A raíz de la inauguración de La Piel de un Río, exposición colectiva sobre arte contemporáneo de inspiración amazónica (realizada en el Museo de Arte de San Marcos a mediados de enero de este año), una de las atracciones principales fue la presentación en vivo de Los Chapillacs, un grupo de jóvenes arequipeños que, en cualquier otra circunstancia, pudieran pasar como rockeros, pero cuya entraña melódica se sirve de los viejos éxitos de Juaneco y su combo y Los Mirlos, a los cuales habían agregado algunas guitarras distorsionadas y harto sabor. ¿El resultado? cientos de personas bailando con entusiasmo algo que hasta hace muy poco desconocían en lo absoluto.
A finales del 2007, tuvimos la oportunidad de conocer una producción musical sui generis. Un productor musical norteamericano, con un mínimo de oído para detectar un éxito instantáneo y algo de sentido común, descubrió que la cumbia psicodélica que hizo furor en las fiestas setenteras de varios pueblos provincianos, podría tener una difusión mayor que los discos de vinilo empolvados que coleccionan nuestros abuelos y padres.
Con inspirado arrojo, la Barbés Records decidió compilar las canciones pioneras de este género, que estaban al borde del olvido. Así, lanzaron al mercado internacional “The Roots of the Chicha”, con un rotundo éxito comercial que ha generado más de un proyecto para reeditar y producir nuevos volúmenes de esta saga. Entre los escogidos, destacan grupos de raigambre amazónica como Los Mirlos, Juaneco y su combo, quienes, sin duda alguna, (junto a bandas de locura como Los Hijos del Sol, Los Diablos Rojos, Los Destellos, etc), revolucionaron los cánones establecidos, con sus guitarras y su combo sonoro, muy alejado del gusto que la siempre pretenciosa Lima decretaba.
Los resultados señalan que aquellos que consideraron a la cumbia psicodélica amazónica como un subgénero sin importancia estuvieron profundamente equivocados. Su falta de visión es tan evidente como su racismo para entender y aceptar los diversos matices en los cuales se mueve el perfil promedio del consumidor. Y es evidente que Los Mirlos y, sobre todo, Juaneco y su combo (con más de cuarenta años en el ruedo), fueron y serán soportes de una tradición que deberá ser dictada en las escuelas y conservatorios especializados. Canciones como “Sonido Amazónico”, “Vacilando con Ayahuasca”, “Ya se ha muerto mi abuelo” “Mujer hilandera” “Muchachita de oriente” en este momento son para un creciente número de melómanos, la nueva moda, el signo de distinción fashión que ha recalado en con fuerza en círculos intelectuales y sectores acomodados.
Sin embargo, a pesar de que existe una corriente muy fuerte por conocer las tendencias musicales amazónicas (tanto en el género bailable como en el aspecto tradicional y la fusión), no existe ningún productor o promotor con cierta visión que pueda dar impulso a la comercialización (manteniendo los estándares de calidad) de algunos éxitos como las pandillas de David Núnez y Explosión, o que el megaexitoso Kaliente vuelva completamente al redil y no se nutra solamente de cumbias norteñas (lease El Embrujo). Además, proyectos como Bombobaile, que fusiona clásicos regionales con base rockera y moderna, ha sido descontinuado, por falta de presupuesto. Del mismo, dos proyectos para realizar una investigación de melodías indígenas y recopilarlas en un audiolibro, así como para mezclar sonidos y notas de raigambre local con base electrónico, que hemos trabajado un puñado de jóvenes loretanos, aún no ha tenido el apoyo que debería por parte de quienes deberían promoverlo.
En fin, Juaneco y su Combo es escuchado más ahora que hace un tiempo entre los consumidores foráneos no solo por una cuestión nostálgica o meramente académica. Existe un interés verdadero, una curiosidad que pronto devendrá en culto. Es posible incluso que sus resultados vayan a traducirse en un renacimiento del género. Y con ello, la revalidación de la rica tradición musical amazónica (ahora globalizada). Estemos atentos y no cerremos los ojos ante lo inevitable: el gran combo melódico charapa está de vuelta (y de moda, por cierto).
