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17 noviembre 2008

HOMENAJE A GERMÁN LEQUERICA


Germán Lequerica fue uno de los más importantes poetas loretanos, fallecido en el año 2002. Su vasta obra, en la cual se puede apreciar una calidad superior al promedio regional. Felizmente, el reconocimiento - a 6 años de su partida - se dará gracias a la iniciativa del INC-Loreto y el Centro Cultural de la UPI, a través de una semana de conferencias y charlas sobre la vida y obra de Lequerica. Aquí el calendario de eventos, que se llevará a cabo en el CC UPI (Próspero 1ª cuadra, Iquitos) a partir de las 7 p.m., para todos los interesados.

LUNES 17 DE NOVIEMBRE:
INAUGURACION: SEMBLANZA DE LA VIDA DE GERMAN LEQUERICA a cargo de su hija PHILLI LEQUERICA Y DEL BIOLOGO Y DIRECTOR DEL INC CARLOS REYES RAMIREZ

MARTES 18 DE NOVIEMBRE:
CONVERSATORIO: HABLAN LOS AMIGOS DE GERMAN LEQUERICA A CARGO DEL PROFESOR CESAR CHING RUIZ, EL LIC. CESAR ARIAS OCHOA, LA LIC.NANCY DANTAS SIBINA, Y EL SR. CARICATURISTA ORLANDO LOPEZ VIDEIRA, Y ALBERTO CHIRIF.

MIERCOLES 19 DE NOVIEMBRE:
ANALISIS DE LA OBRA POETICA DE GERMAN LEQUERICA a cargo deL LIC ARMANDO AYARZA , CARLOS RIVERA Y PAUL RODRIGUEZ

JUEVES 20 NOVIEMBRE
ANALISIS DE LA OBRA NARRATIVA DE GERMAN LEQUERICA a cargo de la LIC. ANA MARIA REATEGUI.

VIERNES 21 DE NOVIEMBRE:
RECITAL DE POESIA a cargo de los jóvenes poetas CARLOS RIVERA Y PAUL RODRIGUEZ.

03 noviembre 2008

YMA SUMAC

Yma Sumac ha fallecido este sábado a los 86 años, víctima de un cáncer de colon. La noticia no puede ser más lamentable.

Yma Sumac era un portento de la música. Era un superdotada, capaz de erizar la piel de cualquier ser humano (incluso el más insensible) con solo susurrar con su prodigiosoa voz. Era la cantante peruana más importante de todos los tiempos (a pesar de Juan Diego Florez). Sobre todo, Yma Sumac fue protagonista de las canciones que quedarán en nuestra mente como los soundtracks monumentales de un esplendor patrio, real o ficticio, de una nostalgia andina/provinciana/personal, de un tormento apasionado que solo a través del canto podía ser materia (y también espíritu).

Y de ese espíritu, quedan canciones imprescindibles como estas:





14 agosto 2008

VARGAS LLOSA: LA LIBERTAD Y LA VIDA

Una cita imperdible para mañana viernes 15, a las 11.30 a.m. en la Sala Roja del Centro Cultural de la PUCP, casi como epílogo del Festival de Cine de Lima. Un diálogo de Vargas Llosa, con Medeiros, Caoizi, Pineyro y Waintrop. Y la presentación del libro La libertad y la vida, en homenaje al escritor.


Literatura, cine y ensayo. Un momento de lujo. No perderse

09 junio 2008

JORGE SALAZAR (1940-2008)


La periodista Esther Vargas nos alcanza la triste noticia del sensible fallecimiento del maestro Jorge Salazar, uno de los periodistas más importantes del país, formador de generaciones y una de las más agudas plumas que pasaron por la prensa escrita.

Salazar no solo era maestro de la crónica, sino sobre todo un hombre que combinaba excepcionalmente todas las artes y cultos de la vida de bien. Fue un extraordinario sabueso de aquellas noticias que hicieron las delicias del periodismo rojo histórico, pero además cultivó la gastronomía y el periodismo deportivo. Fue gran bailarín y alguna vez también se dedicó a las artes del boxeo.

