20 marzo 2007

EL BOOM DEL CINE PROVINCIANO

Suelen decir que el cine peruano no existe, salvo cuando se trata de las producciones de Francisco Lombardi o las cosas que hace el extranjerizado Luis Llosa (que hace mucho no radica por acá). Se recuerda éxitos que han ganado cierto premios internacionales y son algunos referentes de la nueva generación, tales como Días de Santiago o Madeinusa. También se presentan éxitos taquilleros tales como Mañana te cuento, Un día sin sexo o Chicha tu madre, así como se recuerda producciones de alto presupuesto pero poca calidad tipo Cuando el cielo es azul o Un marciano llamado deseo. Todas estas producciones tienen en común ser concebidas desde Lima, teniendo como realizadores o gente decisiva a limeños o alimeñados (sin carga peyorativa, por cierto). Es decir, el dinero, la producción y post producción, así como otros espacios propios son hechos desde el centralismo (aún cuando estén rodadas en provincias).

Sin embargo, a pesar de esta concentración desmedida de recursos y facilidades, poco a poco están surgiendo manifestaciones importantes desde las provincias, con actores y actrices entusiastas o novatos, que recursos tecnológicos modestos, con logística pequeña, con bajo, muy bajo o casi inexistente presupuesto de producción y, claro está, generalmente con poca fortuna en el desarrollo de técnicas narrativas (debido a que la mayoría de los realizadores son autodidactas o recientes en el rubro). Sin embargo, de este cine, a veces artesanal, esforzado, difícil en su concepción y su conclusión, se está creando los principales vehículo de reforzamiento de la identidad local, así como la reafirmación de un lenguaje visual que potencia lo fantástico, lo colorido, la naturalidad y la certeza. Lo que en el cine limeño o de gran presupuesto terminan siendo caricaturas maquilladas con extremado cuidado, en el nuevo cine provinciano es realismo expresado con capas menores de artificios, pero con intensa carga de pasión.

Muchos de los realizadores actuales, desperdigados ahora alrededor del país, iniciaron su producción teniendo una extrema necesidad de cubrir los vacíos y las ominosas omisiones que Lima había generado con su realidad. Así, uno de los grandes antecedentes de esta explosión interna lo vimos en Palito Ortega, ayacuchano que se hizo famoso primero gracias a Incesto en los Andes, y luego, con la superconocida y precursora La maldición de los Jarjachas (que ha tenido segunda parte, además) en la cual, de la mano del cine digital y del abaratamiento de los costos que esto supone, inicia además la recreación de mitos y leyendas populares de las regiones, la cual ha tomado con el paso del tiempo una importante difusión y actualización. Ademas, ha producido y dirigido El rincon de los inocentes

Además de Ortega, se ha dado mucho impulso al trabajo de la vertiente puneña. En ella se encuentran dos importantes representantes como Henry Vallejos, quien da vida al Misterio del Kharisiri , película de dos horas que da contextura al famoso brujo degollador de los Andes, y en la cual se observa la filmación de locaciones muy intensas y el uso de inventos de producción como grúas artesanales y dollys inventados o creados por la familia del artista. Otro de los cineastas púnenos y, por ahora, el más conocido de la movida provinciana es Flaviano Quispe, que recientemente acaba de ganar de Conacine un premio para financiar por cine mil soles su próximo proyecto de largometraje, quien anteriormente nos entregó El Huerfanito y El abigeo
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Además de estos, tenemos una importante muestra del cine norteño, llamada Los actores, dirigida por el trujillano Omar Forero. Además, recientemente se acaba de estrenar en Lima, El tunche, dirigida por el huancaíno Nilo Inga. Se sabe de proyectos que están dando frutos en diversas zonas de la costa (como Arequipa), en el Ande y, claro, está, en la Amazonía (específicamente en Pucallpa, Tarapoto e Iquitos).

En Iquitos, el representante más reconocido de la movida es Chullachaqui corto de 33 minutos que ha generado que por primera vez en mucho tiempo un cine comercial como Multicines Star abra su cartelera a un trabajo de este tipo, con éxito descomunal de taquilla. Dirigida por Dorian Fernández-Moris, ha sido recientemente presentada con éxito de público en Lima, con importante difusión de medios y positiva crítica, específicamente por sus adelantos en fotografía, imagen, sonido y banda sonora.

Como vemos, no sólo en Lima se mueve el cine. Las provincias empiezan a generar sus propias historias, a mejorar con el tiempo su calidad, sus recursos humanos y tecnológicos. No hay duda que desde ellas se está construyendo el nuevo futuro del cien nacional. Será cuestión de tener la visión y generar el apoyo suficiente para que el boom no sea efímero.

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