02 octubre 2008

Cortos (II)

Por: Enrique Dávila (Ikitozz City)



Ayahuasca inspiración. Natasha se preguntaba por qué su padre siempre estaba triste, si podía pintar tanto como quisiera. Para ella tener la oportunidad de expresarse de esa forma era lo mejor del mundo. Pero ese hombre – que era su modelo a seguir – a pesar de ser tan talentoso se deprimía enormemente; decía que nunca ha pintado sintiéndolo desde el corazón, nunca había encontrado la verdadera inspiración, solo lo había hecho para ser reconocido. Adoraban sus cuadros en la vieja Europa y aun así se deprimía mucho.


Una tarde Natasha es sorprendida con una noticia muy grata, su padre quiere regresar a sus raíces, volver a su ciudad natal y encontrar la inspiración que busca desesperadamente. Natasha sintió cierto alivio, pensó que tal vez eso era lo que él estaba necesitando, alejarse un poco de la modernidad de Ámsterdam y relajarse en la tranquilidad de Iquitos.


Pasaron varios días y entre saludos a la familia y recordar viejas anécdotas con los amigos su padre no era capaz de encontrar la inspiración. Natasha se preguntaba si acaso estaba perdiendo las ganas de pintar, que tal vez estaba ante una persona que jamás volvería a coger el pincel y regalarle las mas bellas obras. Natasha no iba a permitirlo, haría lo que fuera por él.


Al día siguiente fueron invitados a probar el ayahuasca en un caserío a la rivera del río Ucayali. Natasha estaba emocionada porque le contaron que ese brebaje hace ver a las personas sus propios fantasmas, miedos o temores, como también entender muchas cosas de su propio ser. De alguna forma esperaba que con el ayahuasca su padre pueda descubrir que es lo que le hace falta. Y esa noche su padre bebió, se perdió en su mente, alucino, lloró y luego desapareció en la inmensidad del bosque.


Luego de una noche en vela buscándolo, Natasha llega hasta el pie de una quebrada y la visión mas bella del arte se descubrió a sus pies. Hermosos dibujos a lo largo de la fina arcilla recorrían la orilla de un lado a otro, ella sabía que tanta belleza llevaba la firma de su padre. Tonos increíbles de rojo como jamás vio en un cuadro de galería alguna provocaban lágrimas de felicidad en la joven. Luego observó a su padre sentado a lo lejos visiblemente cansado.


Natasha solo quiso abrazarlo, correr y llorar a su lado. Pero no tardó en darse cuenta el estado en que se encontraba, con los ojos perdidos y la boca llena de sangre. Entonces Natasha pasó de un hermoso sueño a la más horrible de las pesadillas. Cuerpos de hombres y mujeres con el estomago abierto y las vísceras regadas detrás de él. El río de sangre se desplazaba hasta las prendas que usó como pincel y dibujo a lo largo de la arcilla testigo de tal demencia. Natasha no lo podía creer, su mente no le permitía creer, la locura poco a poco gritaba desde sus entrañas y despedazaba la razón. Aquel hombre con el rostro cansado sonreía de felicidad…


Al fin había encontrado su inspiración.


La primera vez. Karla cursaba el ultimo año en el colegio “Rosa de América” de la ciudad de Iquitos y deseaba dejar de ser virgen, no le gustaba la idea de ser la única de su grupo de amigas que no había tenido relaciones sexuales. Decidió ponerle empeño y tratar de que su enamorado Sebastián – mayor que ella por un año – se atreviese a proponérselo.


Pero Karla tenia muchas dudas, a pesar de que quería mucho a Sebastián no se preocupo jamás en tener sexo con él. Solo cuando sintió la presión de las amigas se dio cuenta cuán importante era conocer las relaciones sexuales. Pero era inexperta en el tema y necesitaba consejos.


Descubrió – navegando en la Internet – que antes de empezar su vida sexual necesitaba explorar su cuerpo. Para tal tarea era necesario conocer ciertos placeres por si sola. Karla de inmediato se sonrojó al leer que esos placeres se referían a la masturbación. Pero estaba decidida a entrar muy bien educada a esa etapa de su vida, así que obedeció lo que la Internet le decía.


La joven no sabia nada de la masturbación, cómo empezar o cómo terminar. Durante mucho tiempo jamás se preocupó por esas cosas. Entendía lo que debía hacer pero no se daba por enterada de cómo proseguir. Karla pasó dos horas observándose la entrepierna como si se tratase de un rompecabezas, hasta que por fin se sintió lista y comenzó sin apuros. Karla aprendió mucho ese día; comprendía cómo funcionaba las sensaciones y que era lo que sentiría. Estaba lista para insinuársele a Sebastián.


Ese día iba a pasar la tarde viendo películas a su lado, como ella estaba decidida a tener relaciones sexuales se compró un calzoncito nuevo y se arregló lo más bonita posible. Al llegar a la casa del enamorado, para su sorpresa la persona que salió a recibirla no fue Sebastián sino su hermana quien le informó que se fue a jugar Playstation 2 con su amigo y regresaría en un rato. A Karla no le quedo más remedio que esperar.


Karla pensaba en como insinuársele, en los gestos que debe hacer y la forma en que debe hablar. Entre tantas rondas mentales de ideas tras ideas se le notaba visiblemente nerviosa. La hermana de Sebastián noto esa peculiaridad de la cuñada y como si se tratase de un sexto sentido le pregunta si vino a acostarse con su hermano. Karla estalló en vergüenza y aunque en principio trato de negarlo al final tuvo que aceptar su perspicacia.


Entonces sucedió algo inesperado, la hermana ofrece enseñarle algunas cosas que la masturbación no enseñó. En ese momento Karla estaba a las puertas de una nueva experiencia que podía cambiarle la vida. Dependía de ella rechazar y salir corriendo o aceptar y dejarse llevar.


Karla se dejó llevar y la hermana de Sebastián le mostró las puertas del cielo, fue su guía en ese peculiar camino de sensaciones y sonidos. Al final Karla supo cuál era el verdadero significado de “hacer el amor”.


Paso el tiempo y Karla termino con Sebastián sin tener relaciones sexuales ni una sola vez. Curiosamente al mismo tiempo se hizo muy amiga de la hermana con quien pasó muchas horas de la mano por las nubes.

2 comentarios:

marco dijo...

Leí anteriormente una serie de felicitaciones y abrazos por tu historia del motocarrista; particularmente estas 2 me gustaron más!.

Un abrazo.

Marco Palacios

Enrique Dávila dijo...

que bueno que te agrade marco, particularmente a mi personalmente me resulta interesante escribir este tipo de relatos.

un saludo