Todos tenemos preferencias. Y todos creamos un vínculo afectivo, crítico, estilístico con las obras que nos conmueven, que nos cuentan historias que nadie había contado antes, que pueden estrujar nuestros corazones con el inmenso poder de la palabra, del verso iluminado. El único requisito para entrar en los dominios de esta clasificación, arbitraria y subjetiva, es la calidad, es decir saber lo que se dice y no pensar con teorías desfasadas, con análisis salvajemente malos o con parcialidades desvergonzadas. Siempre he creído, como Oscar Wilde, que los libros pueden catalogarse sólo en dos cajones: los que son buenos y los que son malos. Incurrir en otro tipo de etiquetaje significa una enrevesada forma de ganarse la vida a costa de la ingenuidad de algunos sugestionables.
Este top ten litarario se engarza a partir de todas las obras que han tratado sobre el tema amazónico, que han desarrollado sus hechos en esta tierra generosa llamada Loreto, que ha sido escritas por loretanos (aunque este requisito, como van a ver más adelante, no es excluyente) y , sobre todo, que son obras imprescindibles, según mi modesto punto de vista, para entender algo de la realidad, de los problemas y las aspiraciones y de esa otra verdad, aquella que nunca podrá encontrar en los libros de no ficción. La clasificación es en orden de preferencias y ha sido muy difícil llegar a la misma, dada la calidad de las seleccionadas. Lo que sí estoy seguro es que ninguna persona que se precie de querer conocer lo mejor de Loreto debe dejar de leer estas obras:
Este top ten litarario se engarza a partir de todas las obras que han tratado sobre el tema amazónico, que han desarrollado sus hechos en esta tierra generosa llamada Loreto, que ha sido escritas por loretanos (aunque este requisito, como van a ver más adelante, no es excluyente) y , sobre todo, que son obras imprescindibles, según mi modesto punto de vista, para entender algo de la realidad, de los problemas y las aspiraciones y de esa otra verdad, aquella que nunca podrá encontrar en los libros de no ficción. La clasificación es en orden de preferencias y ha sido muy difícil llegar a la misma, dada la calidad de las seleccionadas. Lo que sí estoy seguro es que ninguna persona que se precie de querer conocer lo mejor de Loreto debe dejar de leer estas obras:
TOP DIEZ: ORQUÍDEAS DEL PARAÍSO. A Enrique Planas, limeño treintón, lo conocí no hace mucho en la casa de Christian Bendayán y la primera impresión que me llevé de él fue que era un escritor orgánico. Efectivamente, precedido de un prestigio en los círculos intelectuales, que lo llevó incluso al extranjero, en esta obra Planas expresa una capacidad innata para la narración y un dominio de las técnicas literarias con miras a explicar una situación entre delirante y aventuresca, que tiene la Selva como escenario y nuestra realidad actual como pretexto para articular con nervio clínico los vaivenes de un contexto demasiado desencantado como para sentirnos cómodos o resignados. Orquídeas del Paraíso es una buen novela, la mejor de su autor y una muestra reciente que no sólo los amazónicos podemos hablar de nosotros mismos con la soltura y el rigor propios de quien conoce más allá de lo epidérmico a esta tierra de desconcertantes gentes.
TOP NUEVE: LO QUE NO VEO EN VISIONES. Ana Varela es la mejor poetisa amazónica de la actualidad y su nombre posiblemente tenga un lugar privilegiado cuando se cuente la historia literaria de esta parte del país. Este poemario, primigenio en la obra de su autora, le dio el triunfo en la edición 1991 del Premio COPE de poesía. Nadie duda dela calidad de este fresco intimista, publicado en pleno esplendor de la literatura femenina escrita por mujeres desencantadas de su entorno y particularmente interesadas por la exploración de su sexualidad. Varela intercala estas expediciones con las otras, más sociales o territoriales, las cuales descubren pequeña escalas entre pueblos amazónicos , que al fin y al cabo son estaciones sentimentales y estados de ánimo de la narradora. Aunque el feminismo poético ha envejecido bastante con el paso de los años, no lo ha sido el descubrimiento y la convivencia con los orígenes, suficientes para bramar por la lozanía y la vigencia de este extraordinario poemario de finales del siglo anterior.
