Vía el blog de Nila Vigil, investigadora, esta foto tomada en la ciudad de Yurimaguas, que muestra una de sus calles principales adornada con el nombre del tristemente célebre Julio C. Arana:
De alguna manera, en el post de Nila se vuelve a plantear la gran polémica sobre la barbarie de los caucheros contra los indígenas amazónicos durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Es decir, el caso de Arana, regente de la famosa Casa Arana, poderoso emporio extractor del llamado "oro negro". Uno de los temas más importante es el famoso Proceso del Putumayo, que hace poco cumplió un siglo de haber sido puesto a la luz.
Cómo es posible que una de las cabezas visibles de un genocidio étnico, que, según el Juez Carlos A. Valcárcel,autor de El proceso del Putumayo y sus secretos inauditos (Colección Monumenta Amazónica, CETA, 2004), pudo haber causado la muerte de unos doce mil personas, tenga un poder tan fuerte, es algo que aún queda en la duda. Y claro, Arana es parte también de una estirpe en la que se incluye a Carlos Fermin Fitzcarrald, considerado aún más sanguinario que su contemporáneo. Tanto Arana como Fitzcarrald tienen sendas calles que llevan su nombre en Iquitos.
Arana tiene simpatizantes o gente "comprensiva" con su prédica. Uno de ellos es nuestro amigo y dirigente aprista Moisés Panduro, quien le dedica sentidas líneas al personaje en cuestión. Obviamente, la inmensa mayoría cree en la negativa actitud de Arana y se han hecho fuertes las demandas para que cambien el nombre de dichas calles, algo que fue considerado hace poco por algunas autoridades en la reciente conmemoración del centenario de los crímenes. En todo caso, todo quedó en stand by y hasta el momento sigue durmiendo el sueño de los justos.
El debate, en todo caso, recién comienza.
1 comentario:
Hola Paco,
ahora soy yo quien hago la acotación, no soy del Instituto lingupistico de verano, a mi blog le he puesto de invierno,con un poco de sorna
cariños
Nila
Publicar un comentario