(Foto: Jaguar del Platanar)
Por: Gino Ceccarelli
En 1974 mis padres se instalaron en Pucallpa, tres años después, cumpliendo los diecisiete años viajé a la capital por varias razones. La primera es que mi vocación de querer ser artista se había consolidado y quería postular a la Escuela de Bellas Artes de Lima. La segunda razón era que mis "patas" pucallpinos empezaban a tener hijos y otros se estaban casando. Eso no iba conmigo. Y la tercera razón de mi mudanza fue que empezaba a aburrirme en Pucallpa y necesitaba respirar nuevos aires.
Ingresé a la Escuela de Bellas artes y me pagaba mis estudios trabajando en un depósito de carretas ambulantes que en esa época (había miles) se habían apoderado del centro de Lima.
En vacaciones y casi todos los fines de mes viajaba a Pucallpa por carretera para visitar a mis padres y amigos. La mayor de las veces lo hacía "tirando dedo" porque mi presupuesto era escaso. Cuando hacía esto, tomaba un ómnibus hasta la garita de control en Matucana y allí me contactaba con los interprovinciales que cobraban poco pero, uno tenía que viajar en el pasadizo del ómnibus. Otras veces en camiones (también cobraban alguito) y me podían acercar hasta Cerro de Pasco, Huanuco o Tingo María para luego tomar otro transporte hasta mi destino final: la polvorienta Pucallpa.
En uno de los tantos viajes logré llegar hasta Tingo María, se me había acabado el dinero y los camiones y omnibuses que iban a Pucallpa querían que se les pague aunque sea un sol. Pasaron las horas y casi al anochecer un camionero aceptó llevarme gratis con la condición de que vaya en la parte de atrás y que me acomode entre los bultos que transportaba. Le agradecí, me instalé y empezó el viaje. Poco más de la medianoche el camión se detuvo, de pronto vi que el chofer subía a la parte de atrás con un enorme machete. Me aterroricé. El tipo era un serrano alto y gordo, alargó la mano con el machete y me dijo:
-"Toma, al primero que se suba a robar, le metes un machetazo!".
Ante mi desconcierto me explicó que estábamos a punto de subir el cerro llamado La Divisoria y que en ese lugar había ladrones que aprovechando la lentitud del camión cuando subía, se trepaban a la parte de atrás y tiraban las mercaderías, sacos, cajas y todo lo que podían mientras que otros rufianes iban recogiendo del camino.
-"¿Tu crees que te traigo gratis, cojudo?" "Confío en ti, si me roban, tu pagarás las consecuencias"- sentenció.
El camión arrancó y empezó a subir La Divisoria. Yo tenía en la mano un machete de casi un metro, las piernas me temblaban, sudaba frío y sentía calambres en el estómago. Jamás en mi vida pensé en la posibilidad de meterle un machetazo a quien sea. A lo único que atiné fue a hacerme un espacio entre los bultos y cajas, una especie de pozo en donde me metí y me tapé con todo lo que podía. Heroicamente me escondí.
Pasaron como tres horas de angustias y miedos. Felizmente esa noche no hubo ladrones. Estaba amaneciendo y cuando sentí que el camión no subía más y se detenía en la berma de la carretera salí rápidamente de mi escondite, me paré en medio de los bultos y con el machete en ristre y en actitud desafiante miraba el horizonte. Parecía una estatua de algún héroe. El camionero al verme se quedó admirado de mi gallarda actitud y me preguntó:
-"¿Hubo algún problema?".
- "En realidad no” -le dije- “algunos quisieron subir, pero cuando les amenacé con el machete bajaron despavoridos".
-"Es usted un joven valiente, como usted hay pocos", me dijo emocionado.
El resto del camino viajé en cabina y el fulano me invitó un desayuno como Dios manda. En Pucallpa nos emborrachamos y al final me obsequió una caja enorme de manzanas y un saco de choclos.
La valentía tiene precio.
6 comentarios:
La vida está llena de historias exageradas de eventos que solo desearíamos que así pasen... pero si eso sirve para un viaje gratis y con viáticos.. excelente.
Ja
y tirando dedo...
(Ya no es un deporte muy saludable, teniendo en cuenta los asesinos de la carretera)
Guarda con Mad Max
Saludos
intersante! quien lo diría
siempre pense q era tannnn.. bueno como lo conoci!
jajajajaja, paco, ¡no sabes cómo espero los posts de ceccarelli! me río hasta doblarme, no dejes que se vaya ni que postee de otras cosas que no sean anécdotas como ésta y la primera que posteó, la de la serenata con tocadiscos. Creo que la nota humorística es la que le va; cuando le da por hablar de política se pone aburrido.
ESTOS RELATOS DEL Sr. Ceccarelli son tan divertidos, peca de inocentón, por cierto sus pinturas son de los mas creativos que visto así como sus relatos jajajaj...
jajaja que buena historia! Excelente. Bien usada mi fotica.
Saludos desde Costa Rica.
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