Algunos se han sentido preocupados por la reincidencia de Mario Vargas Llosa en la política partidaria, a través del español Partido Unión, Progreso y Democracia (UPD), que ha cofundado junto con Rosa Diez y Fernando Savater. Tanta ha sido la rabia de quienes, desde la orilla ideológica contraria, esa que financian los petrodólares autoritarios de Hugo Chávez directa o indirectamente, combaten los postulados liberales que, incluso, el habitualmente decente César Hildebrandt se lanza en un derrame biliar de denuestos contra el escritor: “Cada día más reaccionario, cada día mas intolerante, cada día más envanecido (...) anacrónico (es) el pobre señor Mario Vargas Llosa (...)perseguido de todos los doctorados honoris causa que le llegan a ofrecer y odiador reciente de Jean Paul Sartre, el hombre que rechazó el premio Nobel de literatura, ese que desespera al odiador”.
Claro, como si no fuera poco, sale Camilo Fernández Cozman, que dice ser crítico, y señala que el paradigma de Vargas Llosa es “la exclusión del otro”. Es decir, la discriminación, el elitismo, y el racismo oculto o desembozado. Además de la intolerancia y el combate desleal e ilegal. Es decir, todo aquello contra lo cual MVLL ha luchado durante tanto tiempo, y aún ha seguido luchando, para desconcierto – y descontento – de todos los extremistas de todos los espectros. Pero señalar que su participación en la política, como muchos han calificado constantemente, es una simplificación absurda, un error de perspectiva y un prejuicio, tan característico en los progres, izquierdistas políticamente correctos y demás especies de similar pelaje.
Soy de aquellos que considera a Vargas Llosa como un modelo de corrección política (no necesariamente ideológica, que en todo caso, puede ser adscrito al clásico ejemplo de las conversiones necesarias, transparentes y ampliamente ventiladas, suficientes para no dudar de la honestidad y la consecuencia del converso). Y creo que su valiosa participación en las elecciones de 1990, precisamente le dieron una autoridad moral suficientes como para , aún cuando puedan no ser necesariamente afectas a la nuestra, sus ideas son defendidas con un templo, un aplomo, una pasión y sobre todo sin oportunismo ramplón, sin esos zigzagueos tan constantes que suele tener nuestra clase intelectual, o nuestros dirigentes y autoridades, entre ellos los líderes que, lamentablemente, dirigen nuestros destinos.
Muchos de los que descalifican al Vargas Llosa político debido a su poca efectividad para ganar las elecciones o la incapacidad que tuvo para saber entrarle a las artes sombrías de la doble moral y la criollada, en las que incurrieron los grandes motores de masas que después se convirtieron en gobernantes, todos ellos afectados por casos de ineptitud, corrupción, autoritarismo y altas dosis de miseria moral. Es decir, el hecho de no ser un político exitoso (al estilo de los tradicionales), no lo hace un político descalificado. Al contrario, MVLL dejó más de una lección y, además, muestras más que claras que su compromiso con la consecuencia lo llevó, inclusive, a perder las elecciones (una de las más sucias y nefastas que recuerde la historia reciente del país, donde la mano del APRA y la actitud de la izquierda fueron patéticas y lamentables) con tal de no dejar de lado su enorme apego a la decencia y los postulados éticos y programáticos que propugnaba.
Digamos que la nueva participación política de Vargas Llosa es más bien una clarinada de alerta y un deseo expresivo por adecentar los altos niveles de mentira, mediocridad, radicalismo y confrontación insulsa, aún cuando esto no lo entiendan o no quieran entenderlo aquellos que precisamente hoy se lamentan por los altos niveles de viveza y picardía que abundan en nuestra presunta elite dirigente.
Link: Vargas Llosa en reunión de UPD 1
Link 2: Vargas Llosa en reunión de UPD 2
Claro, como si no fuera poco, sale Camilo Fernández Cozman, que dice ser crítico, y señala que el paradigma de Vargas Llosa es “la exclusión del otro”. Es decir, la discriminación, el elitismo, y el racismo oculto o desembozado. Además de la intolerancia y el combate desleal e ilegal. Es decir, todo aquello contra lo cual MVLL ha luchado durante tanto tiempo, y aún ha seguido luchando, para desconcierto – y descontento – de todos los extremistas de todos los espectros. Pero señalar que su participación en la política, como muchos han calificado constantemente, es una simplificación absurda, un error de perspectiva y un prejuicio, tan característico en los progres, izquierdistas políticamente correctos y demás especies de similar pelaje.
Soy de aquellos que considera a Vargas Llosa como un modelo de corrección política (no necesariamente ideológica, que en todo caso, puede ser adscrito al clásico ejemplo de las conversiones necesarias, transparentes y ampliamente ventiladas, suficientes para no dudar de la honestidad y la consecuencia del converso). Y creo que su valiosa participación en las elecciones de 1990, precisamente le dieron una autoridad moral suficientes como para , aún cuando puedan no ser necesariamente afectas a la nuestra, sus ideas son defendidas con un templo, un aplomo, una pasión y sobre todo sin oportunismo ramplón, sin esos zigzagueos tan constantes que suele tener nuestra clase intelectual, o nuestros dirigentes y autoridades, entre ellos los líderes que, lamentablemente, dirigen nuestros destinos.
