29 abril 2007

JULIO CUSURICHI: EL SHIPIBO QUE LE MORDIO LA COLA A LA SERPIENTE

La historia de Julio Ricardo Cusurichi Palacios bien puede ser aquella en la que la terca esperanza se impone a los números y la fría lógica. A sus 36 años, luego de una vida dedicada a la lucha de preservación de la vida de su comunidad shipiba, ubicada en Madre de Dios, ha logrado ganar el importante premio medioambiental de la Fundación Goldman, considerado el Nóbel de la ecología (cuya estatuilla es la representación de una serpiente mordiéndose la cola), dedicado a su tenaz esfuerzo por mejorar el mundo a su manera, y de los suyos en particular.

Julio Cusurichi lideró en el año 2002 una campaña para la creación de una reserva territorial, donde pudieran establecerse pueblos indígenas no contactados, entre ellos los de la comunidad shipiba, sobre un territorio de 7,688 kilómetros cuadrados, ubicado en la región selvática peruana de Madre de Dios. La creación de esta reserva en cierto modo frenó la voraz campaña expansionista de ciertas compañías petroleras y de grupos de taladores ilegales de madera

No fue una labor fácil, porque en esta campaña, Cusurichi recibió violentas amenazas y una campaña de desprestigio que estaba dirigida a quebrar su resistencia, en una lucha titánica contra poderosos intereses económicos. Sin embargo, habiendo ganado la lucha por crear la reserva, impulsó formas de protección a pueblos indígenas,en ocasiones llamando a la policía y las fuerzas armadas para que se encarguen de hacer cumplir la ley.Además, ayudó al gobierno peruano a establecer puestos de vigilancia a lo largo de los principales ríos para frenar el ingreso de madereros ilegales a la región. No cejó en su lucha, a pesar de que el Estado se tuvo que retirar de la zona, pues, a pesar de eso, liderando su organización, Fenamad, realizó esfuerzo para que la población indígena recibiese capacitación en la vigilancia de los puestos, así como la constitución de una red de solidaridad y monitoreo de protección de la reserva creada.

Cusurichi ha señalado lo siguiente, luego de ganar el premio Goldman:

“Es mi responsabilidad defender los derechos de los Pueblos indígenas, especialmente las que se encuentran en aislamiento voluntario que no tengan ninguna voz, y es la gente más vulnerable en el planeta. Necesito informar a los políticos que están tomando las decisiones que afectan a gente indígena, a nivel nacional e internacional, proponiendo alternativas viables.”

No hay duda que es una gran noticia para la conservación ambiental, para los pueblos originarios, para la Amazonía y para el Perú.

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