23 noviembre 2008

Crear-te


Alberto Fuguet me escribe desde Buenos Aires, donde participa en la feria del libro. Afinamos detalles sobre lo que debería ser la historia de “Sudor”, un largometraje/documental hecho con producción nacional e internacional, que tendrá a Iquitos como punto central de la trama. En verdad, Iquitos es el verdadero protagonista. Mirada con contemplación y cariño, cero estereotipos (“no putas ni travestis ni narcos”), desde la realidad de una ciudad que busca un porvenir y preserva un presente, el realizador/narrador chileno más importante de su generación (referente latinoamericano de toda una generación literaria), ha centrado sus nuevos esfuerzos en crear a partir de una ciudad que no conoce personalmente, pero parece estimar demasiado. La urbe que todos conocemos, los ríos en que varios hemos navegado y un servicio constante que no siempre ha sido muy bien ponderado, como el turismo de lujo, sirven como motivo para que un chico y una chica se reencuentren con su pasado y logren salvarse. Fuguet anda ilusionado por subirse a un barco llamado “El Delfín”, ya legendario por su nombre, como por los extraordinarios servicios que presta. Incluso alucina sus instalaciones como parte de la acción principal. Incluso alucina subiéndose a su extraordinaria anatomía, que corona la cabeza de un bufeo, a fin de culminar el guión del filme, en su primera visita a finales del próximo enero.

Fuguet, entusiasmado, me cuenta cómo podría ser la presencia de Iquitos al servicio de esta producción: “Un lugar para anclar.... la idea al final es que (el personaje) se quedará ahí sonriendo. ¿Si 30 años después sigue ahí? capaz que sí, ¿por qué no?”.

IQT como escenario de redención, como lugar de hermandad cósmica.

Suena bien.

¿Por qué no?

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Dorian Fernández camina por los pasillos de su agencia de publicidad. Son las tres de la mañana. Ha llovido torrencialmente. Alguien ha comprado un panetón y una leche chocolatada. Alrededor, cinco, seis personas nos encontramos enchufadas a nuestras máquinas, editando y escribiendo. Hay reunión de revisión del guión de “Desaparecer”, el próximo largometraje que grabará la productora local Audiovisual Films en el primer trimestre del 2009. Las críticas y comentarios son feroces. Es una verdadera guerra civil, en la cual se disparan escenas de películas, actuaciones memorables, cortes de edición de grandes productoras. La adrenalina está a full.

Nos han llegado los siempre acertados comentarios de Mariana, de Fuguet, de algunos cronistas y escritores importantes de la escena nacional, que se han comprado el rol de asesores (pero sobre todo el de amigos). El equipo de producción y el casting artístico, que se ha ido negociando a través de tanteos y algarabías, ha ido estableciéndose fuertemente. El primer equipo de pre-producción ya ha sido conformado. Un focus group domina la escena: Chichí, Irina, Juan, Sofía, Kenny, Jeff, Scavino, el Gordito Ángel pelean entre sí y apuntan ideas sobre la historia. Yo defiendo mis posiciones, cedo en otras. El futuro director ha salido a caminar a través de sus pasillos azulados, iluminados por un verde mortecino. Se acaba el panetón y la leche. De pronto el director viene, con el rostro sonriente. Nosotros lo miramos, le cuestionamos. Busca unos discos en su archivo personal, encuentra un DVD, lo pone en el reproductor, lo cuadra y nos pide que miremos al monitor. Es una grabación de 8 años atrás, por lo menos. Una canción interpretada con guitarra, que podría llamarse “Indeleble”. Es una canción extraña, compleja, diferente, hasta hipnótica, creada por Fernández en un momento clave de su vida. En ese instante hay una conexión, un lazo común.

“Esa debería ser la canción central de la peli”, decimos, casi al unísono. El tiempo muerto se ha acabado. Nuevamente hay una causa común en la que trabajar. Dorian se sienta, coge una guitarra y empieza a cantar “Indeleble”. El equipo vuelve a darle duro y a seguir creando.

“Desaparecer se hace sí o sí” es la consigna.

Claro, así se hará.

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El Auditorio del colegio San Agustín rezuma ardor. Un aire caliente, espeso, corta cualquier atisbo artificial de frío que nos trae la tecnología anti-calor-tropical. Más de quinientas personas, casi todos menores de edad, casi todas teenagers, casi todas poseedoras de una energía y vitalidad que descomputa. Los chibolos gritan, las chiquillas miran/miden/coquetean. Los adultos-contemporáneos, que somos minoritaria minoría, nos concentramos en mirar hacia delante, porque allí está la verdadera acción: más de doce elencos de teatro escolar de todo el Perú se han dado cita en Iquitos para participar en el XV Festival de Teatro Escolar Túpac Amaru (FESTTA).

Obviamente, los organizadores andan muy atareados. Desde el día inicial, en que un colorido pasacalles pintó de diversidad y alegría las calles dominicales. El coordinador general, Rubén Manrique, actor y docente, corre de un lado a otro, contagiando con su entusiasmo, y con su lucha quijotesca por crear una institucionalidad teatral, no solo en su colegio, sino también en la ciudad. Junto a él, todo un equipo de profesores (Estílita, Quevedo, Yogui y muchos más que no recuerdo ahorita debido a mi memoria de pollo), que aceitan la maquinaria de un evento masivo, exitoso, bien organizado, de calidad, en el cual no puede faltar nunca la visión y la decisión del hermano Víctor Lozano (quien ha creado muchas de las más revolucionarias medidas internas en el SA y merece no solo apoyo, sino respeto y admiración, entre ellos apostar a fondo por el teatro como curso permanente e importante en la currícula).

Me convenzo que el arte debe ser inculcado desde los inicios de la formación humana y estos chicos, que pueden llegar de sitios como Ayacucho, Jauja, Piura o Villa María del Triunfo (y se miden con nuestros representantes locales Mariscal Andrés Avelino Cáceres y Nuestra Señora de la Salud), se pasean como mantonas por tierra mojada y selvática y muestran que la cosa no está tan jodida, después de todo, y que la cultura, el arte y la creación siempre pueden ser instancias que escapen del filtro de las burocracias anquilosadas y por sí mismas contribuyan a una nueva mirada de la vida y la realidad de una ciudad que, a pesar de todo, también progresa, también piensa y, sobre todo, también labora en lo que cree.

El FESTTA es una muestra de que la creación y la acción van de la mano y no pueden desligarse.

Unos jóvenes nos dictan el camino y la senda de nuestro progreso y desarrollo.

“Crear arte” es la consigna. Desde y por los amazónicos (para y con sus amigos cósmicos del mundo alrededor).

Crear-te.

2 comentarios:

Piero Villacorta dijo...

Sí se hace, o sí se puede, con mucha fe y mucha perseverancia se podrá hacer desaparecer.

Piero Villacorta dijo...

A gracias por los saludos amigo Pako!!!

Thank you!!!

pero te perdiste la torta!!! xD

Ya pondré la entrevista que te hice en mi blog, espero que lo leas en previo aviso, porque está en construcción y arreglo.

Saludos amigo :D