Aunque siempre que pude lo leí, recién lo pude conocer en diciembre del año pasado para el homenaje que se le tributó en la XXIX Feria del Libro de Miraflores. Allí pude descubrir que, aunque la salud se la había resquebrajado considerablemente, sin embargo, podía hacer gala de una sencillez, una alegría y una lucidez impecables.

El periodismo y el país vamos a extrañar a Jorge Salazar.

28 mayo 2008

ROMUALDO POR ROMUALDO

Alejandro Romualdo ha fallecido en circunstancias bastante extrañas (en las que incluso se habla de un asesinato), las cuales probablemente hagan escaboroso un tema que en cualquier otra circunstancia tiene los visos de tragedia literaria. Porque Romualdo probablemente era uno de los más importantes poetas peruanos vivos, creador del imponente Canto Coral a Tùpac Amaru II y un intelectual bastante consciente de que las coincidencias ideológicas nunca podrán sustituir la calidad artística.

Romualdo, en ese sentido, deja una lección clarísima: el intelectual y el creador se deben solo y solo a sí mismos, a su honestidad y su consecuencia, no a los contrabandos que quieran usarlos como peones en una lucha que nada tiene que ver con la estética y su innata capacidad para generar belleza. Y de eso modo, poder conocer en todo su esplendor el poder de la humanidad para infundir pasión, para conocerse a sí misma, para darle un espacio personal de reconocimiento al poeta.



Y en medio de todo, Romualdo y la belleza, reducida a un puñado de versos, palabras, magia y pura emoción:

Si me quitaran totalmente todo

Si me quitaran totalmente todo
si, por ejemplo, me quitaran el saludo
de los pájaros, o los buenos días
del sol sobre la tierra,
me quedaría
aún
una palabra. Aún me quedaría una palabra
donde apoyar la voz.

Si me quitaran las palabras,
o la lengua,
hablaría con el corazón
en la mano,
o con las manos en el corazón.

Si me quitaran una pierna
bailaría en un pie.
Si me quitaran un ojo
lloraría en un ojo.
Si me quitaran un brazo
me quedaría el otro,
para saludar a mis hermanos,
para sembrar los surcos de la tierra,
para escribir todas las playas del mundo, con tu nombre, amor mío.

(Si pueden, escuchen la versión musicalizada de este poema, realizada por Susana Baca. Es realmente muy poderosa y conmovedora).

Lean más sobre esta irreparable pérdida poética en: Zona de Noticias, Urbanotopía, Utero de Marita, Sonia Luz Carrillo, Pospost, Palabras van y vienen

25 marzo 2008

GUILLERMO FLORES ARRUE (IN MEMORIAM)



Guillermo Flores Arrué nos ha dejado, ayer en la noche, en una cama de Essalud, en estado de inconsciencia. Murió tranquilo, sin ningún dolor. Aunque la enfermedad que lo aquejaba desde hacía mucho había logrado postrarlo de modo casi defintivo, no logró arrancar de él un tormento final e intolerable. Dada la gravedad del asunto, aquello suena a gracia concedida.

En verdad, pocas veces se necesita un poco de resignación para aceptar que alguien que uno piensa ha hecho un pacto con la eterna juventud, de pronto desaparece, abatido por las fuerzas oscuras que a todos nos doblegarán. Porque, déjenme decirles, amigos, lectores, gente que lo conoció y aquellos que por primera vez escuchan sobre él, Guillermo Flores Arrué parecía infatigable. Porque andaba en todas. Y estaba siempre en todas partes.

Una característica esencial en Guillermo era su vitalidad. No faltaba a ninguna presentación, expo, recital o evento de interés que en Iquitos pudiera realizarse. y en todas estaba siempre en primera fila, solo o acompañado. Su carácter jovial y explosivo se ponía de manifiesto cuando alentaba sus pasiones y zarandeaba verbal -e ideológicamente - lo que le desgaradaba. Era un partidario ferviente de la familia, del amor y la amistad y de la buena comida.

Su dinámica lo había llevado a participar en todas las actividades posibles en los que se mezclaba la pedagogía, el libre pensamiento y la creación. Había pasado de la docencia, a la colección numismática, al ejercicio del periodismo (fue redactor en Kanatari) así como a las pesadas obligaciones de la burocracia magisterial. Sin embargo, fue siempre un hombre afanoso por el arte y sus ensartes.

