Habló y lo hizo peor que nunca. Precisamente por este tipo de actitudes, Ollanta Humala no podía llegar a ser presidente del Perú. Su entraña violentista y autoritaria se le pudo ver en todo su esplendor.
Humala se alucinón el Evo Morales de la epoca de Goñi Sánchez de Lozada, el petardero que casi colmó la paciencia de Carlos Mesa. Y se erigió solito como el líder de la oposición. Legitimidad como el segundo más votado es porbable que lo tenga, pero la actitud dice mucho de su futuro papel en la política peruana.
Con la digna piconería de un cachaco que no gana guerras, pero desprecia la chamba de los demás peruanos, con el lenguaje militar y poco articulado que le es característico, negó cualquier posibilidad de dar un periodo de gracia al futuro gobierno de Alan García. Escuchemos:
"La miseria, la falta de justicia social, el analfabetismo y la corrupción continúan campeando por el Perú, y a eso no se le puede dar ningún tipo de tregua. Así que el combate continúa. Estamos trabajando más que antes del 4 de junio. A la pobreza no se le puede dar tregua".
Lindo discurso, dado desde un lujoso y acogedor hotel en el apacible y acogedor distrito de San Isidro. Claro, el "comandante" Humala le gusta hablar de pobreza cada vez que se le ocurre entrar a un local carito como éste.
Y de frente, zuáctae, sin que nadie lo llame, se erige líder de la oposición. Osea de todos aquellos que no votamos por García. ¿Quién le ha dado autoridad moral a Humala para que me represente? ¿Y quién es él para lanzarse al ruedo sin que la piscina esté llena?
Hablo de que su partido es "la mayoría calificada" que va a seguir "trabajando y defendiendo las propuestas del nacionalismo". Que le diga eso a Torres Caro, que ya seabrió de los rojos que quiere usar Humala para generar la "fuerza de choque" que desetabilice al gobienro de García.
Confesó no tener el mínimo de confianza en la palabra de Alan García por considerar que su gobierno fue "el peor que ha tenido el Perú". Coincidmos plenamente. Lo que parece no haberle quedado claro es que la opción que él encarnaba era mucho peor para el país. Y gracias a esa irrespondabilidad tenemos a Alan nuevamente en el poder.
Y sigue el caudillo autoritario:
"Ser nacionalista es defender la nación. Yo no soy de izquierda. Y el Frente Nacionalista no es solo un llamado a la izquierda, también he llamado al empresariado nacional. Yo no creo ni en la derecha ni en la izquierda", aseguró.
"Me siento ganador. Hemos cambiado el mapa político del Perú y hemos convertido el nacionalismo en el referente político del S. XXI".
Y luego, la misma monserga de siempre. Sólo que ahora recargada con una preocupante piconería que no le augura nada bueno a la democracia peruana.
Humala se alucinón el Evo Morales de la epoca de Goñi Sánchez de Lozada, el petardero que casi colmó la paciencia de Carlos Mesa. Y se erigió solito como el líder de la oposición. Legitimidad como el segundo más votado es porbable que lo tenga, pero la actitud dice mucho de su futuro papel en la política peruana.
Con la digna piconería de un cachaco que no gana guerras, pero desprecia la chamba de los demás peruanos, con el lenguaje militar y poco articulado que le es característico, negó cualquier posibilidad de dar un periodo de gracia al futuro gobierno de Alan García. Escuchemos:
"La miseria, la falta de justicia social, el analfabetismo y la corrupción continúan campeando por el Perú, y a eso no se le puede dar ningún tipo de tregua. Así que el combate continúa. Estamos trabajando más que antes del 4 de junio. A la pobreza no se le puede dar tregua".
Lindo discurso, dado desde un lujoso y acogedor hotel en el apacible y acogedor distrito de San Isidro. Claro, el "comandante" Humala le gusta hablar de pobreza cada vez que se le ocurre entrar a un local carito como éste.
Y de frente, zuáctae, sin que nadie lo llame, se erige líder de la oposición. Osea de todos aquellos que no votamos por García. ¿Quién le ha dado autoridad moral a Humala para que me represente? ¿Y quién es él para lanzarse al ruedo sin que la piscina esté llena?
Hablo de que su partido es "la mayoría calificada" que va a seguir "trabajando y defendiendo las propuestas del nacionalismo". Que le diga eso a Torres Caro, que ya seabrió de los rojos que quiere usar Humala para generar la "fuerza de choque" que desetabilice al gobienro de García.
Confesó no tener el mínimo de confianza en la palabra de Alan García por considerar que su gobierno fue "el peor que ha tenido el Perú". Coincidmos plenamente. Lo que parece no haberle quedado claro es que la opción que él encarnaba era mucho peor para el país. Y gracias a esa irrespondabilidad tenemos a Alan nuevamente en el poder.
Y sigue el caudillo autoritario:
"Ser nacionalista es defender la nación. Yo no soy de izquierda. Y el Frente Nacionalista no es solo un llamado a la izquierda, también he llamado al empresariado nacional. Yo no creo ni en la derecha ni en la izquierda", aseguró.
"Me siento ganador. Hemos cambiado el mapa político del Perú y hemos convertido el nacionalismo en el referente político del S. XXI".
Y luego, la misma monserga de siempre. Sólo que ahora recargada con una preocupante piconería que no le augura nada bueno a la democracia peruana.
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