Si no fuera por Alessandra Rampolla, jamás me hubiera percatado que existía un canal de televisión por cable llamado Cosmopolitan que, horror de horrores, estaba destinado a un segmento mayoritariamente femenino (lo cual me parece tan penoso y antidemocrático como que exista un canal solo para gays o solo para niños). Sin embargo, entre lecciones de cocina, manualidades o moda, la señorita Rampolla (en conducción compartida con la ex Vj de MTV, Edith Serrano) descollaba con un programa bastante peculiar, llamado “Confidencias”. Como el propio nombre lo señalaba, además del alto horario nocturno en que se emitía, las revelaciones abundaban en detalles bastante íntimos, audaces, ardorosos; por del modo más científico, simpático y sencillo posible. ¿De qué hablaban? Pues de sexualidad humana (lo más natural del mundo, en teoría).
Desde aquella vez, siempre que puedo me quedo conectado ante alguna presentación o entrevista que brinda la señorita Rampolla. No solo porque me parece una mujer encantadora, sino porque sobre todo es tan inteligente que se permite romper la rígida barrera mental con que los latinoamericanos, aquejados por las taras propias de una educación machista y seudo religiosa, nos conducimos en los terrenos del sexo y sus bemoles; y lo hace con una sonrisa tan fresca, además de un carisma evidente, que uno termina pensando si mira el programa por el tema (tan caro a nuestra propia constitución psicofísica) o es porque la conductora tiene un imán que te atrapa, que te envanece, que te hace mucho más llevadera y cómoda la retahíla de preguntas que otros terminarían convirtiendo en los equivalentes de un interrogatorio policial o una autopsia forense.
La señorita en mención (próxima a dejar la soltería) no solo es una mujer peculiar porque exuda capacidad intelectual (dentro de su impresionante currículo de vida figuran además estudios de literatura ), sino carisma, además de una belleza muy enigmática, que se combina con su aspecto siempre sonriente y comprensivo, todo lo cual conforma un cóctel explosivo. Rush hour. La hora de la Rampolla es sagrada porque uno se enfrenta a un bizarro símbolo sexual que habla de sexología sin ser una supermodelo o la hembra perfecta. Solo que el todo de sus partes la hace real, la mujer ideal. La convierten en sexy. Y porque al fin, entre tanto(a) despistado(a) con cara de sueño y una carretera insulsa de datos, cifras, estadísticas, hipótesis, teoremas y velocidades matan la emoción más templada, que destruye el entusiasmo más fogoso por saber, conocer y – cómo no – experimentar, la Rampolla destaca como un titán sin necesidad de esforzarse mucho.
Sin ser Kinsey, pero siendo mucho más atractiva que él, la doctora Alessandra reivindica la primera y más importante misión del sexo, que es ser el canal por donde el placer más especial del ser humano toma la forma más totalizadora. Y porque la forma de placer que una persona tome es tan respetable como la que cualquiera de los demás elijan, aún cuando sea aparentemente poco usual. La doctora Alexandra ha demostrado que no hay que temerle al deseo y la sexualidad, que hay que dejarnos de estupideces y frustraciones, de complejos y disfuncionalidades morales que la sociedad, tan adicta a mirar lo que los demás hacen en alcoba ajena y no se preocupan por su faena en la propia, pretende aplicar. El goce, según la doctora Alexandra – muy católica pero también muy sensata – no depende de lo que te diga tu cura o una vieja histérica, sino lo que tú mismo puedas decidir como tal, obviamente sin lastimar a nadie y siempre tendiendo al amor (el consejo principal de esta linda y romántica portorriqueña).
La doctora Rampolla ha estado por Lima promocionado un sex shop virtual, mostrando por doquier juguetes eróticos de todos los tipos, hablando y educando sobre sexualidad a un país aún poco conocedor de sus propias partes íntimas. Ha publicado también un libro divertido, bastante fácil de leer y nutrido, se ha divertido de lo lindo en el programa de Jaime Bayly, pero inmediatamente ha vuelto a su rutina televisiva, ahora en Fox Life. Por mi parte, luego de haberla visto más de una vez y comprobar que es cierto lo que se puede ver desde allá, en el desván oscuro de mi habitación, la última vez que la vi, gloriosa y emotiva, hablando de sexo en set calientito e intimista, no he podido evitar un inesperado pero permanente respingo en lo más cercado de mi racionalidad. Gracias, doctora.
Bayly&Rampolla (parte 1)
Desde aquella vez, siempre que puedo me quedo conectado ante alguna presentación o entrevista que brinda la señorita Rampolla. No solo porque me parece una mujer encantadora, sino porque sobre todo es tan inteligente que se permite romper la rígida barrera mental con que los latinoamericanos, aquejados por las taras propias de una educación machista y seudo religiosa, nos conducimos en los terrenos del sexo y sus bemoles; y lo hace con una sonrisa tan fresca, además de un carisma evidente, que uno termina pensando si mira el programa por el tema (tan caro a nuestra propia constitución psicofísica) o es porque la conductora tiene un imán que te atrapa, que te envanece, que te hace mucho más llevadera y cómoda la retahíla de preguntas que otros terminarían convirtiendo en los equivalentes de un interrogatorio policial o una autopsia forense.