Tenía el gran vicio de leer. Y a menudo escribía, con cierta regularidad, siempre buscando encontrar de algún modo el momento ideal para hacerlo. El año 2002 publicó un libro de memorias y vivencias de la primera etapa en Orellana, un pueblo a orillas del río Ucayali (a modo de narración ficcional), titulado "Bajo la sombra del Cormiñón" Posteriormente, el 2004, dejó fluir otra de sus pasiones, la cocina, a través del libro "Inguirito Machacado", un retorno a las fuentes de la gastronomía regional loretana. Y claro, tenía la columna semanal Ojo al Guía en Pro & Contra, así como dos libros inéditos (entre ellos una novela bastante controversial) que probablemente el Comité Editorial de Tierra Nueva decida publicar en algún momento. Siempre compraba un libro y era total su rechazo a quienes esperaban que los autores regalaran sus obras en nombre de diversos motivos.

Cada vez que nos encontrábamos, con su clásica sonrisa de medio lado, me saludaba "Hola, IQT". Puedo dar fe que Guillermo nunca dejaba de leer ninguna de mis columnas o escritos, sea para reirse, o para citarme, o simplemente para regañarme. La última vez que lo vi, fue en la presentación de mi libro y en la dedicatoria de su ejemplar, escribí "Para Guillermo Flores Arrué, con el aprecio y el cariño de la gente que se encuentra en la misma orilla, siempre, Paco Bardales". Me enteré después que estaba mal, grave, pero ya no hubo oportunidad de volver a encontrarnos.

Creo que si tuviera Guillermo nuevamente con nosotros, volvería a decirle lo mismo.

Descansa en paz, Profe.

22 febrero 2008

JOSE B. ADOLPH (1933-2008)

Luego de la triste noticia de la muerte de un respetable intelectual, columnista y narrador como Jose B. Adolph, solo nos queda recordar lo que su obra ha expresado.



Tomamos unos fragmentos de Armageddon en internet, publicado originalmente en Cyberayllu:

