30 enero 2008

UN ATARI

Las mañanas limeñas en verano rezuman un calor seco, corriente, pegajoso. Las mañanas escribiendo otra vez en los cybercafés de Miraflores, hasta que haya algo mejor, son de un level absurdamente monótono: estáticos, ruidosos, pro-migraña. En Pardo, con tráfico del mediodía, me he reconvertido al oficio de cabinero (once again).

Pero, hay algo que me jala nuevamente a hacerlo. Sí, es esa extraña música, es esa letanía que te dice en la radio, sin cortes comerciales, "no aflojes". No, mi amor
Damn it!, ¡qué le pasa a este tipo!.

Claro, ese tipo es un maestro, y me sigue diciendo que no afloje (no afloje). Tirá para arriba.

Y en un segundo, recuerdo los momentos del ochentaitantos, los prehistoria, Karate Kid y el Freddy Krueger, los patines y los helados Sunny.

Recuerdo otra vez el Atari.Y la consola decidida, y los joysticks que se malograban inmediatamente y volvías a arreglarlos.



Otra vez el Pac man, el Combate, el Space Invaders.

Otra vez el Phoenix.

Y también los Goonies, recorriendo otra vez la ciudad en sus Monarc montañeras.

Otra vez soñando.

Y que venga lo que venga, para bien o para mal...

(Siempre hay una salida, la puta madre que los parió)

Miguel Mateos siempre será un buen amigo.



Necesito otra vez una consola de Atari frente a mis ojos.

¿Un jueguito?

2 comentarios:

Enrique Dávila dijo...

dioz, cuantos recuerdos del atari, yo era un polluelo cuando mi hermano llevo uno a casa, cuantas veces jugue al pacman (el pacman para mi lo que Tekken es para un chibolo de 8 años en esta epoca) ^^

que viejo me siento ¬¬

Paco Bardales dijo...

¿Qué es Tekken?

Sí, qué viejos estamos...