La biopiratería o robo de especies de flora (al que se suma también el de especies de fauna con fines comerciales y conocimientos ancestrales) comenzó hace unos 15 años, pero se incrementó cuando laboratorios de países industrializados descubrieron que en las plantas de la Amazonía podrían encontrarse remedios para muchas enfermedades y enviaron a sus expertos a identificar especies útiles.
Más allá de estas consideraciones tan importantes, las patentes no pueden ocultar el hecho de que la innovación en el juego del "corta y pega" es, en muchos casos, poco más que la recolección o la extracción del conocimiento de los innovadores locales, los pueblos originarios y las comunidades que conocen íntimamente los recursos locales de los que han dependido para su supervivencia. La solicitud de patentes, sin embargo, sólo es posible negando este conocimiento tradicional del medio natural y expropiando el derecho de estos innovadores a controlar el fruto de su conocimiento.
Especialistas de la Universidad Federal de Pará, al norte de Brasil, consideran que laboratorios del mundo entero tienen científicos en la selva en busca de plantas con propiedades curativas, medicinales y aromáticas. Estudios realizados por organizaciones ecologistas señalan que el tráfico de conocimientos y técnicas curativas indígenas causa a los países amazónicos pérdidas anuales superiores a los 10.000 millones de dólares.
El auge de la medicina alternativa o tradicional, basada en la curación con hierbas, también está contribuyendo a acrecentar la biopiratería. Se estima que entre 30 y 40 por ciento de los pobres de América Latina usan la medicina tradicional o alternativa sea por patrones culturales, poca cobertura de los servicios tradicionales de salud o escasos medios económicos.
Los más perjudicados con el aumento de la biopiratería son los pueblos originarios, por la expoliación que podrían sufrir muchos de sus recursos naturales. La comunidad asháninka de la selva peruana, por ejemplo, lo está experimentando en carne propia. Muchos de sus bosques de uncaria tomentosa y uncaria guianensis, conocidas popularmente como uña de gato, han sido deforestadas por personas ávidas de obtener ganancias con la comercialización de la corteza.
La mayor parte de las plantas medicinales y aromáticas requeridas por el mercado internacional son recolectadas por las comunidades amazónicas en forma desordenada y sin una clasificación previa, lo que las desvaloriza. Tampoco existen mecanismos que aseguren un retorno económico para los pueblos que la producen.
En otro caso que llama a la indignación, los pueblos indígenas de la cuenca del río Amazonas han cultivado la ayahuasca o yage (Banisteriopsis.caapi) desde tiempos ancestrales para usos medicinales y ceremonias religiosas. Loren Miller, ciudadano estadounidense, obtuvo en 1986 la patente US No. PP 05751 a favor de la empresa Plant Medicine Corporation, asegurando haber "descubierto" en un huerto indígena de Ecuador una nueva variedad de banisteriopsis. Esta patente otorga a esa empresa derechos exclusivos para vender y desarrollar nuevas variedades de la planta. En la actualidad, la corporación trabaja en la obtención de nuevas medicinas en el campo psiquiátrico y cardiovascular derivadas de la ayahuasca. La Confederación Indígena de Comunidades Amazónicas (COICA) solicitó, desde hace tiempo y sin éxito, la cancelación de la patente por no tener siquiera novedad inventiva, puesto que la variedad patentada por Miller ha sido domesticada por ellos y sus antecesores desde hace cientos de años. Miller ha continuado con sus investigaciones y pretende instalar un laboratorio en la Amazonía ecuatoriana.
Durante el quinto congreso de la COICA, en mayo de 1997, se discutió el tema entre los ochenta delegados representantes de cuatrocientos pueblos amazónicos, acordando que: "a) se realizará una campaña de denuncia, b) se declarará a Miller enemigo de los pueblos indígenas amazónicos y se le prohibirá la entrada a cualquiera de sus territorios, y c) se continuará con el proceso legal de anulación de la patente". La COICA incluyó en su página de internet un aviso indicando que no se harían responsables de la integridad física de Miller si insistía en presentarse en algunos de los territorios indígenas. Esto originó una fuerte reacción por parte de la Fundación Interamericana (FIA), que financia proyectos de desarrollo en América Latina entre ellos a comunidades de la COICA, amenazándolos con cancelar ese apoyo económico si no se retractaba de todas las declaraciones. La COICA decidió romper las relaciones con la FIA negándose a cumplir con esa pretensión.
Además, desde el año 2001, hay tres patentes otorgadas en Estados Unidos a la empresa Pure World Botanicals por invenciones relacionadas con la maca. La maca, según varios especialistas, salió en forma irregular del territorio nacional. Sin embargo, todas ellas fueron impulsadas desconociendo que se trata de un recurso natural oriundo de la zona andina y obviando los conocimientos de los antiguos peruanos.
En la actualidad existen convenios internacionales que reconocen los derechos de cada nación sobre su biodiversidad. Para los países miembros de la Comunidad Andina, existe la Decisión 391, emitida en julio de 1996, mediante la cual se norma el acceso de las naciones extranjeras a los recursos genéticos que conforman ese organismo. Sin embargo, la norma internacional no se ha reglamentado en nuestro país
Ante la inexistencia de un registro internacional, es imprescindible que el Estado se convenza de la necesidad de que se institucionalice un grupo de trabajo dedicado exclusivamente al monitoreo, a través de internet o las publicaciones especializadas, de las oficinas de patentes internacionales para que, apenas se detecte una solicitud, se pueda hacer todo lo posible para impedir que ésta sea concedida. Lo más recomendable es tomar la iniciativa en cuanto a la promoción en el exterior de los productos peruanos.
