1.-Mantén un poco la calma, piensa que todo está cool, que no hay motivo para la alarma. Ya nadie envía cartas por servicio postal (a menos que sean fotos, dulces y recortes del periódico), así que no hay nada malo que pueda pasar (salvo que, damn it, el destino te llame otra vez con su voz ronca y te diga que ha vuelto, pero no para dispararte con su cañón del futuro, sino a hacer las pases).
2.- Siéntate, pon un poco de música, que sea de preferencia algo nostálgico, algo movidito, o una selección de grandes éxitos. Te doy una idea, para tu propia banda sonora: El Embrujo, algo de Explosión, Tran-C haciendo covers rockeros, algo de Euforia, un poquito de Ana Kholer y más de Ruth Karina. También, si puedes, busca en el baúl de los recuerdos a Pax, a Crash. También los viejos cassettes de la música del Noa que pasaban alguna vez en radio Arpegio. Y, claro está, dale muchas vueltas a una vieja colección de música que al charapa le gusta: Maná, Eddie Herrera, Santana, Gianmarco, la Nueva Ola, La Contamanina, Raúl Vásquez, Bajo el sol de Loreto, Rata Blanca, Mago de Oz, Los Caribeños de Guadalupe y High, de Lighthouse Family.
3.- Empieza a crear imágenes en tu cabeza, estampas que se encumbran con el recuerdo de tus incursiones por la Plaza de Armas, Belén, Bellavista, los bailódromos, las iglesias, el Malecón, los barcitos con luces de neón, los telitos de medio pelo, las callecitas angostas (con luz amarillenta, mortecina, cómplice), Quistococha, Cardozo, la Prolongación Trujillo. Si puedes, ayúdate con alguna cosa en video. Te recomiendo siempre que te des un paseo a la videoteca y busques algo de Pantaleón y las Visitadoras, quizás Hijas de Belén, Chullachaqui, Los Árboles tienen madre o videos promocionales, turísticos y aburridos sobre una ciudad que ya te ha crecido dentro del cerebro como un súbito ganglio emotivo. Cierra los ojos un momento e imagina que no te has ido y que ahorita mismo, que lees esto, puedes subir un momento a una canoita a pedales en Tunchiplaya y vas en la búsqueda de la sirena que nos contaron algunos niños imaginativos hace un par de meses.
4.- Recuerda que ahora la selva está de moda. Y ya tiene nuevos elegidos para mostrar sobre ellos. Recuerda que ahora puedes escuchar un poco más de Iquitos por pintores que no quieren dejar de vivir (todavía), por cineastas de llegada reciente con cámara en mano y todo el valor que sea posible, por editores que se fajan porque su ciudad sea reconocida más allá que por un paraíso sexual o una tierra de ruido infernal y motocarristas irresponsables (tan nocivos como ciertos políticos y algunos vejetes mala leche). Siente el movimiento de Iquitos en tu corazón e indúcelo a que palpite con más fuerza, con mayor esmero, con altas dosis de adrenalina cuando la mires en la tele, la veas retratado en los periódicos, la escuches por las ondas radiales, la veas retratada en el cine y la atrapes brevemente por el Internet.
5.-Búscate un poquito de trago e imagina que es cualquiera de esos brebajes exóticos que te vendían en el Pasaje Paquito. Cómete una hamburguesa y piensa que es cecina. Tómate una sopa de sobre y piensa que es un monumental inchicapi. Sal a las calles de donde estés y piensa que otra vez andas por las calles de Próspero, recorres los monumentos de la Plaza 28 de Julio y el leve viento ondea los árboles y la noche cae sobre tu cara. Solo apaga la luz y prende tu lámpara halógena e imagina que el atardecer se ha posado frente a tu ventana residencial. Solo deja que el neón te haga imaginar que estás en una purga de ayahuasca y otra vez has vuelto a confundir a Cuto con un yanapuma y a Yago con un añuje. Y siente que en el supermercado existe una yara y un tunchi que te atienden con su código de barras adherido, y saltan los bufeos en tu tina y se obstruye en tu televisor la imagen de aquel amor que nunca se murió, que no se va a morir, que solo crece en el vientre final de donde emerge lo más perfecto de la creación, la bora, la huitoto, la jíbaro, la real, la imaginaria, la de IQT y la del cosmos entero.
6.- Mira otra vez la carta que te llegó y sonríe, porque puedes felizmente estar vivo para pensar, para imaginar, para ilusionarte. Recuerda, en eso consiste, precisamente la ciencia de los sueños. Recuerda, de eso esta hecha la magia. Recuerda, aunque yo me empecine –inútilmente – en negarlo, aquello representa lo mejor del espíritu navideño. Aquello representa lo mejor que tiene esta vida bandida y peregrina.