Yo la escuchaba oscilando entre el horror, la compasión y la tentación de dejarme arrastrar a su locura. Ahora sé que me estaba enamorando de Isabel, aunque mi razón se resistía con garras y dientes a ser arrastrada a esa vorágine. Mi mundo era el de la realidad: agente en la Bolsa de Lima («yupi con Proust», me llamaba Isabel), acceso a la web, negocios violentos y rápidos acompañados por diversiones violentas y rápidas; el de ella era el de otra clase de globalización, una que había estado con nosotros, me decía, desde hacía milenios, trabajando en el inconsciente individual pero también colectivamente en el espacio y en el tiempo. Sus soldados —los haschishin, o «asesinos», del Viejo de la Montaña, los fida'i del Islam ismaelita, los apóstoles del Kristos (menos Saulo, el de Tarso y Damasco, que era un Oscuro) y los Templarios, masacrados, como los cátaros, los nestorianos y tantos otros por la Iglesia de Roma, los treintiséis Justos de los judíos, ciertos chaskis del Tahuantinsuyo (que transportaban algo más que noticias y estadísticas)— eran las tropas de Mazda, de la Luz, que combatían por todo el planeta contra los Oscuros.
—¡Y ahora —agregó, triunfante— por primera vez, gracias a las redes mundiales de la informática y a las conexiones satelitales, tenemos acceso, por un lado, a todos los rincones y, por el otro, al corazón mismo del Dominio del Mal!
—¿Y dónde está ese corazón? —pregunté.
—No dónde, sino cuándo —respondió—. Armageddón, el gran combate, no está en el espacio sino en el tiempo. Armageddón se combate en el tiempo.
—¿Cómo?
—La Oscuridad es el tiempo; el tiempo como manifestación del Mal. Una derivación de lo luminoso, que nació y vivió un nanosegundo sin sombra; el tiempo es una atribución del espacio, que nació puro, es decir intemporal, y fue desafiado por una dimensión nueva: lo que la física denomina tiempo y las religiones Satanás. Luzbel era la «bella luz» hasta que, harto del error divino, se lanzó a su rebeldía correctora. La Oscuridad es la sombra, por lo demás inevitable, que proyecta la Luz y que, como, ésta, adquirió autoconciencia. Más cómodo era antropomorfizarla y llamarla «diablo». Pero ahora existen la nueva física y las comunicaciones totales: ya no necesitamos parábolas. Hemos llegado a la madurez y tenemos las herramientas. Los libros sagrados —las Biblias (judía y cristiana), las Gathas y el Avesta, los Evangelios Apócrifos de la gnosis, el Quran, el Canon Pali del Buda y la Tripitaka, el Popol Vuh y todos los demás— eran hermosas parábolas con las que la Luz nos fue preparando para el «gran proyecto». Nosotros apostamos a que Satanás está equivocado y que la humanidad, la Creación entera, son rescatables.
Me sería imposible reproducir todas nuestras conversaciones, no porque no las recuerde en su totalidad —tengo excelente memoria— sino porque serían tediosas y repetitivas para el no iniciado. Eran historias de personas y de viajes, de supervivencias y crímenes.
—¿Cómo es eso de todas las fantasías realizadas y todos los deseos satisfechos?
Esta vez hasta sus ojos participaron de una pícara sonrisa:
—En ocho siglos se puede hacer muchas cosas ¿no crees? Pero además he contado y cuento con la ayuda de mis padres.
—¿También viven?
—Ningún luminoso deja de vivir. También viven Abraham, cuya supuesta tumba veneran en vano judíos y musulmanes, Jesús —para evadir la persecución le provocaron con una pócima, que dijeron era vinagre, una catalepsia o falsa muerte en la cruz—, Siddharta el Buda, Spinoza, Einstein...
—El cerebro de Einstein se conserva en una universidad, creo que la de Princeton.
—Bernardo, Bernardo... Me hablas de átomos y moléculas ¡y yo te hablo de fuerzas que los dominan, transforman y reproducen! ¿Por qué tantas religiones te hablan de la resurrección de toda carne a sabiendas de que los cadáveres se pudren y desaparecen? Todo tiene una copia en el Gran Archivo. Y todos esos amigos y muchos más viven, se comunican entre sí y ejercen su influencia; son nuestros asesores y tropas de reserva. Así como hay un genoma humano, hay un genoma universal o gran archivo que Jung denominó «inconsciente colectivo». Por ahora sólo nosotros los luminosos somos la parte autoconsciente de ese archivo.
Y sus viajes: Roma, Grecia, Galia, Palestina, Persia, los territorios del único imperio nómade de la historia, el de los mongoles, Catay y, por supuesto, lo que ahora llamamos India. Pero también por Africa —sobre todo el Sahara, que alguna vez contuvo un mar y dio lugar al imperio fenicio de Cartago— y la futura América en los recios pero esbeltos barcos vikingos.
—Ah, Bernardo —me decía, con los labios dulces y la mirada hierática—, ningún lugar, ningún comportamiento, ningún dolor o placer me es ajeno. Guerrera con los hititas (a quienes enseñé el uso del hierro), diosa para los tutsis, esclava en Baltimore, prostituta sagrada entre los adoradores de Baal, no tan sagrada en Marsella, ñusta en Machu Picchu, tú nómbralo: estuve allí y lo fui todo. Borges no llegó a saber que yo, Isabel Trencavel, soy el aleph.
—¿Trencavel?
—Mi apellido cátaro, del Languedoc. Mis padres descienden de Perceval o Parsifal, nuestro gran héroe. Fuimos víctimas de una cruzada de cristianos contra cristianos, de la Oscuridad de la prepotente Roma, esa nueva Babilonia. El tiempo combate en el espacio para destruir la luz. Hemos sufrido terribles derrotas, como en la bravía Atlántida, en Creta —imperio femenino dedicado al amor y a las artes— y en la dulce Avalon de los Pictos, la actual Inglaterra. Los huaris eran regidos por gente nuestra: los quechuas los destruyeron; los cultos mayas sucumbieron ante los demoníacos aztecas que, como Roma, exclamaron su versión de delenda est Cartago. Tampoco quisieron dejar rastros, pero el Popol Vuh y los templos escondidos permanecieron y los sacerdotes huyeron a tiempo al Asia Central. Qué historia, ¿verdad?
—Increíble.
—No estás obligado a creerla; casi nadie lo hace. Y cuando lo creen, la Oscuridad a menudo transforma la Gran Verdad en locura de grupitos chiflados o estafadores. O los luminosos somos encerrados en sanatorios mentales. Algunos se suicidan, otros simulan «volver a la razón» —es decir, a la mentira— pero algunos continuamos este combate de la eternidad contra el tiempo.
—¿Y cómo va a terminar todo esto?
—¿Quién sabe? Las fuerzas son parejas. A veces dudamos, no creas. Como preguntan ciertos gnósticos, ¿quién sabe si Dios no es una falsificación?
—¿Y Dios qué pito toca?
—Te perdono la vulgaridad porque es tu mecanismo de defensa: tal como los individuos neuróticos defienden su mal, el colectivo defiende su oscuridad. Si tenemos razón, y tenemos que tenerla, Dios es el Gran Programador.
—Entonces, ¿por qué no nos ha programado para ganar? ¿Y para qué esta absurda y sangrienta lucha en una Creación que pudo ser perfecta?
—La Oscuridad es el gran virus.
—Los virus se fabrican.
—Sí, hay un Gran Hacker.
—¿Y quién creó al programador y al hacker?
—Ése es el misterio final, que sólo sabremos, para bien o para mal, cuando se decida Armageddón.
—El Dios de Dios. El Rey de Reyes.
Se encogió de hombros.
—Ni idea. Einstein sigue diciendo que Dios no juega a los dados, pero ahora añade, sonriendo, «si hay tal cosa y si hay dados».
—Tal como yo lo veo, nosotros somos los dados.
—No, todos los dados son iguales. Nosotros somos piezas de ajedrez. Sólo que ahora, en el tercer milenio, vamos a jugar en un tablero universal, y vamos a conocer el juego.
Por supuesto, nunca llegué a creer en lo que decía Isabel, registrada en el sanatorio no como Trencavel sino con el apellido Valmel. Pero desde que la conozco vivo amándola, aterrado, preguntándome: ¿Y si fuera cierto? La alternativa es que se trata de una loquita. Una loquita que, como me insinuó ayer con suficiente claridad, sólo podrá amarme si ingreso con plena consciencia al ejército de la luz.
Por eso y para horror de familiares, amigos y colegas, vivo aquí, con ella y con la computadora con la que continúo mi trabajo en la Bolsa y navego, con Isabel, por las zonas más demoníacas de la Internet.