Muchos de los que descalifican al Vargas Llosa político debido a su poca efectividad para ganar las elecciones o la incapacidad que tuvo para saber entrarle a las artes sombrías de la doble moral y la criollada, en las que incurrieron los grandes motores de masas que después se convirtieron en gobernantes, todos ellos afectados por casos de ineptitud, corrupción, autoritarismo y altas dosis de miseria moral. Es decir, el hecho de no ser un político exitoso (al estilo de los tradicionales), no lo hace un político descalificado. Al contrario, MVLL dejó más de una lección y, además, muestras más que claras que su compromiso con la consecuencia lo llevó, inclusive, a perder las elecciones (una de las más sucias y nefastas que recuerde la historia reciente del país, donde la mano del APRA y la actitud de la izquierda fueron patéticas y lamentables) con tal de no dejar de lado su enorme apego a la decencia y los postulados éticos y programáticos que propugnaba.
Digamos que la nueva participación política de Vargas Llosa es más bien una clarinada de alerta y un deseo expresivo por adecentar los altos niveles de mentira, mediocridad, radicalismo y confrontación insulsa, aún cuando esto no lo entiendan o no quieran entenderlo aquellos que precisamente hoy se lamentan por los altos niveles de viveza y picardía que abundan en nuestra presunta elite dirigente.
Link: Vargas Llosa en reunión de UPD 1
Link 2: Vargas Llosa en reunión de UPD 2
4 comentarios:
Estimdado amigo, me parece absolutamente discriminatoria su expresión "dice ser crítico". Le envío los títulos de mi libros de crítica con el fin de que esté un poco más informado del asunto antes de emplear algunos calificativos francamente discriminadores. Las ínsulas extrañas de Emilio Adolfo Westpgalen (1990), Las huellas del aura. la poesía de Jorge Eduardo Eielson (1996), Raúl Porras Barrenechea (2000), Rodolfo Hinostroza y la poesía de los años sesenta (2001), El cántaro y la ola. Una aproximación a la poética de Octavio Paz (2004) y La soledad de la página en blanco (2005). Escribí tres tesis de crítica literaria: la primera sobre Westphalen, la segunda sobre Eielson y la tercera (tesis doctoral) sobre Hinostroza. Ejerzo la crítica literaria hace casi veinte años. Admiro al genial novelista Mario Vargas LLosa, pero me reafirmo en que su paradigma es la exclusión del otro y en el hecho de creer que la ciencia es superior al mito, hecho que se puede observar en su libro sobre Arguedas.
Estimado Camilo:
El hecho de afirmar, como en ese caso, el "dice ser crítico" no es en absoluto ser discriminador. Es más, usted señala en su blog (que por cierto he leído anteriormente y me parece muy interesante) que ejerce este oficio, además los mismos méritos acdémicos que me responde en este comentario son los que incluye en su perfil de autor. Digamos que, al margen de la anécdota (que no pretendo quede como una simple frase "discriminadora", por favor), debo hacer la salvedad que la tesis sobre el Vargas Llosa excluyente y anti-multicultural no es una tesis nueva, pues se nutre de muchas diatribas intelectuales de las que fue objeto "La Utopía Arcaica", los cuales, en mi modesta opinión, se alimentaban en gran medida de componentes ideológicos o ideologizados. En verdad, la lucha "derecha" vs "izquierda", volvió a hacerse presente en el debate. y aunque Vargas Llosa no hace una descripción parcialmente complaciente de ciertos canones en el libro sobre Arguedas, sí es cierto que la reacción fue desproporcionada en su corrección política.
No creo que usted, Camilo, pretenda hacer una análisis ideologizado o politically correct, pero es evidente que en ciertos pasajes de su post sobre el "pensamiento intolerante" de MVLL, se deja vislumbra, consciente o inconscientemente, ciertos clichés que ya han sido disparados anteriormente, con mayor o menos efectividad.
Sin embargo, no dudo de su decencia y mesura al momento de responder esta crítica. Y en honor de ello, debo reconocer que, antes, en la prehistoria, un libro que me gustó particularmente fue las ínsulas extrañas. Por él, aprendí a querer mucho más al descomunal Emilio Adolfo.
Saludos y felicitaciones por su contribución a la blogósfera.
no estoy de acuerdo contigo, buen pako. sí creo que ese discurso sobre el otro como salvaje aparece con mayor fuerza desde la guerra del fin del mundo (al cual lo sentí más como panfleto que como novela). mientras en sus libros anteriores tanto sus personajes como sus escenarios me parecían laberínticos como confusos, hay un discurso demasiado definitivo en vargas sobre la ciencia superior al mito y la modernidad superior a la tradición, lo cual a estas alturas del partido, es bien arcaico y utópico, la verdad. repitiendo el mismo estribillo, vargas se ha quedado en el pasado de miles de debates sobre ciudadanía, democracia, multiculturalismo, poscolonialidad, posmodernidad, etc.
ahora, pako, no caigas en el ad hominem. que los clichés repitan lo que la crítica dice (y no al contrario) no descalfica a priori la crítica.
Estimado amigo Pako:
Acabo de colgar en mi blog "La soledad de la página en blanco" un nuevo post sobre Mario Vargas Llosa, a quien considero, como siempre, un gran novelista. Se trata del concepto de racionalidad en "La utopía arcaica".
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