27 octubre 2008

Orfanato de Animalitos


Estamos en camino al Centro de Quistococha del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), ubicado en el kilómetro 4.5 de la carretera hacia Nauta. Una poderosa y torrencial lluvia se ha desatado sobre Iquitos y el motocarro que me transporta tiene que hacer algunas maromas en la Avenida de la Participación para esquivar los enormes terrones de agua que se precipitan sobre nosotros. Escasas horas atrás, los medios radiales ha dado cuenta de un presunto acto de corrupción del alcalde de Maynas (audio que, una vez más, sirve como hilo de la madeja de un asunto mucho más grande que los denunciantes no quisieron o no les interesó seguir). La ciudad es un hervidero de rumores y parece que ya nadie se preocupa por nada más que el escandaloso pie de foto del momento (que, con el correr de la semana, terminaría por diluirse con más pena que gloria).

Sin embargo, días atrás, el programa periodístico más importante del país – Cuarto Poder de América Televisión - ha difundido un reportaje que me ha llamado mucho la atención que cualquier cosa. Seis crías de manatí y un delfín rosado bebé conviven perfectamente en un pequeño estanque ubicado en el sitio al cual vamos a visitar. Este esfuerzo es posible gracias al empeño de un grupo de jóvenes investigadores, agrupados en torno a la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Amazónica – ACOBIA. Aparte de esta nota, la experiencia del grupo ha ganado el interés del diario El Comercio (que les ha dado una portada dominical) e incluso de la famosa BBC de Londres. Acá, en la nueva urbe del sensacionalismo, las grabaciones subrepticias y los políticos que buscan ganarse-alguito-hermanito, el tema no ha pasado de ser un pie de página casi imperceptible, vergonzosamente inexistente en los medios de comunicación.





En cualquier otro lugar del mundo, la experiencia de ACOBIA sería objeto de ponderación y aplauso. Porque representa el empeño incesante del joven talento regional, destinado a recuperar uno de los valores más importantes que tenemos: nuestra riqueza natural. Esta empresa se fue creando de a pocos, con sufrimiento, pundonor y bastante de terquedad contracorriente (la única que sirve cuando el mundo de los envidiosos y los mediocres pretende cerrarte las puertas). Javier Velásquez Varela, el “primo Javico”, es un biólogo de la nueva hornada que ha hecho de este empeño un asunto personal.



Impulsor del proyecto, Velásquez se encargó de tocar todas las puertas posibles con una idea notable pero poco popular: rescatar especies de fauna amazónica que ha sido captados por pobladores y pescadores de las zonas rurales, y coloquémoslos en una zona de recuperación hasta poder lograr su completa recuperación. La primera etapa debería iniciarse con mamíferos acuáticos, las mayores víctimas de la charlatanería de los mitos y la ignorancia. Algunos matan a las madres y recogen a las crías con fines comerciales. Lo que no se dan cuenta es que los bebés tendrán una muerte casi segura sin el cuidado materno.

A pesar del entusiasmo de Velásquez y de su socio Juan Sánchez, poco sabían del tratamiento que estos animales deberían tener en situaciones de cautiverio. Pero, mientras se le iban apagando opciones, sin embargo, una vez más (como si ya pareciese una constante que debería llenarnos de vergüenza), ACOBIA logró despertar el interés del Dallas World Acuarium de Texas, Estados Unidos, quienes no solo cooperaron con el necesario apoyo logístico y la capacitación (a través del reputado biólogo puertorriqueño Antonio Mignucci-Giannoni, el jefe del centro) sino también con subsidio económico. Posteriormente se incluyeron como aliados la Universidad de Cornell y la Dirección Regional de Producción de Loreto.

En ese momento, Velásquez y Sánchez se dieron cuenta que debían crecer aún más y abandonar el pequeño acuario privado donde empezaron a funcionar y pasarse al espacio que les brindaba el IIAP. Poco a poco se les unieron practicantes y voluntarios, además del interés de estudiosos del oficio y público en general (entre ellos, turistas que forman parte de los cruceros organizados por Aqua Expeditions). Diariamente se realizan estudios del nivel y temperatura, así como control de la sangre para descartar posibles infecciones. Además, poseen un pequeño chip de identificación y registro.