30 enero 2008

IN MEMORIAM

Robo íntegramente este artículo del semanario Kanatari ( en parte, debido a la incpacidad de linkear directamente al subject en cuestión, debido al cual la publicación mantiene, a pesar de su contenido usualmente interesante, una página web obsoleta que no tiene links, ni traslado a páginas determinadas), sobre la muerte de Jaime Vásquez Izquierdo, uno de los personajes culturales más conocidos de Loreto, un escritor que en lo personal no me decía mucho (sería el estilo o las diferencias generacionales) pero a quien no se lo podía de ningún modo retacear su capacidad de trabajo y su persistencia en mantener viva la llama de la literatura, en un país como el nuestro que no lee casi nada. El escrito es de Eleazar Huansi y las fotos son archivos del CETA:



JAIME LUIS VÁSQUEZ IZQUIERDO
In Memoriam…


Nació en Iquitos, en una casita de la calle San Martín, primera cuadra, el 8 de diciembre de 1935. Sus padres fueron don Luis Alfonso Vásquez Panduro, de profesión escribano público y doña Aurora Izquierdo Odicio, ama de casa. Siempre mantuvo en su pensamiento sus pasos de niño por las calles circundadas de piso de tierra, la San Martín, Grau, Bermúdez y Aguirre. Así como las calles arenosas de la Moore, 9 de Diciembre, Alzamora, Ricardo Palma, etc. Tuvo siete hermanos, él fue el tercero. Su primaria la hizo en la Escuela Fiscal No. 161, ubicada en la esquina de la calle Dos de Mayo con la hoy Avenida Grau. Su secundaria en la Gran Unidad “Mariscal Oscar R. Benavides” de Iquitos.