TOP OCHO: PANTALEÓN Y LAS VISITADORAS ¿Quién no ha leído la novela ó visto la película ó escuchado de oídas sobre este personaje de ficción que hizo famoso Mario Vargas Llosa? Farsa y apólogo, Pantaleón y las visitadoras trasciende el humor y la anécdota inmediata y explica, a través de la construcción de este oficial del Ejercito que por circunstancias de la vida se convierte en el más grande proxeneta de los ríos selváticos, los variados mecanismos de una sociedad iquiteña que al momento de escribirse esta novela aún era una apacible y viperina ciudad provinciana, donde las personas eran buenas y corteses y donde el único deporte permitido, aparte del fútbol y el sexo, a falta de luz eléctrica y televisión, era el chisme y la maledicencia. Este libro es una reflexión moral que no busca denigrar nunca a las loretanas (como alguna ruma de imbéciles quiso hacer creer), sino exponer los variados caminos, a veces bastante graciosos, que puede tomar la lucha contra el pudor y la vigencia del deseo y el placer incluso en sociedades tan inocuas y cerradas como Iquitos de los años setenta.
TOP SIETE: LA BÚSQUEDA DEL ALBA Germán Lequerica fue reconocido tardíamente por este poemario, concebido en los calmos años cincuenta, el cual además puede ser considerado posiblemente como el más intenso y conmovedor que haya escrito un loretano. Apasionadamente simple, puede llegar a generar una serie de sentimientos, que van desde la constatación del panfleto hasta la emoción más profunda al leer versos que siguen retumbando en la memoria y el corazón de los lectores como éste: En la búsqueda del alba/ el hombre tiene inevitablemente/ cien manos/ cien pies/ y una estrella prendida en la memoria.
TOP SEIS: SANGAMA Considerado por más de un crítico y escritor y lector como la novela representativa de la Amazonía peruana, la que en todo caso, a decir del padre Joaquín García, es una novela totalizadora que presenta a la Amazonía al mundo y viceversa, señala los derroteros de un camino que hasta ese entonces no había sido recorrido en la literatura nacional. Hernández, graduado de abogado, tuvo en mente escribir una historia de la selva, pero presentarla como un territorio lleno de energía y de posibilidades, como una promesa real y auténtica, donde los conflictos sociales también son importantes, más importantes que el paisaje mismo y donde hay una esperanza gestándose en cada poblador consciente de su entorno, de sus posibilidades y, cómo no, de su futuro. La Amazonía como bandera de lucha, podría ser el mensaje implícito de esta obra capital de nuestra literatura.
TOP CINCO: LAS TRES MITADES DEL INO MOXO. Difícil, desusado, a veces confuso, ciertamente extravagante, iluminado bajo la estela del ayahuasca, bajo los cantos de la selva, bajo las regiones más disolvente del inconsciente colectivo, el ayahuasca y las icaradas nocturnas, este inclasificable libro de César Calvo es un homenaje bien ácido lisérgico a la Amazonía, bien psicodélico y bastante reverente a una tierra donde el mito y la realidad suelen entrecruzarse con bastante cotidianeidad. Sólo el genio enloquecido, la demencia artística de su creador pudieron darle un sentido coherente a lo que a todas luces resulta una incoherencia integral, una búsqueda a tientas entre el pasado y el futuro y entre los habitantes ocultos de los bosques y sus respectivos dioses protectores.
