27 mayo 2007

GRAN HERMANO SIMIO

Es probable que cuando estas líneas se lean, en Venezuela ya se haya consagrado el despojo de la señal abierta de Radio Caracas TV (RCTV) a sus legítimos propietarios para ser entregado a un consorcio que emitirá TVes, manejado por emisarios gubernamentales, manejados o manipulados por Hugo Chávez, quien con este claro acto ha decidido afirmar el acto antidemocrático más grave de los últimos tiempos en Latinoamérica.

RCTV es el último medio televisivo independiente que ha podido sobrevivir a la vocación totalitaria de Chávez, dispuesto a como dé lugar a generar la anuencia monocorde necesaria para su proyecto dictatorial de largo plazo, con la obvia complicidad de un gran sector de sus compatriotas (que se debate en la frivolidad consumista de las clases ricas y el alpinchismo militante de los barrios bajos). En ese marasmo de conciencias, donde los nuevos reyes son una casta burocrática militarizada y los debates han cedido paso ante las monsergas en “Aló Presidente” (donde Chávez da rienda suelta a todas las pachotadas y desvaríos que se le ocurran) , RCTV se había convertido en una auténtica piedra en el zapato para el populismo marxista-bolivariano-bufonesco, corrupto y personalista.

Por eso Chávez, con su ignorancia reconocida y su hostilidad previsible, ha dado la orden para que las fuerzas armadas de la “nueva república” se hayan tomado el atrevimiento de tomar seis repetidoras de RCTV. Además, ha usado, al Congreso, el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional - meros anexos de su Despacho - para robarse los equipos de transmisión de RCTV y su “resguardo legal” a cargo del autodenominado Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información. Es decir, el Gran Hermano Chávez manejando a su antojo los contenidos de la noticia, cómo debe llegar ésta a los consumidores y cuál es el modo que debe ser digerida. Totalitarismo, puro y hardcore.

La dictadura de Chávez tiene comprados a todos los canales (aún está vivo Globovisión, dando coletazos que más temprano que tarde serán paralizados), y todos los posibles espacios críticos a su locura institucional sean neutralizados mediante el chantaje, la tranza, la calumnia o la violencia más desembozada. Varios periodistas, entre ellos la famosa Patricia Poleo (que desentrañó la fuga de Vladimiro Montesinos a Venezuela, con la presunta complicidad de Chávez), han tenido que esconderse o exiliarse fuera del país ante las amenazas de que son objeto. Si a ello sumamos que el gobierno controla actualmente el 70% del mayor conglomerado de difusión de internet y que entre sus planes figura la instalación de cámaras gigantes que sobrevuelen la capital para “garantizar la seguridad interna”, está clarísimo el destino tan orwelliano que le espera a este pobre e infortunado país, donde el Gran Payaso Simiesco controle absolutamente todo lo que se hace o se dice.

En el Perú ya se han vivido situaciones similares, sea por la expropiación de los medios de comunicación a sus legítimos dueños en los 70’, sea por la expropiación de la nacionalidad de Baruch Ivcher y el posterior despojo de la propiedad de su canal, Frecuencia Latina, en 1997. Todos sabemos en qué quedaron esos atentado a la libertad de expresión y de prensa. Fueron las peores medidas que tomaron los respectivos dictadores. Lo de Venezuela es algo parecido, solo que peor, porque el proyecto totalitario parece tener buena salud, alimentado por las prebendas del petróleo barato y el gatillo fácil de los impresentables sicarios chavistas. Ante ello, creer que Chávez es un líder fuerte y carismático y la censura a RCTV una medida atinada, es una verdadera estupidez, casi como descender un peldaño en la evolución humana. La democracia y el estado de derecho están capturados. Ya no hay medias tintas en este aspecto para condenarlo y combatirlo, sin dudas ni murmuraciones
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