Esta nota salió en la última edición de la entretenida revista Punto Seguido, editada por docentes y alumnos de la prestigiosa Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Ciencias Aplicadas (UPC), como una forma de relievar el boom cultural que está generándose actualmente en Iquitos.
Gracias especiales a Carito Dabdoub y Juan Álvarez Vita.
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El imaginario contemporáneo ha confinado a Iquitos (IQT, según el código aéreo internacional) a la categoría de isla a orillas del río Amazonas, moldeada por el exotismo y las historias grandilocuentes, donde se habla cantando y se anda bailando, donde la felicidad se pasea en canoas, motos o motocarros y la sensualidad es el signo, santo y seña de sus habitantes.
Pero la fama precede a mito y el mito precede a la fama. Hasta Iquitos solo se puede llegar rápidamente por avión. No existen carreteras que la conecten con el resto del Perú y un viaje fluvial desde Pucallpa o Yurimaguas (lugares más cercanos con vías terrestres hacia Lima) demora un promedio de tres días. Las nuevas generaciones que repletan locales nocturnos han desarrollado maestría en un ritual que tiene tanto de goce como de afirmación social: bajo los acordes del célebre grupo Explosión, diez mil personas comparten eléctricas cumbias, perreos de moda y, claro está, melodías de inspiración amazónica – pícaras y deslenguadas – llamadas pandillas, las cuales tienen como punto de origen composiciones de clásicos del género como Juaneco y su combo, Los Mirlos y compositores loretanos como Eliseo Reátegui y Julio “Chispa” Elgegren.
Pero, más allá de la ciudad incandescente que ha contribuido a crear la estereotipada imaginación de los medios de comunicación, y a pesar de la pobreza extrema o el olvido imperdonable del Perú oficial, no solo la agrupación Kaliente es embajadora sentimental de esta región. La ciudad de Iquitos se erige como un imponente universo de pasión y creación, donde lo real parece estar pintado en las paredes de sus bares y discotecas, mientras el sueño, la alucinación y el fervor pasean distraídamente por sus calles.
Los estilos artísticos más exuberantes, voluptuosos, explosivos, candentes, punzantes, gozosos, eróticos, chispeantes y delirantes se han ido cultivando profusamente, como un flujo de imágenes vibrantes, sonoras, casi aromáticas, los cuales han tomado fuerza y dinámica en el intercambio con otras tendencias y pareceres. A través de ello, se ha logrado articular una identidad amazónica a partir de elementos básicos del entorno y ciertos detalles costumbristas (visibles en el recientemente estrenado documental Amazónico Soy, dirigido por José María “Chema” Salcedo”).
Las propuestas culturales plantean una estética popular, autodidacta, no formal, que ha logrado expresar el pensamiento colectivo sin necesidad de mantenerse como lenguaje académico, sino como urgencia natural. Fruto de ellos son las irrupciones de Christian Bendayán, Gino Ceccarelli, Miguel Saavedra o Rember Yahuarcani (en las artes plásticas), Dorian Fernández (en cine), Percy Vilchez, Carlos Reyes, Ana Varela (en literatura), además de esfuerzos colectivos como los del taller de arte y performance La Restinga o la editorial Tierra Nueva (que organiza anualmente la cada vez más prestigiosa Semana del Libro local). Incluso, proyectos internacionales se han forjado a partir de la figura iquiteña (entre ellas, la próxima película del escritor/realizador chileno Alberto Fuguet, titulada Sudor). Toda una explosión cultural que se siente, se goza y se amalgama con el color y calor fundacional y fundamental del entorno.
Gracias especiales a Carito Dabdoub y Juan Álvarez Vita.
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El imaginario contemporáneo ha confinado a Iquitos (IQT, según el código aéreo internacional) a la categoría de isla a orillas del río Amazonas, moldeada por el exotismo y las historias grandilocuentes, donde se habla cantando y se anda bailando, donde la felicidad se pasea en canoas, motos o motocarros y la sensualidad es el signo, santo y seña de sus habitantes.
Pero la fama precede a mito y el mito precede a la fama. Hasta Iquitos solo se puede llegar rápidamente por avión. No existen carreteras que la conecten con el resto del Perú y un viaje fluvial desde Pucallpa o Yurimaguas (lugares más cercanos con vías terrestres hacia Lima) demora un promedio de tres días. Las nuevas generaciones que repletan locales nocturnos han desarrollado maestría en un ritual que tiene tanto de goce como de afirmación social: bajo los acordes del célebre grupo Explosión, diez mil personas comparten eléctricas cumbias, perreos de moda y, claro está, melodías de inspiración amazónica – pícaras y deslenguadas – llamadas pandillas, las cuales tienen como punto de origen composiciones de clásicos del género como Juaneco y su combo, Los Mirlos y compositores loretanos como Eliseo Reátegui y Julio “Chispa” Elgegren.
Pero, más allá de la ciudad incandescente que ha contribuido a crear la estereotipada imaginación de los medios de comunicación, y a pesar de la pobreza extrema o el olvido imperdonable del Perú oficial, no solo la agrupación Kaliente es embajadora sentimental de esta región. La ciudad de Iquitos se erige como un imponente universo de pasión y creación, donde lo real parece estar pintado en las paredes de sus bares y discotecas, mientras el sueño, la alucinación y el fervor pasean distraídamente por sus calles.
Los estilos artísticos más exuberantes, voluptuosos, explosivos, candentes, punzantes, gozosos, eróticos, chispeantes y delirantes se han ido cultivando profusamente, como un flujo de imágenes vibrantes, sonoras, casi aromáticas, los cuales han tomado fuerza y dinámica en el intercambio con otras tendencias y pareceres. A través de ello, se ha logrado articular una identidad amazónica a partir de elementos básicos del entorno y ciertos detalles costumbristas (visibles en el recientemente estrenado documental Amazónico Soy, dirigido por José María “Chema” Salcedo”).
Las propuestas culturales plantean una estética popular, autodidacta, no formal, que ha logrado expresar el pensamiento colectivo sin necesidad de mantenerse como lenguaje académico, sino como urgencia natural. Fruto de ellos son las irrupciones de Christian Bendayán, Gino Ceccarelli, Miguel Saavedra o Rember Yahuarcani (en las artes plásticas), Dorian Fernández (en cine), Percy Vilchez, Carlos Reyes, Ana Varela (en literatura), además de esfuerzos colectivos como los del taller de arte y performance La Restinga o la editorial Tierra Nueva (que organiza anualmente la cada vez más prestigiosa Semana del Libro local). Incluso, proyectos internacionales se han forjado a partir de la figura iquiteña (entre ellas, la próxima película del escritor/realizador chileno Alberto Fuguet, titulada Sudor). Toda una explosión cultural que se siente, se goza y se amalgama con el color y calor fundacional y fundamental del entorno.
1 comentario:
INVITAMOS AL PÚBLICO EN GENERAL A LA CONVOCATORIA DE LA REVISTA DISCURSIVA Nº 3
1. Reflexión: artículos y ensayos
2. Creación: cuento y poesía.
3. Reseñas: libros publicados en el 2007 y 2008
4. Humor gráfico
. El tema para esta edición es Lo rural-urbano en la literatura peruana, el cual se limita a la sección de reflexión y humor.
. La fecha límite para los envíos: 31 de diciembre de 2008. . . La publicación de los resultados: el 18 de enero de 2009.
SALUDOS
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