28 enero 2006

DOMINGO DE FÚTBOL


Despierto abruptamente. Mi madre toca la puerta y anuncia la presencia de Daniel por el fono. Once de la mañana, oye gil ¿cómo estuvo el achique anoche? y yo, en realidad, creo que fue simple; ni tanto ni tan poco. Paso revista meticulosamente a los afiches de cine y los especiales de El Gráfico Argentina pegados en el cuartito donde escribo esto, mirando fijamente la cara oculta de El Hombre Araña colgando sobre un rascacielos, seguramente neoyorquino. Spiderman debe ser crema, divago; apenas escucho la voz del Negro:

- ¿A qué hora nos encontramos?
- A las dos, en el sitio de siempre. La Barra estará esperando.

Cuelgo. Espero un momento. Pienso en Brasil 1950: Uruguay gana 2 a 1 al Scratch en el Maracaná. Tragedia carioca. Mundial charrúa. Enciendo el Aiwa y pongo la vieja canción de Fito, Dale alegría a mi corazón. Mi viejo, en el comedor, critica que el equipo no anda bien, pero si se hubiese quedado Vilallonga en la delantera nos estuviéramos sobrando. Le creo. Tomo el desayuno dominical en silencio, procurando tener la fuerza suficiente para alentar los noventa minutos, tratando de contestar una pregunta torreja de Luyito, que en todo caso, vale la pena absolver, entre tanto Bocón, Líbero o Todo Sport:

¿Los tres momentos que gritaste un gol con más fuerza que ninguno?

Primero: 27 de diciembre de 1995 ,en Iquitos, con mi viejo y mi hermano, viendo en vivo y en directo el partido del año. 36 minutos del segundo tiempo del partido Alianza-U. Roberto Martínez acaba de incrustar el balón de soberbio taponazo en la valla grone y el equipo ganaba el segundo cupo a la Copa Libertadores y otra vez medio país era una fiesta

Segundo: 1997, no recuerdo ni el día ni la hora ni con quién estaba. La selección peruana, mediante carambola de el Avestruz Carty, le metía el segundo gol a Uruguay y volteaba un partido difícil. En Santiago, Argentina daba la sorpresa y ganaba a Chile. Perú le sacaba tres puntos de ventaja a los mapochinos y quedaba a un paso de clasificar al Mundial Francia 1998. El próximo partido era de visitante en la capital chilena.

Tercero: 23 de diciembre de 1998, vísperas de la Navidad. Eduardo Esidio batía la valla de Sporting Cristal en definición por penales y le da a Universitario el titulo nacional luego de cinco años. El Estadio Nacional era un loquerío y recuerdo claramente la desesperación del entrenador Osvaldo Piazza por llegar a los camerinos y recoger su equipaje para salir disparado al Aeropuerto y no perder el vuelo festivo hacia Buenos Aires.

Me adormezco en mi cuarto, revisando los Cuentos de Fútbol que Valdano escribió cuando abandonó la selección argentina, recaló en el Real Madrid y se dedicó a vivir bien de sus memorias. Más allá, completamente llenos, los álbumes de México 86’, Italia 90’, USA 94’, Francia 98’ y Japón-Corea 2002, así como los de colección de Argentina 78’ y España 82’ (que me costaron más de una propina navideña), yacen guardados junto a algunos videos clásicos: Perú-Argentina de la Bombonera el 69’, el Brasil-Italia de México 70’, Argentina-Inglaterra de México 86’ (la mano de Dios del Diego Maradona), el oprobioso Alianza 6-Universitario 3 de mayo de 1995 (Cerdo Guerrero, púdrete en algún banco de suplentes de equipo de tercera categoría) y, sobre todo, uno de los más importantes, el Hungaritos Agustinos 4-Tejidos La Unión 0 del 17 de diciembre de 1985, día en que la maquina neopuskiana-tropical se alza inobjetablemente con el título de la Copa Perú de dicho año.