Link: Una semblanza de uno de los fundadores de Juaneco y su combo, a cargo de Ricardo León.
Link: Descarga The Roots of chicha, gracias a Sintonizando
A finales del 2007, tuvimos la oportunidad de conocer una producción musical sui generis. Un productor musical norteamericano, con un mínimo de oído para detectar un éxito instantáneo y algo de sentido común, descubrió que la cumbia psicodélica que hizo furor en las fiestas setenteras de varios pueblos provincianos, podría tener una difusión mayor que los discos de vinilo empolvados que coleccionan nuestros abuelos y padres.
Con inspirado arrojo, la Barbés Records decidió compilar las canciones pioneras de este género, que estaban al borde del olvido. Así, lanzaron al mercado internacional “The Roots of the Chicha”, con un rotundo éxito comercial que ha generado más de un proyecto para reeditar y producir nuevos volúmenes de esta saga. Entre los escogidos, destacan grupos de raigambre amazónica como Los Mirlos, Juaneco y su combo, quienes, sin duda alguna, (junto a bandas de locura como Los Hijos del Sol, Los Diablos Rojos, Los Destellos, etc), revolucionaron los cánones establecidos, con sus guitarras y su combo sonoro, muy alejado del gusto que la siempre pretenciosa Lima decretaba.
Los resultados señalan que aquellos que consideraron a la cumbia psicodélica amazónica como un subgénero sin importancia estuvieron profundamente equivocados. Su falta de visión es tan evidente como su racismo para entender y aceptar los diversos matices en los cuales se mueve el perfil promedio del consumidor. Y es evidente que Los Mirlos y, sobre todo, Juaneco y su combo (con más de cuarenta años en el ruedo), fueron y serán soportes de una tradición que deberá ser dictada en las escuelas y conservatorios especializados. Canciones como “Sonido Amazónico”, “Vacilando con Ayahuasca”, “Ya se ha muerto mi abuelo” “Mujer hilandera” “Muchachita de oriente” en este momento son para un creciente número de melómanos, la nueva moda, el signo de distinción fashión que ha recalado en con fuerza en círculos intelectuales y sectores acomodados.
Sin embargo, a pesar de que existe una corriente muy fuerte por conocer las tendencias musicales amazónicas (tanto en el género bailable como en el aspecto tradicional y la fusión), no existe ningún productor o promotor con cierta visión que pueda dar impulso a la comercialización (manteniendo los estándares de calidad) de algunos éxitos como las pandillas de David Núnez y Explosión, o que el megaexitoso Kaliente vuelva completamente al redil y no se nutra solamente de cumbias norteñas (lease El Embrujo). Además, proyectos como Bombobaile, que fusiona clásicos regionales con base rockera y moderna, ha sido descontinuado, por falta de presupuesto. Del mismo, dos proyectos para realizar una investigación de melodías indígenas y recopilarlas en un audiolibro, así como para mezclar sonidos y notas de raigambre local con base electrónico, que hemos trabajado un puñado de jóvenes loretanos, aún no ha tenido el apoyo que debería por parte de quienes deberían promoverlo.
En fin, Juaneco y su Combo es escuchado más ahora que hace un tiempo entre los consumidores foráneos no solo por una cuestión nostálgica o meramente académica. Existe un interés verdadero, una curiosidad que pronto devendrá en culto. Es posible incluso que sus resultados vayan a traducirse en un renacimiento del género. Y con ello, la revalidación de la rica tradición musical amazónica (ahora globalizada). Estemos atentos y no cerremos los ojos ante lo inevitable: el gran combo melódico charapa está de vuelta (y de moda, por cierto).
Link: Una semblanza de uno de los fundadores de Juaneco y su combo, a cargo de Ricardo León.
Link: Descarga The Roots of chicha, gracias a Sintonizando
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