La señorita en mención (próxima a dejar la soltería) no solo es una mujer peculiar porque exuda capacidad intelectual (dentro de su impresionante currículo de vida figuran además estudios de literatura ), sino carisma, además de una belleza muy enigmática, que se combina con su aspecto siempre sonriente y comprensivo, todo lo cual conforma un cóctel explosivo. Rush hour. La hora de la Rampolla es sagrada porque uno se enfrenta a un bizarro símbolo sexual que habla de sexología sin ser una supermodelo o la hembra perfecta. Solo que el todo de sus partes la hace real, la mujer ideal. La convierten en sexy. Y porque al fin, entre tanto(a) despistado(a) con cara de sueño y una carretera insulsa de datos, cifras, estadísticas, hipótesis, teoremas y velocidades matan la emoción más templada, que destruye el entusiasmo más fogoso por saber, conocer y – cómo no – experimentar, la Rampolla destaca como un titán sin necesidad de esforzarse mucho.
Sin ser Kinsey, pero siendo mucho más atractiva que él, la doctora Alessandra reivindica la primera y más importante misión del sexo, que es ser el canal por donde el placer más especial del ser humano toma la forma más totalizadora. Y porque la forma de placer que una persona tome es tan respetable como la que cualquiera de los demás elijan, aún cuando sea aparentemente poco usual. La doctora Alexandra ha demostrado que no hay que temerle al deseo y la sexualidad, que hay que dejarnos de estupideces y frustraciones, de complejos y disfuncionalidades morales que la sociedad, tan adicta a mirar lo que los demás hacen en alcoba ajena y no se preocupan por su faena en la propia, pretende aplicar. El goce, según la doctora Alexandra – muy católica pero también muy sensata – no depende de lo que te diga tu cura o una vieja histérica, sino lo que tú mismo puedas decidir como tal, obviamente sin lastimar a nadie y siempre tendiendo al amor (el consejo principal de esta linda y romántica portorriqueña).
La doctora Rampolla ha estado por Lima promocionado un sex shop virtual, mostrando por doquier juguetes eróticos de todos los tipos, hablando y educando sobre sexualidad a un país aún poco conocedor de sus propias partes íntimas. Ha publicado también un libro divertido, bastante fácil de leer y nutrido, se ha divertido de lo lindo en el programa de Jaime Bayly, pero inmediatamente ha vuelto a su rutina televisiva, ahora en Fox Life. Por mi parte, luego de haberla visto más de una vez y comprobar que es cierto lo que se puede ver desde allá, en el desván oscuro de mi habitación, la última vez que la vi, gloriosa y emotiva, hablando de sexo en set calientito e intimista, no he podido evitar un inesperado pero permanente respingo en lo más cercado de mi racionalidad. Gracias, doctora.
Bayly&Rampolla (parte 1)
9 comentarios:
"la amo" realmente me descalabra los cachetes con cada articulacion, un encanto sin duda
Amo a esta mujer!!! la conoci en Fxxx en "Alessandra para hombres" y me quedé prendado. Supongo que lo que la hace super sexy, aparte de su agraciado rostro, es la promesa de sexo que puede ofrecer casi ilimitado!
Hombress!!!!!!!!
Ale es una genia!!
felicitaciones alesandra por tu programa, ayuda a muchas parejas a tenese mas confianza y entenderse mas y tener un conocimiento mas profecional sobre el sexo para tener una union matrimonial mas segura,,,gracias por las enseñanzas ya que uno aprende para poder tener confianza en un futuro con nuestro hijos.De EDUARDO GUATEMALA.C.A
Hola Alessandra primeramente quiero felicitarte por tu programa es muy bonito y divertido y sobre todo por que hoy en dia a mi forma de pensar el sexo ya no es un tema tabu,tambien decirte que en mi pais Bolivia tienes mucho personas que te ven atravez del canal PAT,tenemos informe de que pronto estaras por aca en Santa Cruz,espero tener el placer de conocerte......Claudia Andrea
hola saludos me llamo alberto grscias doctora por tener un buen programa quisiera preguntarle como ago para poder tener una pareja porque mi penen mide 18centimetros y cuando tengo novia no quiere tener sexo con migo que puedo hacer doctora alessandra<<<gracias<< y que dios te cuide siempre y sigue adelante<<
hola alessandra felicidades por tu programa y tu expontaneadad.
Còmo hago amiga mi pareja me pide que le bese su pene y no puedo hacerlo. que hago?
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