Sus estudios superiores los hizo en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana. De joven le gustaba cantar, emoción que siempre compartía con sus amigos, pero que después le salvó de muchos apremios económicos, pues para ganar el pan y completar el presupuesto familiar, tuvo que hacerlos en las iglesias católicas en matrimonios y otros eventos religiosos, acompañado al órgano unas veces por el P. Jesús García, Silvino Treceño o por el padre Julián Ezcurra. Cuentan que su voz semejaba a la de un tenor, que apoyado por su guitarra, mandolín o violín, parecía atraer a los ángeles del cielo.

En junio de 1963, poco antes de la fiesta de San Juan, en un bar de la calle San Martín, junto con otros cuatro jóvenes e inquietos escritores (Róger Rumrrill, Javier Dávila, Teddy Bendayán, Manuel Túnjar y el periodista Isaías Gómez Linares) fundaron el Grupo Literario “Bubinzana”. “Como grupo literario –dice el propio Jaime Vásquez en un artículo titulado El Grupo Literario Bubinzana publicado en Kanatari No. 1127 del 23.04.2006- nos propusimos crear una literatura nueva en Loreto tomando como punto central al hombre y sus problemas, incidiendo sobre el neorrealismo, es decir, los problemas del hombre de la ciudad”.



Inició su carrera profesional en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, ejerciendo el cargo de catedrático en las especialidades de Filosofía, Historia y Geografía. En esta misma casa superior se jubiló el año 1987. Posteriormente se dedicó a ejercer funciones como Director de la Escuela Superior de Música “Lorenzo Luján Darjón” de Iquitos, profesor de la Escuela de Bellas Artes “Víctor Morey Peña”, profesor de Filosofía por espacio de dos años en la Universidad Particular de Iquitos, entre otras. Su trabajo como reorganizador de la sociedad judaísta en Iquitos fue decisivo y gracias a él, hoy en día esta institución se encuentra muy consolidada.

Fue el único que llegó a escribir más novelas que otro escritor del mismo género en la Amazonía, entre ellas “Río Putumayo” (1ra ed. 1986, 2da ed. 2007) “Cordero de Dios” Primera parte (1989), “Cordero de Dios” Segunda Parte (1991), “Meditaciones del Hambriento” (1993), “La Guerra del Sarjento Ballesteros” (2006) y el libro de relatos “Kontinente Negro” (1998), entre otros que se encuentran inéditos.

El año 2004 la Municipalidad Provincial de Maynas le entregó las “Llaves de la Ciudad” por su invalorable aporte a la cultura amazónica.

A la 1.55 de la madrugada del 19 de enero, a la edad de 72 años, falleció repentinamente víctima de una insuficiencia respiratoria.

Link: Moisés Panduro también rindo un exaltado homenaje a Vásquez Izquierdo en Pro & Contra

Foto1: Jaime Vásquez (extremo izquierdo) junto a Alejandra Schindler y Humberto Morey.

Foto2: En una de las variadas reuniones literarias amazónicas
.

10 octubre 2007

AVES DE PASO

En el fragor de la batalla, nos sentamos frente a la pantalla. Miramos fijamente el teclado. Pensamos. Cerramos los ojos. Imaginamos las cosas que dirán de esto. Imaginamos las cosas que dicen. Imaginamos que habría que tomar por asalto cada palabra que de nuestra carrera implacable contra el impecable blanco del ordenador podemos destruir. Destruimos el tedio. Destruimos la rutina. Destruimos la cotidianidad.



Pero el tiempo lo destruye todo.

Porque creemos que debemos hablar todos los días de lo mismo: violaciones, desviaciones, tragedias personales, tragedias colectivas, el precio del pan, el alza de la leche, el maldito gobierno, el maldito presidente, el maldito hijo de perra que no nos cae bien y al que debemos destruir, al que debemos joder porque nos cae mal, porque nos ha mirado mal (o porque no nos ha mirado). Creemos que debemos hablar, como insignes bustos parlantes, de potos, tetas, torsos, pelvis, de culos (grandes, pequeños, caídos) y nos debe importar como asunto de la más alta prioridad universal con quién se acuesta fulanito, a quién seduce menganita, por qué se comporta así zutanito. Y debe aparecer siempre en nuestras páginas el último dato sobre Alan, Toledo, Humala, Rafael Rey, el “Chemo”, Pizarro, Paolo Guerrero, la Tula o “Brad” Pizza.