Más allá de estas consideraciones tan importantes, las patentes no pueden ocultar el hecho de que la innovación en el juego del "corta y pega" es, en muchos casos, poco más que la recolección o la extracción del conocimiento de los innovadores locales, los pueblos originarios y las comunidades que conocen íntimamente los recursos locales de los que han dependido para su supervivencia. La solicitud de patentes, sin embargo, sólo es posible negando este conocimiento tradicional del medio natural y expropiando el derecho de estos innovadores a controlar el fruto de su conocimiento.
Especialistas de la Universidad Federal de Pará, al norte de Brasil, consideran que laboratorios del mundo entero tienen científicos en la selva en busca de plantas con propiedades curativas, medicinales y aromáticas. Estudios realizados por organizaciones ecologistas señalan que el tráfico de conocimientos y técnicas curativas indígenas causa a los países amazónicos pérdidas anuales superiores a los 10.000 millones de dólares.
El auge de la medicina alternativa o tradicional, basada en la curación con hierbas, también está contribuyendo a acrecentar la biopiratería. Se estima que entre 30 y 40 por ciento de los pobres de América Latina usan la medicina tradicional o alternativa sea por patrones culturales, poca cobertura de los servicios tradicionales de salud o escasos medios económicos.
Los más perjudicados con el aumento de la biopiratería son los pueblos originarios, por la expoliación que podrían sufrir muchos de sus recursos naturales. La comunidad asháninka de la selva peruana, por ejemplo, lo está experimentando en carne propia. Muchos de sus bosques de uncaria tomentosa y uncaria guianensis, conocidas popularmente como uña de gato, han sido deforestadas por personas ávidas de obtener ganancias con la comercialización de la corteza.
La mayor parte de las plantas medicinales y aromáticas requeridas por el mercado internacional son recolectadas por las comunidades amazónicas en forma desordenada y sin una clasificación previa, lo que las desvaloriza. Tampoco existen mecanismos que aseguren un retorno económico para los pueblos que la producen.
En otro caso que llama a la indignación, los pueblos indígenas de la cuenca del río Amazonas han cultivado la ayahuasca o yage (Banisteriopsis.caapi) desde tiempos ancestrales para usos medicinales y ceremonias religiosas. Loren Miller, ciudadano estadounidense, obtuvo en 1986 la patente US No. PP 05751 a favor de la empresa Plant Medicine Corporation, asegurando haber "descubierto" en un huerto indígena de Ecuador una nueva variedad de banisteriopsis. Esta patente otorga a esa empresa derechos exclusivos para vender y desarrollar nuevas variedades de la planta. En la actualidad, la corporación trabaja en la obtención de nuevas medicinas en el campo psiquiátrico y cardiovascular derivadas de la ayahuasca. La Confederación Indígena de Comunidades Amazónicas (COICA) solicitó, desde hace tiempo y sin éxito, la cancelación de la patente por no tener siquiera novedad inventiva, puesto que la variedad patentada por Miller ha sido domesticada por ellos y sus antecesores desde hace cientos de años. Miller ha continuado con sus investigaciones y pretende instalar un laboratorio en la Amazonía ecuatoriana.
Durante el quinto congreso de la COICA, en mayo de 1997, se discutió el tema entre los ochenta delegados representantes de cuatrocientos pueblos amazónicos, acordando que: "a) se realizará una campaña de denuncia, b) se declarará a Miller enemigo de los pueblos indígenas amazónicos y se le prohibirá la entrada a cualquiera de sus territorios, y c) se continuará con el proceso legal de anulación de la patente". La COICA incluyó en su página de internet un aviso indicando que no se harían responsables de la integridad física de Miller si insistía en presentarse en algunos de los territorios indígenas. Esto originó una fuerte reacción por parte de la Fundación Interamericana (FIA), que financia proyectos de desarrollo en América Latina entre ellos a comunidades de la COICA, amenazándolos con cancelar ese apoyo económico si no se retractaba de todas las declaraciones. La COICA decidió romper las relaciones con la FIA negándose a cumplir con esa pretensión.
Además, desde el año 2001, hay tres patentes otorgadas en Estados Unidos a la empresa Pure World Botanicals por invenciones relacionadas con la maca. La maca, según varios especialistas, salió en forma irregular del territorio nacional. Sin embargo, todas ellas fueron impulsadas desconociendo que se trata de un recurso natural oriundo de la zona andina y obviando los conocimientos de los antiguos peruanos.
En la actualidad existen convenios internacionales que reconocen los derechos de cada nación sobre su biodiversidad. Para los países miembros de la Comunidad Andina, existe la Decisión 391, emitida en julio de 1996, mediante la cual se norma el acceso de las naciones extranjeras a los recursos genéticos que conforman ese organismo. Sin embargo, la norma internacional no se ha reglamentado en nuestro país
Ante la inexistencia de un registro internacional, es imprescindible que el Estado se convenza de la necesidad de que se institucionalice un grupo de trabajo dedicado exclusivamente al monitoreo, a través de internet o las publicaciones especializadas, de las oficinas de patentes internacionales para que, apenas se detecte una solicitud, se pueda hacer todo lo posible para impedir que ésta sea concedida. Lo más recomendable es tomar la iniciativa en cuanto a la promoción en el exterior de los productos peruanos.
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