha calado en casi todos. Una rutina sin valores, estridente y miserable.
Quizás me tomo muy en serio mi ciudad, quizás debería hacer como todos, casi todos: reírme en algunos casos y ser indiferente en otros. Divertirme (bailando y chupando en el Noa y en Tipishca) y rajar de las hembras. Y para aliviar mi conciencia (si algo de ella me llegara a quedar...) de vez en cuando me sentaré en el Ari's o en un bar a criticar a las autoridades. Sanseacabó!
Francamente no podría...
(*) Gino Ceccarelli es artista plástico e intelectual loretano. Fue director del INC-Loreto. Actualmente reside en Miami. Con esta entrega, se integra como colaborador eventual de Diario de IQT.
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