LA FERIA DEL LIBRO NO MORIRA (A PESAR DE LA CENSURA)

Este es el categórico y atinadísimo editorial del semanario Kanatari, ante la torpe actitud de la Municipalidad de Maynas y su alcalde Salomón Abensur para usar las instalaciones de la Plaza de Armas para la realización de la XXII Feria del Libro de Iquitos, tal como había sucedido hasta en 21 ocasiones, en una clara actitud de censura contra la cultura, en este caso por terquedad e ignorancia, que ya ha generado una serie de reacciones en la región Loreto y fuera de ella (no nos dejen solos, lideres de opinión que protestaron contra la censura a Piero Quijano)


A una ciudad sobresaturada, a quien se ha quebrado el sentido del destino y del desarrollo, se le agrega la agravación del peor de los males: la Municipalidad Provincial de Maynas, se niega a la expresión cultural más enriquecedora donde, aunque pobre y modesta, se exponía al público la Feria del Libro en la Plaza de Armas desde hace veintidós años. El colectivo de libreros, unido al Comité Organizador del Festival del Libro, se ha negado a salir del espacio viviente del corazón de la ciudad cuando resuenen en los aires las trompetas de la libertad de las Fiestas Patrias. Por lo tanto, este año no habrá Feria. Así de sencillo, no habrá Feria. Los dirigentes locales de la provincia de Maynas han decidido, con Salomón Abensur al frente, romper con una tradición cultural, tal vez la única y primera, que pretendía mostrar a locales y extraños que nos visitan en esas fechas, del 24 de julio al 5 de agosto, que en Loreto, al menos, andamos, aunque gateando, buscando lo que abra nuestras mentes y nuestros corazones. Lamentable medida. Inesperada terquedad. Torpeza sin sentido.

Lo cual no quiere decir que los organizadores hayan renunciado a estas dos semanas de fiesta cultural, que se había convertido y, al parecer, seguirá siendo, parte esencial de nuestra tradición, apoyada desde sus comienzos por la Municipalidad de Maynas, donde comenzó a establecerse desde 1984, cuando ejercía de burgomaestre el Ing. Rony Valera, y ha seguido ininterrumpidamente con quienes le siguieron en el ejercicio de esta noble función política; Max Meléndez, Silfo Alván, Joaquín Abensur (¡padre de quien ahora rige los destinos de la Comuna!), Jorge Chávez Sibina, Iván Vásquez, Juan Carlos del Águila. De distintas tiendas políticas, de distintas tendencias. Pero con el sentido común de sentir la importancia de dar un lugar preferencial a esta imagen para el mundo de las aspiraciones de este pueblo a la sabiduría bajo los humildes tambos de irapay desde donde explosionaba, con más o menos abundancia, la luz de lo mejor que ha producido la humanidad en su historia: el libro.

No importa que esta decisión siga impertérrita, inquebrantable, La decisión unánime del Comité de esta XXII edición del Festival Regional del Libro es que se hará dentro de la legalidad, naturalmente. No habrá Feria en la Plaza, cierto. Así lo han decidido las autoridades. Pero, no por eso, dejarán de tener un brillo especial los libreros que podrán sacar a las aceras sus libros y revistas, de tal modo que los espacios intelectuales conquistados hasta ahora se llenen de luz del saber los rincones de esta ciudad, cada vez más maltratada en las raíces de su conciencia. Tendrá esplendor el Pasacalle, donde esta vez retorna con nuevo ímpetu César Flores, que alegrará a la ciudadanía con sus inventos de teatro popular que avanzará triunfante bajo las fanfarrias e himnos militares y de paz que recorrerán, como siempre, las calles. Se levantará, con redoblado ímpetu, la húmisha cargada de libros cuando se haya de clausurar la Fiesta al llegar la noche del 5 de agosto. Se sucederán presentaciones de libros, muchos libros. Habrá conferencias, debates y foros, en torno al saber regional, abriéndonos al universal. Habrá conciertos y espectáculos, inauguración de nuevas formas de comunicar nuestras bibliotecas con el mundo. Habrá la Noche Inaugural, presidida por el Gobierno Regional, con su Lección Magistral, se asignarán los Premios Paucar y Monumento y habrá una presencia consolidada de las tres municipalidades distritales alternas a la de Iquitos. Se dedicará esta XXII versión al Centenario de la Provincia de Requena y del Colegio República de Venezuela. Y, en fin, una serie de concursos de distintas artes invadirán las calles y el corazón de los moradores de este mundo lejano que quiere buscar su libertad por los caminos de nuevas síntesis de saber, la ciencia y la tecnología.

KANATARI se solidariza con esta posición. El CETA, cuyo Director está ausente precisamente porque su institución ha sido reconocida internacionalmente por haber producido, entre tantas otras cosas, saberes referentes a la historia expresados en libros, las ciencias sociales y la región de los pueblos amazónicos, se solidariza unánime con quienes han tenido la valentía de negarse a ser instrumentos de decisiones tan burdas. No habrá Plaza de Armas. Pero el Festival del Libro no morirá.