Porque, definitivamente, nos vamos para arriba con nuestra tele, con nuestro estéreo, con nuestra motito y luchamos por la lap top, por salir en 2Night, por viajar a Miami, por tener nuestra USB de 4 gigas, por comer en el Fitzcarraldo, o “pechar” a todos los habladores que aunque les invites igual rajan, a todos los cobardes que te saludan con abrazo y después, por lo bajo, te destruyen con su lengua infecta (o creen destruirte, los pobres). Y escoges un lindo trabajo, una casa decente, una linda familia, un prestigio “intachable” y, claro, también ganamos plata, queremos ganar plata, nos desesperamos si no tenemos plata, nos desesperamos si nos dicen que mañana nos quedaremos sin plata. Y porque la plata vale como el oro y mejor que la brillantina y mucho más que el orégano, pero mucho menos que la dignidad, la libertad y la paz interior de los demás.

Porque el tiempo lo destruye todo, incluso aquello que fervientemente deseaste que se destruyera en los demás. Porque siempre escupes al cielo y siempre la vida se encarga de colocarte en la exacta dimensión que te corresponde.

¿Qué somos, amigo editor?

Somos aves de paso, compañero de ruta.

Somos gente que camina, que calla, que come lo que puede y siente lo que no debería. Que vive esperando que llegue todo aquello que dio inicio a esta columna, que vive pendiente de todo aquello que dio inicio a esta columna, que vive despreciando o aborreciendo todo aquello que dio inicio a esta columna. Pero no se acuerdan que quizás Dios – si existe – también está enfermo de toda esta carga de empequeñecida humanidad de la cual hacemos misérrima gala.

¡Como si en verdad importara esa bagatela ordinaria y los gritos histéricos de los fariseos!

Somos aves de paso, que nos damos cuenta cuando aquello que se supone debe vivir para siempre, que debe perpetuarse más allá de nosotros, que debería enterrarnos en paz, se esfuma en medio de la nada.

Recién después del caos, sabemos que existe algo importante que se llama muerte. Que se llama falibilidad. Que se llama equivocación. Que se llama inevitabilidad. Que se llama vulnerabilidad. Que se llama dolor.

Ellos no lo saben y no les importa. Pero deberían.

Porque recién cuando el destino nos golpea sin misericordia recordamos que existe la poesía, los amaneceres, los verdaderos amigos, las mujeres hermosas, las madrugadas plácidas, los helados de aguaje, el vino a la luz de las velas, los amores platónicos, los hombres extraordinarios, el cine, las canciones de Miguel Bosé, los conciertos de Soda Stereo, las miradas constantes, los domingos en la playa con quien te acaricia la cara, escribir hasta que ya no te queden fuerzas, editar hasta que todas las noticias se hayan cubierto, los e-mails de Miami, las noticias de mamá, el súper retrato de tu padre en tu oficina, las enfermedades curables, los problemas resueltos, él que correteaba indómitamente en el vientre de tu mujer, él que era el único que de verdad importaba.

Eso somos, amigo editor, que sabes de ires y venires, que has cabalgado en todos los pros y contras de este trayecto. Aves de paso. Aves de fuego. Aves que se van extinguiendo en materia pero que, a veces, raramente, siguen volando seguras, espectacularmente justo hacia el centro del sol.

Aunque el tiempo se encargue de arruinarlo todo y haya cosas que en verdad no valgan la pena, los bebés pájaros siempre podrán volar. Porque son bebés pájaros y ellos, como los niños, siempre irán al cielo. Claro que sí. Siempre.

La vida continúa, felizmente, Potrillo.

04 octubre 2007

LUCHO HERNANDEZ "THE KID"

30 años después de su muerte, el legado poético de Luis Hernández Camarero (1941-1977) está más sólido que nunca.