2.- Siéntate, pon un poco de música, que sea de preferencia algo nostálgico, algo movidito, o una selección de grandes éxitos. Te doy una idea, para tu propia banda sonora: El Embrujo, algo de Explosión, Tran-C haciendo covers rockeros, algo de Euforia, un poquito de Ana Kholer y más de Ruth Karina. También, si puedes, busca en el baúl de los recuerdos a Pax, a Crash. También los viejos cassettes de la música del Noa que pasaban alguna vez en radio Arpegio. Y, claro está, dale muchas vueltas a una vieja colección de música que al charapa le gusta: Maná, Eddie Herrera, Santana, Gianmarco, la Nueva Ola, La Contamanina, Raúl Vásquez, Bajo el sol de Loreto, Rata Blanca, Mago de Oz, Los Caribeños de Guadalupe y High, de Lighthouse Family.
3.- Empieza a crear imágenes en tu cabeza, estampas que se encumbran con el recuerdo de tus incursiones por la Plaza de Armas, Belén, Bellavista, los bailódromos, las iglesias, el Malecón, los barcitos con luces de neón, los telitos de medio pelo, las callecitas angostas (con luz amarillenta, mortecina, cómplice), Quistococha, Cardozo, la Prolongación Trujillo. Si puedes, ayúdate con alguna cosa en video. Te recomiendo siempre que te des un paseo a la videoteca y busques algo de Pantaleón y las Visitadoras, quizás Hijas de Belén, Chullachaqui, Los Árboles tienen madre o videos promocionales, turísticos y aburridos sobre una ciudad que ya te ha crecido dentro del cerebro como un súbito ganglio emotivo. Cierra los ojos un momento e imagina que no te has ido y que ahorita mismo, que lees esto, puedes subir un momento a una canoita a pedales en Tunchiplaya y vas en la búsqueda de la sirena que nos contaron algunos niños imaginativos hace un par de meses.
4.- Recuerda que ahora la selva está de moda. Y ya tiene nuevos elegidos para mostrar sobre ellos. Recuerda que ahora puedes escuchar un poco más de Iquitos por pintores que no quieren dejar de vivir (todavía), por cineastas de llegada reciente con cámara en mano y todo el valor que sea posible, por editores que se fajan porque su ciudad sea reconocida más allá que por un paraíso sexual o una tierra de ruido infernal y motocarristas irresponsables (tan nocivos como ciertos políticos y algunos vejetes mala leche). Siente el movimiento de Iquitos en tu corazón e indúcelo a que palpite con más fuerza, con mayor esmero, con altas dosis de adrenalina cuando la mires en la tele, la veas retratado en los periódicos, la escuches por las ondas radiales, la veas retratada en el cine y la atrapes brevemente por el Internet.
5.-Búscate un poquito de trago e imagina que es cualquiera de esos brebajes exóticos que te vendían en el Pasaje Paquito. Cómete una hamburguesa y piensa que es cecina. Tómate una sopa de sobre y piensa que es un monumental inchicapi. Sal a las calles de donde estés y piensa que otra vez andas por las calles de Próspero, recorres los monumentos de la Plaza 28 de Julio y el leve viento ondea los árboles y la noche cae sobre tu cara. Solo apaga la luz y prende tu lámpara halógena e imagina que el atardecer se ha posado frente a tu ventana residencial. Solo deja que el neón te haga imaginar que estás en una purga de ayahuasca y otra vez has vuelto a confundir a Cuto con un yanapuma y a Yago con un añuje. Y siente que en el supermercado existe una yara y un tunchi que te atienden con su código de barras adherido, y saltan los bufeos en tu tina y se obstruye en tu televisor la imagen de aquel amor que nunca se murió, que no se va a morir, que solo crece en el vientre final de donde emerge lo más perfecto de la creación, la bora, la huitoto, la jíbaro, la real, la imaginaria, la de IQT y la del cosmos entero.
6.- Mira otra vez la carta que te llegó y sonríe, porque puedes felizmente estar vivo para pensar, para imaginar, para ilusionarte. Recuerda, en eso consiste, precisamente la ciencia de los sueños. Recuerda, de eso esta hecha la magia. Recuerda, aunque yo me empecine –inútilmente – en negarlo, aquello representa lo mejor del espíritu navideño. Aquello representa lo mejor que tiene esta vida bandida y peregrina.
2 comentarios:
se te olvidó recomendar el mejor disco iquiteño de todos los tiempos, muy apropiado para estas fechas : "Suena el manguaré",....con canciones como Navidad para mi soledad, Hombre crucificado, Navidad de los huitotos, etc,...maravilloso disco que no debe faltar en ningún hogar charapa.
Sabes?, hace unas dos semanas me llegó una carta de mi país, Chile, y algo de las sensaciones que expresas en el post las tuve en mi cabeza y mi estómago durante todo ese día...Bien por lo acertado de tu post...aunque yo no sea de Iquitos...jejjeje
Ahhh, felicitaciones por tu libro...
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