La coyuntura electoral nos ha situado en la necesidad de tomar decisiones pensadas y al mismo tiempo enarbolarlas con un manejo responsable de nuestro voto. En menos de tres meses elegiremos a quienes nos gobernarán (posiblemente por cinco años, si es que un golpe o una conspiración “bolivariana-chavista-nacionalista” no se inmiscuyen antes en la cronología), y, honestamente, lo que hemos tenido en el pasado inmediato ha sido espantoso, con un Congreso corrupto e inepto, gobernantes nacionales que han pasado de la rapacería a la autocracia como si fuera barandas del mismo columpio, así como alcaldes y gobernantes regionales incompetentes e impresentables.
Los candidatos que se presentan a la elección de esta oportunidad no parecen diferenciarse del rebaño pecador. En ese sentido, las preguntas brotan fáciles: ¿Por quién votaremos? ¿Confiamos en nuestro candidato? ¿Tenemos certeza de que aquél nos representará del modo que buscamos en la función pública?.
La agencia Toronja Comunicación Persuasiva - que dirige el publicista y escritor Gustavo Rodríguez - con el concurso de Transparencia y otras instituciones y medios de comunicación, ha tenido la atinada idea de crear una suerte de test cívico por Internet (http://www.pruebaciudadana.org.pe), que pretende crear en los electores la conciencia del conocimiento pleno de por quién se está votando. La lógica que se blande es que los candidatos son parte de un gran espectro, y nosotros “contratamos” con ellos para que sean nuestros “empleados”. Nosotros escogemos y ellos cumplen lo que se han comprometido. “Cuando contratamos a alguien sólo porque nos cae ‘simpático’ o porque ‘tiene carácter’… las consecuencias ya son conocidas”, es la frase que resume este propósito, resumido en el cuestionario bautizado, como el título del portal web, como la Prueba Ciudadana.
Las preguntas de la prueba (15 en total), plantean asuntos básicos sobre la integridad, la experiencia y la capacidad de los candidatos. La valla, como el mismo Rodríguez ha señalado, es alta (habría que tener más de 10 respuestas correctas para aspirar a un voto adecuado), pero esta se plantea en la necesidad de desterrar el descarte para escoger menos malo, el que sólo llegue a la meta raspando la mediocridad. Las interrogantes concretas son bastante provocadoras, pues entre otras, inquieren por lo siguiente al presunto elegido: ¿Sabes si es buen pagador(a) de sus deudas y sus impuestos? ¿Sabes si le han descubierto mentiras en el pasado? ¿Sabes si entiende de presupuestos, balances y otras responsabilidades propias de quien maneja el dinero de todos? ¿Has leído su hoja de vida? ¿Conoces las prioridades de su plan de gobierno? Sabes por qué quiere realmente este cargo? ¿Te sentirías orgulloso de tenerlo(a) como líder?.
Estamos a tiempo de decidir con conciencia y clase. No podemos seguir repitiendo a cada momento la lamentable frase “tenemos los gobernantes que nos merecemos”. Una de las formas es contestar a este cuestionario, publicitarlo, que medios de comunicación como éste le den movimiento y, al mismo tiempo, construyan enlaces directos desde sus páginas web para la facilidad de los lectores. Responsabilidad e información son requisitos básicos que debemos tener los electores para asumir, al fin, nuestra madurez ciudadana. Hagamos esta prueba como una de las varias formas de tomar, al fin, la alternativa correcta. No seamos infantiles en nuestras decisiones. Después, recuérdenlo, no hay lamentaciones que valgan cuando repitamos la nefasta historia ya conocida.
Los candidatos que se presentan a la elección de esta oportunidad no parecen diferenciarse del rebaño pecador. En ese sentido, las preguntas brotan fáciles: ¿Por quién votaremos? ¿Confiamos en nuestro candidato? ¿Tenemos certeza de que aquél nos representará del modo que buscamos en la función pública?.
La agencia Toronja Comunicación Persuasiva - que dirige el publicista y escritor Gustavo Rodríguez - con el concurso de Transparencia y otras instituciones y medios de comunicación, ha tenido la atinada idea de crear una suerte de test cívico por Internet (http://www.pruebaciudadana.org.pe), que pretende crear en los electores la conciencia del conocimiento pleno de por quién se está votando. La lógica que se blande es que los candidatos son parte de un gran espectro, y nosotros “contratamos” con ellos para que sean nuestros “empleados”. Nosotros escogemos y ellos cumplen lo que se han comprometido. “Cuando contratamos a alguien sólo porque nos cae ‘simpático’ o porque ‘tiene carácter’… las consecuencias ya son conocidas”, es la frase que resume este propósito, resumido en el cuestionario bautizado, como el título del portal web, como la Prueba Ciudadana.
Las preguntas de la prueba (15 en total), plantean asuntos básicos sobre la integridad, la experiencia y la capacidad de los candidatos. La valla, como el mismo Rodríguez ha señalado, es alta (habría que tener más de 10 respuestas correctas para aspirar a un voto adecuado), pero esta se plantea en la necesidad de desterrar el descarte para escoger menos malo, el que sólo llegue a la meta raspando la mediocridad. Las interrogantes concretas son bastante provocadoras, pues entre otras, inquieren por lo siguiente al presunto elegido: ¿Sabes si es buen pagador(a) de sus deudas y sus impuestos? ¿Sabes si le han descubierto mentiras en el pasado? ¿Sabes si entiende de presupuestos, balances y otras responsabilidades propias de quien maneja el dinero de todos? ¿Has leído su hoja de vida? ¿Conoces las prioridades de su plan de gobierno? Sabes por qué quiere realmente este cargo? ¿Te sentirías orgulloso de tenerlo(a) como líder?.
Estamos a tiempo de decidir con conciencia y clase. No podemos seguir repitiendo a cada momento la lamentable frase “tenemos los gobernantes que nos merecemos”. Una de las formas es contestar a este cuestionario, publicitarlo, que medios de comunicación como éste le den movimiento y, al mismo tiempo, construyan enlaces directos desde sus páginas web para la facilidad de los lectores. Responsabilidad e información son requisitos básicos que debemos tener los electores para asumir, al fin, nuestra madurez ciudadana. Hagamos esta prueba como una de las varias formas de tomar, al fin, la alternativa correcta. No seamos infantiles en nuestras decisiones. Después, recuérdenlo, no hay lamentaciones que valgan cuando repitamos la nefasta historia ya conocida.
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