Dicen que soy un soñador que sueña
y otros dicen de mí
Adiós
me voy a otro lugar

Y si la tristeza me alcanza
Y si la tristeza me alcanza

me cubriré con el agua de la mar
Y no he más de morir

Y no he más.


Sigues vivo, Luchito. Sin duda alguna

Link: Página de la PUCP dedicada a Luchito The Kid
Link: Una crónica de Beto Ortíz en Perú 21

06 septiembre 2007

UN DIA PERFECTO

Ese es el título de un cuento que escribí en un momento límite, valoro bastante y algún día - ojalá - se los postee.

Este es el nombre de una de las mejores canciones del underground de gran corazón Lou Reed.

En dicha canción está inspirada la que, a mi modesto gusto, es la mejor escena de la mejor película de Danny Boyle, Trainspotting.

Y esta es la canción que ha resonado como una lluvia de truenos y centellas luego de la muerte del más encantador y vital de los tenores mainstream de los últimos tiempos, el
caro Luciano Pavarotti. A perfect Day, en un dúo insuperable.



Y, a propósito, los dejo con una de las escenas-de-pelis-de-mi-vida (grande Mc Gregor)




Como ven, la magia existe y trasciende a la muerte. Tú lo sabes más que nadie, maestro rock&opera

28 agosto 2007

PACO UMBRAL, EN EL RECUERDO

Paco Umbral ha muerto, anoche a los 72 años, en una clínica de Madrid. La noticia me entristece y consterna tremendamente.



Fue un grande, y tuvo el privilegio de que su afilada prosa estuviera definida por el carácter personal y la vocación incendiaria de su excepcional inteligencia. Recibió el premio Cervantes y el Príncipe de Asturias y también el aplauso de cientos de miles de lectores, así como el denuesto de algunos poderosos y de varios egos sobredimensionados.

Escribía regularmente en el diario
El Mundo y lo hizo incluso hasta cuando ya no le quedaban muchas fuerzas físicas para seguir. Fue una autodidacta de la palabra, un fiero defensor de la justicia, la verdad y la libertad y un tipo dominado por el sentimiento y la emoción, que supo impregnarle directamente a sus libros. Lo curioso es que Umbral solo estudio en un colegio entre los diez y los once años, de allí lo expulsaron y nunca más volvió. Afortunadamente, porque gracias o precisamente debido a ello creció en el la rabia y la ternura para escribir y convertirse probablemente en una de las voces más lúcidas y desgarradas de España del siglo XX (y parte de este s XXI).

Umbral era un promiscuo de la palabra, con casi 100 libros en su haber. Balada de Gamberros (1955), El giocondo (1970), Las ninfas (1975) y Madrid, tribu urbana (2000) fueron algunos de sus importantes contribuciones. Sin embargo,por encima de todo, era un gran articulista, un fenomenal analista de opinión, un comentarista intenso y hasta desmesurado. Su faceta de polemista, le trajo, claro que sí (sobre todo en un mundo de gente tan estúpida y poco tolerante), procesos judiciales y ataques mortíferos en su contra. Y la fuerza del carácter que tenía era inquebrantable. Nunca calló nada de lo que quería decir, e incluso algunos creen que pudo haber forjado una mejor obra literaria, sino hubiera tenido que estar constantemente en los medios de comunicación. Ello, obviamente, es absolutamente cuestionable, sin embargo, nadie discute que el valor superlativo de su palabra ha contribuido enormemente a la literatura y el periodismo de habla castellana.

Ahora que se ha ido, queda flotando en el aire y el linaje de su apelativo queda como única y acaso última esperanza de aflorar el genio creativo que algunos no hemos logrado asir. El gran enigma de este oficio le debe un profundo reconocimiento.

Adiós, Paco querido, maestro y guia, triste salvaje de gran corazón.

26 abril 2007

WATANABE (IN MEMORIAM)

El miedo circulará siempre en mi cuerpo
como otra sangre.
Mi cuerpo no es mucho.
Soy
una palada de órganos enterrados en la arena
y los bordes imperceptibles de mi carne
no están muy lejos.
A veces sueño que me expando
y ondulo como una llanura, sereno y sin miedo, y más grande que los más grandes.