Recuerdo un viejo graffiti aparecido en una pared bonaerense, al descubrirse la recaída de Maradona, acaso uno de los más grandes jugadores vivos que tuve la ocasión de observar, y el mejor diez argentino de todos los tiempos:

Si Diego Maradona, que tanto nos ha dado/
no merece que nosotros pongamos las manos al fuego por él/
aun cuando las saquemos quemadas/
entonces yo no entiendo nada del fútbol/
ni tampoco, lo que es peor, de la vida.

En la canasta de ropa sucia, el polo de TE AMO PERU que inmortalizó el famosísimo “Chorri” Palacios yace impregnado de colores enemigos entre sí, fruto del frenesí de los últimos carnavales loretanos. Me pongo las zapatillas Adidas samba clásicas, mi viejo jean desteñido, un polo de mangas largas y sobre ella la camiseta del equipo con el número del Chemo.

El otro día un amigo me paso una trivia sobre fútbol loretano moderno. Estas fueron mis respuestas, muy contemporáneas, por cierto (Disculpas al gran Ricardo Pueyo, pero ni siquiera estaba en proyecto de vida cuando él ya era un trome con la de cuero en el Sport Loreto):

- El mejor jugador que vistió las sedas del CNI: “Huevo” Adriazola.

- El mejor jugador que vistió las sedas del Hungaritos Agustinos: Difícil, pero me quedo con Calvo.

- El momento más emocionante: Rony Valera, Henry Perales, Candelita Rengifo y Silvino Treceño rodeando la Copa Perú ganada por el Hungaritos Agustinos y dedicándosela al pueblo loretano en memorable noche ad portas de Navidad de 1985.

- El mejor comentarista deportivo: a pesar de don Victor Manuel Velásquez Cárdenas, me quedo con el Silvino Treceño, mi querido padrino, de Pórtico Deportivo.

- El mejor partido que vi en el Max Augustín: CNI metiéndole 5 a 0 al entonces puntero del campeonato UTC de Cajamarca (“Gato” Purizaga, dedícate a otra cosa) en 1985.

- El jugador local más sobrevalorado: Sin duda alguna, “Richard” Vinatea.


- El mejor entrenador pasado por el fútbol local: Juan José Fernández.

- La vedette del campeonato local: El “Loco” Chupete Quiroga, como arquero-capitán-aguatero del CNI.

- El escándalo: Una semilla de aguaje impactándole en la cabeza al Pato Cabanillas luego de alzar la Copa del partido que la selección nacional juvenil le ganó con trafa 2 a 1 al Hungaritos Agustinos, en 1986 (sin contar con el festival de gases lacrimógenos que vino después).

- Lo peor de todo: CNI bajando de categoría en 1992 en forma humillante.

En menos de lo que canta un gallo, estoy en el micro que me lleva al lugar pactado. Me encuentro con el Negro y con Julito y entramos al Monumental. Hace frío, pero más tarde la Norte será un horno. La Trinchera empieza a copar la tribuna. Ingresamos por el túnel, subimos las escalinatas, sentimos el rugir del Estadio, las treinta mil almas esperando de sus once guerreros que lo pongan todo. Soy apenas uno más que ha esperado toda una semana para disfrutar del domingo y del fútbol, parte de nuestra vida. El que no entiende eso, allá con su pequeñez. La algarabía es total, sale el campeón, sale el campeón... Suena el pitazo inicial y el resto es historia – pelota conocida

1 comentario:

Deicidio dijo...

Que buena fotooo!!!
Dale campeóooonn!! Dale campeóoonn!!! Dale campeóooonn!! Mañana goleamos al Nacional y estamos dentro de la copa.
Que buenos recuerdos con los goles que mas se gritaron ese de Carty a Uruguay por eliminatorias fue lo máximo y el que mas grité yo fue el que falló Andlé Mendoza, pero no sé si cuenta.