TOP CUATRO: LA JANGADA. Me hubiera gustado conocer a Julio Verne, tenerlo en vivo para preguntarle tantas cosas. Me hubiera encantado tratar de hurgar en esa portentosa imaginación y preguntarle por esta obra, que busca adentrarse a los vericuetos del hombre amazónico del siglo XIX, a una etapa en que la selva estaba asediada por bestias salvajes, barcos a vapor, barones del caucho y una sensación de fortuna tan intensa como efímera. Me hubiera fascinado descubrir las causas por las cuales un escritor tan importante y fantástico como él hubiera tomado este pedazo de territorio verde para escribir una historia tan despiadada como subyugante. A lo mejor me hubiera llevado varias sorpresas.
TOP TRES: MIRADA DEL BÚHO. Carlos Reyes, a los veinticinco años, produjo una conmoción al ganar la III Bienal de Premio COPE de Poesía 1986 por su libro Mirada del Búho. En este territorio de desusado lirismo, donde la cadencia y el ritmo que han sido y serán la marca de artista de Reyes, nos cuenta varias historias, que combinan la magia, la denuncia social (sin llegar al panfleto barato y mediocre), la búsqueda incesante del reino de la paz y el acoso constante a los terrenos de la utopía. Mirada del Búho es posiblemente uno de los poemarios más acabados de la literatura amazónica y un referente importante en la literatura nacional, así como una cumbre poética que, con el paso del tiempo, ha sido difícil superar por las generaciones venideras y las obras venideras, incluso de su propio autor. Esta obra contiene uno de los poemas de amor más hermosos que yo haya leído en mi vida, titulado “Canción de la Isla”: Detén los dardos que te asedian ciega hermosa/ de rara ausencia y manos manchadas,/ porque contigo fui y sólo contigo fui/ un onomástico sobre estrellas ardientes.
TOP DOS: INQUILINOS DE LAS SOMBRAS. Percy Vílchez es el mejor narrador loretanos de los últimos tiempos. Con este libro, sólo puedo decir que confirma esa realidad. Inquilinos de las sombras es una vuelta de tuerca a varios tópicos de esa manida literatura miticista y barata que se ha hecho tantas veces en Loreto y que los tontitos sigue creyendo es importante. ¡No más tonterías impresas a partir de ahora! ¡Adiós Huamán Ramírez, Rumrrill y Vásquez Izquierdo! Si quieren leer literatura bien hecha, emocionante, rigurosa y perdurable, éste debe ser su elección, sin dudas ni miramientos. La calidad siempre se impone a la impostura; siempre.
TOP UNO: LA CASA VERDE. Sólo porque Vargas Llosa pudo haber creado, con tan sólo un viaje a la zona, un fresco tan notable del infierno verde de Santa María de Nieva, sobraría y bastaría para recomendar esta excelente novela, obra maestra de la literatura latinoamericana. Pero, La Casa Verde es más que eso y, aunque tiene su contraparte piurana y costeña, expresa en sus páginas el dolor y la amargura de vivir en un mundo abandonado, donde la soledad, la indiferencia, las enfermedades, las lluvias y los lodazales compiten con la terquedad y el instinto innato del hombre por la supervivencia, como la del chino Fushía al que la enfermedad no sólo carcome su piel sino su razón, como la del mitayero Aquilino, como la del aguaruna Jum, como la de las monjitas de la Misión, personajes que combinan ficción y realidad, demencia y lucidez, en una novela estilísticamente perfecta. Vargas Llosa es un maestro, por eso, para que algunos “críticos” hablen de él para atacarlo y denigrar sus opiniones, sobre todo cuando afectan a sus amiguitos, deberían lavarse un poquito la boca y las neuronas, porque sino, tal como expresan sus opiniones, realzan su carácter de expresiones provistas de la más esplendorosa conchudez.
