08 octubre 2007

PENSAMIENTO BURGA

Manuel Burga es el claro ejemplo que en el Perú, las cosas no han cambiado (y aún dudo que cambien en mucho tiempo). Porque, sin pedirlo, pero acaso deseándolo, ha demostrado con hechos la cristalina fragilidad de las instituciones, el peso relativo que posee la opinión pública cuando se enfrenta a intereses muy poderosos y, claro, ha señalado con creces que aquí, en estas cuatro líneas cardinales el fútbol coordina la verdadera agenda mediática ¡Qué Alan ni tres poderes del Estado! Quien se amarra en torno a los tentáculos cada vez más extensos de la de cuero es quien mueve los titiriteros hilos del poder:

- O sea él, en su pequeña parcela del Cantón/chacra sudamericano.

- Y a través de sus oficios plenipotenciarios de amplio prontuario, el Gran-Jefe Joseph Blatter (quien desde Zurich se encarga de poner los puntos sobre las íes en la colita de manos extendidas/zalameras que braman por la limosna y el pan con mermelada).

- Y detrás de Blatter, la FIFA (cuatro siglas que suenan a yakuza, cártel, corleonada). Y detrás de la FIFA - quién más - los que siempre han cortado el jamón, los inversionistas de precios japoneses y remuneraciones de Colonia Angamos.


Burga se zurra en el sistema jurídico porque tiene padrinos en la estratosfera, que le arrullan y le piden que continúe. El pobre ministro Chang se desgañita reclamando desconocimiento de la votación echada que reeligió al protegido como presidente de la Federación Peruana de Fútbol. El pobre viejito Woodman del IPD (ex amigo de sazón personal que ahora clama amnesia) seguirá gritando a los cuatro vientos que lo del barbón de traje oscuro es ilegal y destructivo para la unidad del deporte. Y los apristas, cercados por los problemas, saldrán a mover otro psicosocial a través de Mauricio Mulder para salvar su propio pellejo.

Pero Burga, satisfecho con los 26 votos de la recua de amigos que contentó días antes (a la par que nos sacó de la manga a un tal Roberto Ramos que representa al fútbol loretano que ve extinguirse lentamente al CNI sin que tenga la más mínima idea de nada), simplemente pone cara de acontecimiento, pide perdón por los “resultados”. ¿Los resultados? Pues claro, aquéllos que nos tienen al borde de la asfixia, que nos hacen revolcarnos en nuestros asientos, en la casa, en la calle o en el estadio, y que, en el borde mismo de la desesperación nos hace gritar “bienvenidos campeones” a un grupo de esforzados muchachos que quedan octavos en un campeonato mundial de tercer nivel ; categoría al que el propio virrey de la FIFA le prestó pésima atención, ninguneando al mismo JJ Oré y aún dejando fuera de cualquier planificación a la sub. 15, sub. 17, sub. 20; es decir, al semillero, al futuro, a la cantera.

¿La unidad del deporte? Vamos; acá se trata como aves exóticas a tenistas, tablistas, karatekas, gimnastas, basquetbolistas y solo se les utiliza para salir en el decorado de Palacio de Gobierno – cheque gigante incluido – cuando se convierten en campeones (y, por ende, en profetas fuera de su tierra). ¿Con qué plata trabajará el IPD? ¿Con la del donativo de 10 pelotas Viniball del maderero de la esquina? ¿Con los 200 soles que cobra por alquiler de sus instalaciones? Eso no lo van a decir en América o ATV, por cierto; el amarre con los partidos de la eliminatoria para Sudáfrica 2010 es demasiado suculento como para arruinar el negocio.

Pero, claro, de nada servirá que El Bocón, que no tiene lectores sino hinchas que hace 25 años no ven jugar a Perú en un mundial, organice foros para tratar esta mayúscula indignidad. De nada servirá que El Especialista Phillip Butters hable contra los “comechados” del fútbol. De nada servirá que se hagan marchas gritando “Fuera Burga”. Porque, sin duda, este caso también representa el triunfo del autoritarismo, el alpinchismo, el hacer lo que le da la gana solo porque se puede, el insulto a media voz, la agresión anónima y burda, el manejo del billete y la sacudida mental de las corporaciones, la criollada y la supervivencia aún a costa de aplastar las leyes, la formalidad o los demás. Esto es simplemente, con Burga o sin él, el compendio de aquello que nos caracteriza y que, inserto en nuestro disco duro mental, sigue siendo un gran lastre que debemos superar.

¿Qué nos van a desafiliar de la FIFA? No seamos ingenuos. Su pensamiento, a través de Burga, nos gobierna amplia e impunemente. La FIFA reina, con su propias reglas, en este incierto país de fútbol, peloteros, peloteadas y pelotudos.

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