02 agosto 2007

LEER


Mi sobrino Sebastián, de 8 años, me detiene en la pichanguita de fútbol de la cochera de la casa de mis padres y me pregunta con su inocencia de goleador del Mundialito agustiniano, porqué deberíamos leer. Me quedo perplejo, con la mirada fija en aquella cara de conquistador de nuevos mundos. Pienso un poco, y trato de responder, expresa y tácitamente:

- Lee, sobrino, porque en la lectura está el sentido de muchas de las cosas que no logramos descifrar a simple vista, que nos está vedado por desconocerlas, que son brumas desafiantes que nos compelen a quedarnos varados en el marasmo de la nada.

- Leer clarifica los sentidos, desmonta las cataratas de la mente, revierte la ceguera del sistema cerebral. Leer te demuestra que la realidad es muy diferente de lo que imaginas y te permite caminar con un sentido claro de lo que quieres y lo que necesitas.

- Lee, muchacho, porque la lectura, cualquiera sean sus formas y su metodología, te previene de la ignorancia y la manipulación. El que lee es libertario por naturaleza y cuestionador por esencia. El que lee medita, reflexiona, debate, propone, construye. El que lee tiene siempre un espacio de ventaja en la cadena de la civilización.

- Lee todo lo que puedas, incluso lo que crees que no está bien, que es prohibido o es políticamente incorrecto. Lee si puedes desde un periódico chicha o una narración de cincuenta centavos llena de horrores ortográficos y sintácticos hasta el Ulises de Joyce, encuentra tú mismo tu sentido y tu capacidad de lectura, pero decide por ti mismo. Usualmente quien lee está preparado para ambicionar una mayor complejidad en cuanto a sus nuevos proyectos.

- Lee, porque después terminarás haciendo el ridículo cuando quieres meterte en asuntos que no sabes, cuando crees que “estulticia” es una palabra que no te corresponde entender, pero sí acomodar a lo que mejor te parezca; cuando tu sapiencia de mecánico te indique que debes meterte en lo que no te importa y en lo que no tienes la más puñetera injerencia ni sabes nada; pero igual tus galones de pomposo prepotente sin cultura te hagan pensar con los pies y actuar con las amígdalas.

- Lee para que no se te ocurra cometer atrocidades como votar por políticos más incultos que tú, para cometer actitudes poco elegantes, para realizar arboricidios, para no construir rellenos sanitarios en reservas naturales, a tener la santa gana de destruir murales patrimonio de la humanidad.

- Lee para que no te creas el todopoderoso y sepas que el conocimiento es poder, pero poder para elevar la estatura moral de los individuos, no para hacerlos partícipes y actores directos de chambonadas y patronales sin ton ni son.

- Lee para que puedas convencerte que no hay ningún ser humano que pueda mentirte, cuando salga en la tele, en la radio, en la prensa escrita, que tú sabrás cómo contrarrestar esos impulsos y podrás refutar cada una de las falsedades con argumentos racionales y sustentados, no con insultos, agresiones ni chantajes.

- Lee, chibolo, para que no tengas que decir o escribir en el futuro “nadies”, “sus orgullo”, “aperturar”.

- Lee para que no sientas que estas perdido sin remedio en una isla flotante de ruido, cerveza y noches explosivas. Para que sepas que es chévere todo eso, pero que aún hay algo más que te convierte en único e irrepetible.

- Lee para que en el futuro nuestro país no termine siendo el último del mundo en comprensión de lectura y razonamiento matemático.

- Lee para que sientas el impulso de poder vivir siempre a la cabeza, en la necesidad de convertir tus ideas y tu pensamiento en una fuente inagotable de pasiones y de creatividad.

- Lee, en fin, para que el mundo sea un mejor espacio del que es; para que las cosas no sean tan negativas, chatas, inmejorables; para que las personas puedan convertirse en interlocutores válidos y no vastos desiertos de hombres; para que se pueda decir que hemos logrado, gracias a la lectura, avanzar sosteniblemente hacia adelante y no de tumbo en tumbo, con una suicida tendencia colectiva al retroceso.

Foto: Periodista y analista Ariel Segal durante presentación por XXII Festival del Libro de Iquitos.

4 comentarios:

E.H.D. dijo...

Es interesante leer; pero es aùn mejor saber que nosotros somos los "objetos de lectura".

Anónimo dijo...

Además, esta comprobado que leer al menos un libro mensual reduce sorprendentemente el riesgo de padecer alzheimer en la adultes mayor. Leer cultiva en todos los sentidos, cuando la mayoria de los peruanos lo comprendan (ojala, algún dia), se que será el paso que transformará nuestro destino. Yo más bien tengo una inquietud Paco, no se que sabes al respecto, ayudame. Estoy por terminar derecho y éstos terminos que deambulan por los juzgados me caen como un meteorito en los nervios dia a dia. Aperturar, Proveer, Estése... estoy cansada de decirles que esas palabras no existen, pero me siguen mirando como si la errada fuera yo. Que debemos hacer?, repetirlas por que son de esas palabras que han cobrado significado de la nada...de donde salieron?, a quien debemos ahorcar?. Yo por lo pronto me sigo resistiendo a pronunciarlas.

Lourdes Vásquez.

Paco Bardales dijo...

Muy necesario, más que nunca, resistir a que el idioma sea doblegado por el enrevesado y estúpido sistema idiomático de los abogados.

La resistencia recién comienza, mi querida Lourdes.

Anónimo dijo...

Que lindas lìneas. Si no lo hubiera leìdo no podrìa estar escribiendo esto.
Saludos a A. S.