TOP NUEVE: LO QUE NO VEO EN VISIONES. Ana Varela es la mejor poetisa amazónica de la actualidad y su nombre posiblemente tenga un lugar privilegiado cuando se cuente la historia literaria de esta parte del país. Este poemario, primigenio en la obra de su autora, le dio el triunfo en la edición 1991 del Premio COPE de poesía. Nadie duda dela calidad de este fresco intimista, publicado en pleno esplendor de la literatura femenina escrita por mujeres desencantadas de su entorno y particularmente interesadas por la exploración de su sexualidad. Varela intercala estas expediciones con las otras, más sociales o territoriales, las cuales descubren pequeña escalas entre pueblos amazónicos , que al fin y al cabo son estaciones sentimentales y estados de ánimo de la narradora. Aunque el feminismo poético ha envejecido bastante con el paso de los años, no lo ha sido el descubrimiento y la convivencia con los orígenes, suficientes para bramar por la lozanía y la vigencia de este extraordinario poemario de finales del siglo anterior.
TOP OCHO: PANTALEÓN Y LAS VISITADORAS ¿Quién no ha leído la novela ó visto la película ó escuchado de oídas sobre este personaje de ficción que hizo famoso Mario Vargas Llosa? Farsa y apólogo, Pantaleón y las visitadoras trasciende el humor y la anécdota inmediata y explica, a través de la construcción de este oficial del Ejercito que por circunstancias de la vida se convierte en el más grande proxeneta de los ríos selváticos, los variados mecanismos de una sociedad iquiteña que al momento de escribirse esta novela aún era una apacible y viperina ciudad provinciana, donde las personas eran buenas y corteses y donde el único deporte permitido, aparte del fútbol y el sexo, a falta de luz eléctrica y televisión, era el chisme y la maledicencia. Este libro es una reflexión moral que no busca denigrar nunca a las loretanas (como alguna ruma de imbéciles quiso hacer creer), sino exponer los variados caminos, a veces bastante graciosos, que puede tomar la lucha contra el pudor y la vigencia del deseo y el placer incluso en sociedades tan inocuas y cerradas como Iquitos de los años setenta.
TOP SIETE: LA BÚSQUEDA DEL ALBA Germán Lequerica fue reconocido tardíamente por este poemario, concebido en los calmos años cincuenta, el cual además puede ser considerado posiblemente como el más intenso y conmovedor que haya escrito un loretano. Apasionadamente simple, puede llegar a generar una serie de sentimientos, que van desde la constatación del panfleto hasta la emoción más profunda al leer versos que siguen retumbando en la memoria y el corazón de los lectores como éste: En la búsqueda del alba/ el hombre tiene inevitablemente/ cien manos/ cien pies/ y una estrella prendida en la memoria.
TOP SEIS: SANGAMA Considerado por más de un crítico y escritor y lector como la novela representativa de la Amazonía peruana, la que en todo caso, a decir del padre Joaquín García, es una novela totalizadora que presenta a la Amazonía al mundo y viceversa, señala los derroteros de un camino que hasta ese entonces no había sido recorrido en la literatura nacional. Hernández, graduado de abogado, tuvo en mente escribir una historia de la selva, pero presentarla como un territorio lleno de energía y de posibilidades, como una promesa real y auténtica, donde los conflictos sociales también son importantes, más importantes que el paisaje mismo y donde hay una esperanza gestándose en cada poblador consciente de su entorno, de sus posibilidades y, cómo no, de su futuro. La Amazonía como bandera de lucha, podría ser el mensaje implícito de esta obra capital de nuestra literatura.
TOP CINCO: LAS TRES MITADES DEL INO MOXO. Difícil, desusado, a veces confuso, ciertamente extravagante, iluminado bajo la estela del ayahuasca, bajo los cantos de la selva, bajo las regiones más disolvente del inconsciente colectivo, el ayahuasca y las icaradas nocturnas, este inclasificable libro de César Calvo es un homenaje bien ácido lisérgico a la Amazonía, bien psicodélico y bastante reverente a una tierra donde el mito y la realidad suelen entrecruzarse con bastante cotidianeidad. Sólo el genio enloquecido, la demencia artística de su creador pudieron darle un sentido coherente a lo que a todas luces resulta una incoherencia integral, una búsqueda a tientas entre el pasado y el futuro y entre los habitantes ocultos de los bosques y sus respectivos dioses protectores.
