17 septiembre 2008

Hikikomori

Por: Enrique Dávila (Ikitozz City)


Hace algún tiempo conocí a una señora japonesa y comencé a ayudarla en su negocio, una cabina de Internet que queda por el centro. Es de esas pequeñas chambas que a uno le salen de vez en cuando. Pero no les hablare de eso, es de la familia de la señora o mas bien de un miembro de la familia en particular de quien espero pueda recordarme.


Hija de inmigrantes japoneses la señora Naoko se casó con un iquiteño y formó una familia. Tuvo dos hijos, Kouta y Sora que aunque nacieron en el hospital regional de Iquitos (por ende son peruanos y por supuesto son charapas) viven en Japón. El primero tiene 27 años, se graduó de la Toudai (Tokio Daigaku o Universidad de Tokio), formó una familia y no ha regresado al Perú en mas de 20 años. La segunda tiene 19 años y vive con sus abuelos en Tokio desde la infancia; hace tres años era una alumna de preparatoria sin problemas ni inconvenientes, pero poco a poco dejo de asistir a clases, comenzó a mostrarse deprimida, introvertida y distante de sus familiares; hasta que un día se encerró en su habitación sin razón aparente y allí se quedo por los años siguientes.


Sora es una hikikomori.


Los hikikomoris son adolescentes y adultos jóvenes que se ven abrumados por la sociedad japonesa y se sienten incapaces de cumplir los roles sociales que se esperan de ellos, reaccionando con un aislamiento social. A menudo rehúsan abandonar la casa de sus padres y puede que se encierren en una habitación durante meses o incluso años. La palabra japonesa hikikomori significa aislamiento en español. Fuente: Wikipedia


Es difícil imaginar a una persona encerrada de forma voluntaria en un espacio pequeño por largos periodos de tiempo, sobre todo en la sociedad y forma de vida loretana. Principalmente No se puede comparar una sociedad acelerada como la de Tokio (una metrópolis) con una sociedad menos agitada y menos presionada socialmente como la iquiteña. En esta parte me viene a la mente lo que cualquier doña diría “con una paliza lo saco de su cuarto” pero las cosas no son tan simples, principalmente porque son propensos al suicidio. Un hikikomori – ahora soy un sachaexperto (…) – no puede ser obligado a salir de su habitación porque puede reaccionar violentamente, sumirse en una incontrolable depresión y en el peor de los casos hacerse daño así mismo o a otras personas.


Pero regresemos a la historia.


Una tarde el esposo de Naoko enfermo de algo relacionado a la sangre, al poco tiempo tan rápido como enfermo, falleció. El golpe fue tal para Sora que decidió hacer algo que no tenía pensado… salir de su habitación.


Y mas aun, salir de su habitación subirse a un avión y viajar hasta Iquitos.


Un tiempo después del funeral, Naoko pensó que Sora al fin seria una joven normal, volvería a estudiar, haría amigos y recuperaría el tiempo perdido, pero no… Sora se encerró en su habitación en la modesta casa de la Av. La Marina.


Ahora, estarán pensando en los detalles: su comida, el baño, las comodidades, etc. Verán, su habitación tenia baño propio, los platos de comida se la pasan a través de una rendija por encima de la puerta, un ordenador con conexión a la red, juegos de video (playstation 2 y 3, xbox 360, etc) y demás detalles que hacían de su habitación su propio mundo.


En esta parte de la historia imaginen que se trata de una cinta de video y adelantamos un poco, pasamos por alto todo el esfuerzo que tuve que hacer para que Sora hablara conmigo y prosigamos desde ese punto.


Después de pasar algunas horas del día durante hablándole a una fría puerta de madera durante varias semanas, por fin obtuve una respuesta. Unas palabras en japonés que no comprendí, seguido de una frase en español que esperaba escuchar “cállate de una puta vez” ya era un avance en mi afán de hablar con ella.


Pero lo que dijo Sora en una parte de una conversación me dejo pensando:


“Aunque le des vuelta al asunto no comprenderías, no entiendes como me siento. Tratas de hablarme solo porque te parezco un bicho raro, una “freak” de quien necesitas compadecerte, como si necesitase que me salves de alguna manera. Nadie y entiende esto nadie puede entenderme… Este mundo no vale nada, a donde mires la gente da asco, actúan por inercia, hacen las mismas cosas todos los días, viven sus miserables vidas una y otra vez. Me da asco todo, no quiero vivir en un lugar asi, no quiero…pueden juzgarme como quieran, de todas maneras no comprenderían”


Y en cierta forma Sora tenía razón. La estaba viendo como un fenómeno de circo, como una atracción mediatica que llama la atención. Estaba mal lo sé, pero a pesar de ello he sentido cariño hacia ella, no deseaba ser su salvador, ella tampoco necesita mi lastima, pero creo y de verdad creo que de alguna forma llegue a comprenderla. Después de todo, quien no se ha sentido presionado por la sociedad, ha sentido ganas de desaparecer y sumergirse en su propio mundo, quien no se ha sentido fuera de lugar.

Esta es la historia de Sora en resumidas partes, no esperen que diga que una noche salió de su habitación se arregló y fue a bailar al Noa, o que se puso su mejor traje de baño y paso una tarde en Tipishca donde hizo muchos amigos… no. Sora regreso a Japón por que extrañaba sus abuelos. No sé si ya salió de su habitación no se si pudo integrarse a la sociedad nipona… no sé de ella.

Pero me gusta pensar que algún día la veré sonriente paseando por las calles iquiteñas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me hace que querias algo más con ella. Y no te hagas.

Anónimo dijo...

Hum... triste el caso de Sora (espero que no sea su nombre real, Enrique).

Pueden darle el nombre que quieran, tanto en japonés, inglés, español, etc, pero el caso es que esa muchacha está sufriendo de una prufunda depresión que, como tú bien explicas, puede llevarle a la muerte porque son suicidas en potencia.

Ahora, con la aparición de los emos, creo que la sociedad está viendo con un poco más de atención los casos de chicos y chicas como la tal Sora.

Crucemos los dedos para que encuentre una salida a su problema. Conocí a varios que lo lograron con la ayuda de sus seres amados, ojalá ella lo consiga también.

EL anónimo polemico.

marco dijo...

Ojalá.

Marco

Anónimo dijo...

esa chica no era emo?

creo que mas bien era emo