Lo más interesante del proyecto fue que, poco a poco, con las técnicas aprendidas, fueron descubriendo el modo para manejar con solvencia la recuperación. Su primer objetivo fue, claramente, los manatíes, únicos mamíferos acuáticos herbívoros, presentes únicamente en regiones tropicales. Debido a la riqueza de su carne, la variedad amazónica ha sido sometida a una explotación y exterminio feroces, la cual la ha colocado. Esta explotación excesiva ha hecho que forme parte la lista de especies amenazadas a nivel nacional e internacional y su protección es de vital importancia para el Estado, al menos en teoría. Seis manatíes, amigables y muy cariñosos, de nombres tan exóticos como Sudamérica, Rei, Aantu, Yanayacu y Yacuruna, han sido rescatados y rehabilitados en forma exitosa por el ACOBIA. Poco a poco han ido dejando la alimentación con leche especial (que les es servida en biberones, durante tres veces en el día) y ya están experimentando el consumo de guama, gramalote u otras hierbas similares.

Sin embargo, quien se ha llevado todos los aplausos y la atención del centro ACOBIA es Nemo, un bufeo colorado bebé que fue rescatado luego de ser atrapado por moradores. Nemos es la estrella de los flashes, por su carácter amiguero, jovial y distraído. Todas las maromas, todos los jueguitos y todas las risas se concentran en este pequeño de diez kilos de peso, con el cual se han retratado todos los corresponsales. Algunos creen que Nemo es posero, pero lo cierto es que la especie del delfín rosado de río tiende a interactuar de modo tan exquisito con los seres humanos (a pesar de las condiciones en las que se encuentre, precarias como en el caso de Huayrurín, el encantador delfín del zoológico de Quistococha). El gran problema es que Nemo ha ido paulatinamente perdiendo peso, debido a que los nutrientes que le son brindados en el laboratorio son insuficientes como sustitutos de la leche materna. Ningún elemento artificial, por más efectivo que fuera, puede reemplazar a la alimentación natural. El pequeño delfín llegó pesando 17 kilos y, tres meses después, se encuentra en 10 y a pesar de los esfuerzos de los miembros de la Asociación (que lo alimentan cada sesenta minutos, mañana, tarde y noche, en horarios que incluyen las noches, madrugadas y climas hostiles), probablemente no vaya a sobrevivir al intento de rehabilitación.



De esta experiencia, Javier Velásquez ha señalado que es importante la educación ambiental. Con cada visita, se proyecta a los visitantes ejemplos de manejo y conservación adecuada de estas especies. Además, se han ido llevando charlas a los pobladores de las cuencas amazónicas a fin de que tomen verdadera conciencia de la preservación de la flora y fauna animal. Una de las cosas más importantes que los jóvenes profesionales de ACOBIA pretenden lograr es la concientización de niños y adolescentes, pues ellos podrán entender con mayor claridad y detalle el mensaje conservacionista.

La meta mayor de ACOBIA es que este laboratorio se pueda convertir en el futuro en un zoológico, con fondos propios que, a través de la recuperación, también permita que otros ejemplares de fauna puedan ser recuperados y, a través de este singular orfanato de animalitos, también se permita que la pedagogía del cuidado de la Amazonía no sea tan solo un discursito inextricable, patichueco y cientificista, sino una impostergable actitud de vida de todos y cada uno de nosotros.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece loable y enaltecedor que haya gente que se dedique a rescatar y salvar animales silvestres en una especie de orfelinato... pero... y esos animalitos (niños) desamparados que vemos por cientos en las calles de Iquitos? Esos animalitos que piden limosna y a quienes ignoramos, menospreciamos y hasta insultamos? Ninguna autoridad tomará cartas en el asunto? se dejará la responsabilidad -como siempre- a algunas ONGs para tratar de rescatarlos e insertarlos en la sociedad? O seguiremos menospreciando a los pirañitas para que -sin querer queriendo- se conviertan más adelante en delincuentes y marginales?

Oscar Freitas dijo...

Hola! lamentablemente el delfincito fallecio, ojala esto sirva para crear conciencia sobre el respeto a los animales.
gracias por la fotos, te doy los creditos en mi blog.
saludos
Oscar Freitas
lacasadeodin.blogspot.com

Luis Carnero Bautista dijo...

Buenos dìas mi nombre es Luis Carnero y me gustarìa poder contactar con Acobia.

Me podrìa facilitar el celular de alguna persona encargada y su e mail se lo agradecerìa mucho.

mi e mail es lcb_Spike34@hotmail.com y mi telefono es 989212282