TOP CUATRO: LA JANGADA. Me hubiera gustado conocer a Julio Verne, tenerlo en vivo para preguntarle tantas cosas. Me hubiera encantado tratar de hurgar en esa portentosa imaginación y preguntarle por esta obra, que busca adentrarse a los vericuetos del hombre amazónico del siglo XIX, a una etapa en que la selva estaba asediada por bestias salvajes, barcos a vapor, barones del caucho y una sensación de fortuna tan intensa como efímera. Me hubiera fascinado descubrir las causas por las cuales un escritor tan importante y fantástico como él hubiera tomado este pedazo de territorio verde para escribir una historia tan despiadada como subyugante. A lo mejor me hubiera llevado varias sorpresas.
TOP TRES: MIRADA DEL BÚHO. Carlos Reyes, a los veinticinco años, produjo una conmoción al ganar la III Bienal de Premio COPE de Poesía 1986 por su libro Mirada del Búho. En este territorio de desusado lirismo, donde la cadencia y el ritmo que han sido y serán la marca de artista de Reyes, nos cuenta varias historias, que combinan la magia, la denuncia social (sin llegar al panfleto barato y mediocre), la búsqueda incesante del reino de la paz y el acoso constante a los terrenos de la utopía. Mirada del Búho es posiblemente uno de los poemarios más acabados de la literatura amazónica y un referente importante en la literatura nacional, así como una cumbre poética que, con el paso del tiempo, ha sido difícil superar por las generaciones venideras y las obras venideras, incluso de su propio autor. Esta obra contiene uno de los poemas de amor más hermosos que yo haya leído en mi vida, titulado “Canción de la Isla”: Detén los dardos que te asedian ciega hermosa/ de rara ausencia y manos manchadas,/ porque contigo fui y sólo contigo fui/ un onomástico sobre estrellas ardientes.
TOP DOS: INQUILINOS DE LAS SOMBRAS. Percy Vílchez es el mejor narrador loretanos de los últimos tiempos. Con este libro, sólo puedo decir que confirma esa realidad. Inquilinos de las sombras es una vuelta de tuerca a varios tópicos de esa manida literatura miticista y barata que se ha hecho tantas veces en Loreto y que los tontitos sigue creyendo es importante. ¡No más tonterías impresas a partir de ahora! ¡Adiós Huamán Ramírez, Rumrrill y Vásquez Izquierdo! Si quieren leer literatura bien hecha, emocionante, rigurosa y perdurable, éste debe ser su elección, sin dudas ni miramientos. La calidad siempre se impone a la impostura; siempre.
TOP UNO: LA CASA VERDE. Sólo porque Vargas Llosa pudo haber creado, con tan sólo un viaje a la zona, un fresco tan notable del infierno verde de Santa María de Nieva, sobraría y bastaría para recomendar esta excelente novela, obra maestra de la literatura latinoamericana. Pero, La Casa Verde es más que eso y, aunque tiene su contraparte piurana y costeña, expresa en sus páginas el dolor y la amargura de vivir en un mundo abandonado, donde la soledad, la indiferencia, las enfermedades, las lluvias y los lodazales compiten con la terquedad y el instinto innato del hombre por la supervivencia, como la del chino Fushía al que la enfermedad no sólo carcome su piel sino su razón, como la del mitayero Aquilino, como la del aguaruna Jum, como la de las monjitas de la Misión, personajes que combinan ficción y realidad, demencia y lucidez, en una novela estilísticamente perfecta. Vargas Llosa es un maestro, por eso, para que algunos “críticos” hablen de él para atacarlo y denigrar sus opiniones, sobre todo cuando afectan a sus amiguitos, deberían lavarse un poquito la boca y las neuronas, porque sino, tal como expresan sus opiniones, realzan su carácter de expresiones provistas de la más esplendorosa conchudez.
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