02 marzo 2008

EL PERRO DEL HORTELANO COME CHARAPAS



Sin haber sido protagonista de alguna gesta heroica en beneficio del pueblo loretano, sin haber participado en los grandes debates que motivaron el nacimiento y consolidación – fallida y frustrante – de la gran nación selvática, sin haber sido como Belaunde, un estadista que pensaba en recorrerse cada pueblo alejado y río inexpugnable, el actual jefe de Estado – derrotado regionalmente por Humala, chupasangre y beatito de Lourdes Flores al mismo tiempo, se ha erigido en la más reciente versión de la enciclopedia amazónica. “Así es la selva”, parafrasea al padre Villarejo – seguro sin conocerlo – y se lanza con su particular visión de un mundo que, al parecer, solo conoce a medias, de pasada, como quien necesita memorizarse de paporreta una lección para aprobar algún indeseado examen.

Una vez más, Alan García ha publicado “El Perro del Hortelano” en la edición dominical de El Comercio que casi nadie lee por aquí (como todos sabemos, su precio limeño es de 3.50 nuevos soles y en Iquitos – porque es envío aéreo y llega pasado el mediodìa – asciende a los 5), el famoso compendio de clichés preparado por su grupo de alucinados tecnócratas de salón e internet. Si, al fin y al cabo éste fuera una separata de datos estadísticos sin análisis (los remanentes del tristemente célebre Instituto Nacional de Planificación del primer gobierno aprista), la astucia del presidente pasaría como una más de sus vaguedades retoricas envueltas en harto fuego de artificio. Pero, cuando se dedica a presentar un balance negado de la realidad, cuando maniqueamente describe un problema de acuerdo a sus propios cálculos, cuando recurre al manido truco de la palabrería para envolvernos en una mentira, Alan García comete un error gravísimo.

Alan García comete una necedad.

Alan García, con el apoyo de sus perritos, se encarga de difundir un psicosocial que oculta el plan de las oscuridades, el mensaje subliminal oculto dentro de la cháchara-justicia- social.

Porque, cuando el presidente acusa a quienes legítimamente reprochan los vacíos de su discursito de ser contestatarios y obstruccionistas, entonces está mezclando aguajes con chambiras. Si es cierto que hay gente que no propone y solo se dedica a buscar la desestabilización, también es cierto que hay personalidades y ciudadanos que pueden armar un esquema que ha dejado en ridículo la llamada “Ley de la Selva”. Si no, ¿son tan apristas Carlos Lanberg, Tula Benites o el reciente otorongo que se servía en paila del dinero mal habido de los Sánchez Paredes? Este despropósito no es nada nuevo, por cierto (aunque los compañeros más ilustrados se desgañiten defendiendo sus “bondades”), y tiene que ver con la mercantilización de la Amazonía, con su venta por precio chatarra a los que cortan el jamón en Palacio de Gobierno y por lo bajo anhelan la chancaca. La “Ley de la Selva” es la nueva metodología para poner un porcentaje a la turbidez, con el pretexto de los bosques. Nada que no hayamos visto antes, cuando los porcentajes se decidían entre un grupo de madereros, cuando los mandamases de INRENA y Agricultura, cuando en ONG's “ambientalistas” se profesaba el credo de la angurria, cuando desde el Gobierno Regional anterior se regalaba hectáreas vírgenes a los asiáticos del APEC y la pendejada. ¿Y en qué quedó todo? En plata que entraba por un canal y llenaba un saco que iba enflaqueciendo en el camino. Y nuevos ricos, y más ricos y mucho más canallas encargados de arrasar con uno de los últimos refugios de vida que le quedan al mundo.

Queriendo o sin querer, el perro del hortelano se ha transformado en un gigantesco mutante devorador de selvas, árboles y charapas, a los que digiere en la indignidad de su panza boyante y su estrella oculta entre la mala hierba.

PD: Ilustraciòn cortesìa de Hoja Obrera

2 comentarios:

http://thetigerranch.blogspot.com/ dijo...

Con todo lo que escribes Francisco Bardales, el desarrolo que tanto esperamos los peruanos es una UTOPIA y que estas buenas cifras macroeconomicas que alaba el gobierno de turno son pasajeras.

Anónimo dijo...

Estimado: Tienes razón cuando denuncias que el proyecto de vender la selva no es exclusiva del gobierno actual (que ya lotizó nuestra región y lo está rematando/concesionando al mejor postor petrolero). La irracional explotación de los recursos selvícolas es de propios (en ínfima proporción, lo cual no es ninguna justificación), y de extraños, que está siendo facilitada inconstitucionalemnte por el gobierno de turno (más vendepatria que cualquier otro) . Pero la culpa la tenemos nosotros, los loretanos, que hasta ahora no hemos podido cuajar una respuesta a la postergación histórica de la región desde los tiempos de la colonia.